One Shot Victor Fries

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Escribo esto mientras espero a que los del cine se dignen a empezar Star Wars.

Dedicado a Ticci-M, lovyu.

Cecil se quejó sonoramente por sexta vez recostada sobre el sillón con un enorme abrigo con el que se tapaba, puesto que se encontraba en el lugar creado especialmente para Victor Fries, su mejor amigo, el cual se encontraba en el congelador del restaurante abandonado que habían conseguido tiempo atrás, que ahora se trataba de su hogar. Fries suspiró y volteó a ver a su amiga.

-No deberías estar tanto tiempo acá, vas a resfriarte incluso con ese abrigo – le dijo un tanto preocupado de que ella siempre tuviera que estar con él tanto tiempo por la condición que le fue otorgada en Arkham; Cecil solo suspiró.

-Soy una velocista, no me voy a enfermar – dijo, y nuevamente se quejó.

-¿Qué sucede?- Fries dejó su trabajo y se acercó a ella –

-La pista de hielo que amo está cerrada por remodelaciones, ¡en plena Nochebuena! – hiso un puchero y lo miró – quería patinar un poco antes de la cena, lo hago desde años.

-¿Por qué no vas solo a otra pista? – le interrogó apoyándose en el respaldo del sillón mirándola. – Todas están abiertas en esta fecha, menos esa al parecer.

-No sería capaz, he ido a esa pista desde que soy pequeña – contestó ella haciendo una mueca y comenzó a levantarse sin soltar el abrigo – Ya casi es noche, prepararé la cena.

Dicho esto se levantó y salió del lugar con un semblante de tristeza y decepción mientras Fries la miraba preocupado. Se quedó en su lugar unos segundos pensando en la situación y sin esperar más se vistió con su traje que le permitía estar fuera de su clima apropiado, su arma y salió de casa sin ser visto por ella.

Cecil se encargaba de preparar la cena lentamente y sin la emoción que generalmente tiene, aunque pudiese terminar todo en tan solo cuestión de segundos no se vio con el deseo de hacerlo. El no poder patinar en aquella pista de hielo a la que iba desde años atrás le quebró lo suficiente para sentir que esta Nochebuena no estaría completa.

Se sobresaltó cuando unas manos se posaron en sus ojos y sintió el frío de estas recorrerla, ella suspiró tratando de sonreír con una gran bandeja de patatas cocidas en sus manos.

-Ven, sígueme – dijo él, pero Cecil suspiró sin ganas.

-Vamos Victor, ya casi es la cena – se volteó a verlo y lo rodeó dejando las patatas en la mesa.

-Anda, será rápido, es un regalo – esto atrajo la mirada de Cecil a él y sonrió – Por favor.

Cecil rió envolviendo la bandeja de comida con aluminio y se dirigió a él para luego asentir con la cabeza, Victor sonrió y la tomó del brazo hasta un auto. El viaje fue divertido y de unos cuantos minutos hasta llegar al muelle de la ciudad, Cecil frunció el ceño con una sonrisa confundida sin saber porque le había llevado hasta ahí.

-¿Qué era tan importante para alejarme de mis patatas? – le dijo saliendo del auto.

Fries le aventó una caja de regalo con papel navideño y un moño amarillo en el centro, ella lo miró confundido y abrió la caja, para encontrarse dentro de ella unos zapatos de patinaje en hielo pintados de amarillo con rayos rojos adornándole; ella sonrió con tristeza creyendo que se trataba de una mala broma.

-Eso fue cruel – le dijo tratando de sonreír lo más sincero que pudiera.

Victor rió y revolvió su cabello para luego apuntar con su mirada al lago de la ciudad, ella observó y sus ojos se iluminaron con una sonrisa enorme, al darse cuenta que toda el agua debajo y enfrente de ellos estaba completamente congelada.

-Sé que quizá no sea lo mismo a tu pista de hielo, pero creí que sería un lindo detalle – es lo único que alcanzó a decir Victor antes de que Cecil se lanzara a él en un fuerte abrazo.

-Gracias – alcanzó a susurrar.

Victor dudó unos segundos y finalmente la abrazó de vuelta con una sonrisa.

Cecil se separó y en unos segundos ya tenía puestos los patines, lo miró con emoción, Victor pudo descifrar su mirada y negó con la cabeza poniendo sus manos frente él, tratando de evitar lo siguiente. Fue demasiado tarde puesto que Cecil ya se encontraba en el hielo tomando la mano de Fries, el cual básicamente estaba siendo arrastrado en el hielo. Iba a quejarse, pero al ver la enorme sonrisa en la cara de su amiga solo decidió mantenerse callado.

-Feliz Navidad – pudo decir entre risas.

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