Ser útil para él.

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Lo había estado mirando por demasiado tiempo y él mismo lo sabía, era meramente que... Había llegado cierto punto en el que ya no podía dejar de observarlo, el muchacho contrario atrapaba su atención tremendamente, pero, ¿Qué era realmente lo que sentía por este mismo? Además claro que llegaba a un punto en el que no podía hacer más que observarle en silencio, intentando no parecer un acosador.

-Kiyotaka...- pronunció despacio al leer el nombre escrito encima del cuaderno que el mismo chico le había prestado el día anterior y para ese día descansaba encima de su mesa de trabajo, este chico había asegurado pasaría por él después de clases, lo que... Era en ese momento, entonces iría por su cuaderno, mientras tanto allí al muchacho de exagerado tupé no le quedaba más que, como antes... Mirarle, sólo mirarle.

En algún punto de segundo año de preparatoria él había comenzado a sentirse atraído por el tipo que durante todo ese tiempo había estado gritándole que no corriera en los pasillos, no entendía el porqué, tal vez era por la apariencia de este mismo, que a decir verdad no estaba "tan mal" (¿Qué clase de manera despectiva de referirse a alguien era esa?) porque de actitud él era un chico demasiado complicado... Por su parte Mondo ni siquiera estaba seguro de lo que sentía.

-¡Oye!- sacándole de sus pensamientos sintió como era que le golpeaban en la cabeza con un libro, levantando la mirada para toparse con los ojos grises y el cabello anaranjado rojizo de Leon, quien acababa de propinarle tremendo golpe con ese libro –Deja de mirarlo, pareces un pervertido, podrás verlo todo lo que quieras cuando lo acompañes a casa...- el chico en tono de broma agregó mientras Mondo sobaba su nuca, en verdad que ese había sido un golpe mucho más fuerte de lo que él se hubiera esperado. Para ese momento el muchacho estaba en cuclillas aparentemente acomodando sus cosas debajo del escritorio en su maletín y así se ahorraba la molestia de tener que agacharse para hacer ello... Eso o era demasiado torpe como para notar podía simplemente tomar el maletín y tampoco tendría que estar en esa posición que si bien no era incomoda a Oowada se lo parecía.

-...No lo estaba viendo y no tengo un maldito porqué para acompañarlo a su casa...- pronto el motociclista aseguró, tal vez después (en un tal vez que recaía demasiado en el "sí") podría cobrarle a Leon aquel golpe, por ese momento sentía que no quería meterse en problemas... Todavía más porque meterse en problemas significaba llamar la atención del chico de cabello negro... Pero de manera negativa.

-Como digas...- La sonrisa no se borraba del rostro de Kuwata, ¿Y desde cuándo era que Mondo se había vuelto tan obvio al ver a este muchacho? -... ¿Eso no es lo que hacen los nov...?-

-Cállate Leon- le interrumpió, no planeaba dejarle terminar esa maldita palabra con la cual lo habían estado molestando las últimas semanas -¿No deberías haber recogido tus cosas para largarte a tu casa o algo?-

-Voy allá...- con esta misma sonrisa el beisbolista sacó la lengua mientras levantaba el libro con el cual antes le habría dado aquel golpe, parecía increíble pero sí, todo lo que ese día había llevado a la escuela era ese libro. Por su expresión parecía divertirle mucho el molestar a Mondo, era que en alguna parte de su cabeza el interrumpirlo mientras miraba a "su chico" y ver cómo se desesperaba por colocar toda su atención en él de nuevo era divertido, mucho más cuando Mondo se esforzaba demasiado por ocultar sus muy obvios sentimientos –Oe Mondo... Creí que Makoto era el único estudiante afortunado...- el beisbolista llevó su mirada hacia el chico de cabellos castaños, quien le sonreía a Maizono, su compañera, los dos parecían bastante ocupados con su conversación, y, más que ocupados entretenidos.

-¿Eh?- Mondo levantó su mirada hacia su compañero, ya había aceptado que el librarse de él no iba a ser tan fácil.

-Pero mírate...- a modo de respuesta su amigo dijo, inclinándose un poco para darle un codazo -¿No eres afortunado también por tener a un chico como él?- levantó una ceja, guiñando un ojo, vaya que Leon podía ser una persona verdaderamente odiosa si se lo proponía.

Arrancacorazones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora