Capítulo XII: Un Largo Camino

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"Mira Mittens, tenemos visitas" dijo la señora a su gato.

"Ah si, disculpe, ya nos íbamos" le dije nervioso.

"Oh no, ya están aquí,¿no les parece grosero marcharse?"

-¿no le parece grosero encerrarnos?- pensé "miré, estamos muy apurados ahora mismo, si usted pudiera—"

"¡NO!" Gritó la anciana, con tal fuerza sobrenatural que casi me deja estampado en la pared. "¡Ustedes serán mis huéspedes, lo quieran o no!" Después de esta afirmación, la muy posible bruja se fue a hacer té.

"Uhh... Creo que tenemos un contratiempo" le dije a Iraida.

"Bueno, tenemos que salir" me dijo, señalando una ventana. En teoría es un buen plan, pero tomando en cuenta lo que hemos vivido hasta ahora, no estaba tan seguro.

Intenté abrirla con las manos, pero estaba atorada  de alguna forma. 

"Déjame intentar" dijo Iraida con uno de sus típicos cuchillos en la mano. Tampoco logró nada.

"¡El té está listo!" Gritó la señora. 

"¿Ahora que?" Murmuró Iraida.

"¿Le seguimos la corriente?" Dije, más en tono de pregunta que de afirmación.

"Oh por favor, siéntese, siéntense." ordenó la vieja. Tomamos asiento en dos sillas de madera y una mesa del mismo material."sírvanse" dijo, trayendo tres tasas y tetera blanca.

-el té podría estar envenenado- pensé -podría ser una trampa-

"Oh no se preocupen jóvenes" dijo la señora mientras se servía té "sólo es un té de hierbas" y acto seguido tomó un buen sorbo. A pesar de que el té estaba humeando y de haberse tomado media tasa de una vez, de alguna manera la anciana no se quemo los labios. Definitivamente esa señora tenía algo raro... Digo, además de ser una bruja.

Iraida tomó un pequeño sorbo de té. Tal vez la anciana solo quería  visitas por que se sentía sola. También tomé un sorbo y el té no estaba nada mal, para ser sincero.

"Y digame jóvenes, ¿que los trae por aquí"

Dudé un poco si decirle sobre los tomos, podría ayudarnos de alguna forma, pero tampoco nos convenía tener otro enemigo... De cualquier forma Iraida se me adelantó.

"Estamos buscando... Un tesoro." Le dijo a la señora.

"Oh, interesante..." Respondió, mientras se servía mas té "¿Que tipo de tesoro?"

"Aún no lo sabemos" respondí "pero tenemos el mapa"

Escuché que murmuraba algo, pero no pude distinguir que.

"Por favor, esperen aquí un minuto" dijo, y rápidamente se metió en la cocina, seguida por su gato.

Probablemente era el momento de salir volando de la casa e irnos lo más lejos posible, pero había algo en esta viejita solitaria que me daba algo de confianza.

Tras unos minutos la anciana salió de la cocina con un par de botellas y un trozo de papel en la mano.

"Muy bien, pueden pasar aquí la noche," dijo poniendo los objetos en una esquina de la habitación "Luego de eso pueden llevarse un par de regalos de mi parte."

"Uhh, ¿que clase de regalos?" Cuestionó Iraida. 

"No se apresuren, la sabrán a su tiempo." Fue la respuesta. Crucé la mirada con ella un segundo, claramente estaba algo dudosa, pero una vez mas, toda la ayuda es bienvenida.

Miré por la ventana. Ya estaba anocheciendo, y la idea de dormir en una cama me gustaba bastante.

Terminamos el té y fuimos a un cuarto del segundo piso que nos mostró la bruja (a estás alturas, ya no había duda que era una bruja, digo, es 100% cliché y dudo que esas botellas fueran de jugo de frutas.)

A la mañana siguiente nos marchamos, no sin antes despedirnos propiamente.

Empecé a pensar que podríamos encontrar... Tal vez una mazmorra olvidada, o un castillo en ruinas... O algo mas aterrador...

"Silencio" murmuró Iraida, deteniéndose en seco.

A pesar de que no sabía porque nos deteníamos, aprendí por las malas que es mejor darle la razón a Iraida, a menos que quieras morir, claro.

En la claridad de la mañana, no se escuchaba más se el canto de los pájaros.

"Al suelo" ordenó mi compañera.

"Qu-" antes de que siquiera pudiera terminar la frase, una planta, de al menos un metro y medio bajo del árbol, lo último que vi fueron las espinas de la probablemente asimilando dientes.

Oscuridad. Eso fue todo lo que pude ver... (Además de algunas criaturas muertas, pero mejor no describir demasiado) Estaba a punto de ser digerido por una planta, después de todo por lo que pase? Obviamente no.

Iraida clavó varios cuchillos a la criatura, milagrosamente sin lastimarme. Una vez libre, Iraida me dio el respectivo regaño.

"La próxima vez, mas te vale hacerme caso idiota."

"Gracias" le respondí riendo. "Pero no creo que haya próxima vez."

Y luego exploté.

Fin

Que no, que es broma.

Claro que casi muero un par de veces por el camino, pero creo que ya se le olvidó. Llegamos al lugar indicado sin demasiado problema.

"Llegamos" dije sosteniendo el mapa.

frente a nosotros yacía... Nada. Seguíamos en un bosque en medio de la nada, sin embargo, ya estábamos dónde supuestamente encontraríamos el tomo III.

"¿Que?" preguntó Iraida.

"¡P-pero es aquí!" le dije nervioso "¡Tiene que ser aquí!"

"¿Hace falta que diga que estamos en medio del bosque?" dijo, igual de carismática que siempre.

Estaba oscureciendo y pelear no iba a ayudar, por lo que pasamos la noche allí.

No pude dormir demasiado, no paraba de pensar que el mapa nos había llevado a ninguna parte.           -quizá ya lo encontró alguien mas- pensé -o quizá sigue escondido-
-o el mapa era una trampa, para hacernos perder tiempo, mientras la verdadera pista sigue oculta...-

definitivamente, aún teníamos un largo camino por recorrer.

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⏰ Última actualización: Dec 05, 2018 ⏰

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