Capítulo I: El Mensaje En La Botella

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Estaba acampando en medio de una gran planicie cuando me di cuenta que me estaba quedando sin agua. Recogí mis cosas y me dispuse a continuar con mi vida de nómada en cuanto encontrara algo de agua.

Encontré un lago cristalino luego de unos minutos de andar. Saqué una gran botella de mi mochila y la llené.

-Que raro-pensé -ya es raro de por sí encontrar un lago del que se pueda tomar, y este además está tan... Limpio...-

Mi botella estaba llena por lo qué la cerré. Estabá apuntó de irme cuando ví una botella en el fondo del lago (tipico) y parecía tener algo adentro.

Me ganó la curiosidad, así que dejé mi mochila y me metí al agua.

Tomé la botella y salí del agua a reclamar mi premio, dentro había una especie de contenedor metálico rotulado "Tomo I". como tenia una tapa, decidí removerla. 

Dentro había otro conten... Nah, es broma. Había un trozo de papel, tenia algo escrito en tinta, me disponia a leerlo cuando escuché el silbido de una flecha pasar junto a mi.

"¡No tu otra vez!" Grité. Escuché el bufido de un toro a lo lejos; esa era mi señal de escape.

Recogí mis cosas y corrí lo mas rápido que pude sin siquiera mirar cual era la fuente del sonido, solo corrí en la dirección contraria a donde provenía , intentando perder a la bestia que me perseguía. 

Ví un bosque frente a mi, y no dudé en entrar corriendo. Me escondí detras de un par de árboles y supliqué que no me viera. Después de un rato decidí asomarme. Muy mala idea: frente a mí yacía una criatura que se asemejaba a un híbrido entre humano, caballo y toro. Estaba en cuatro patas, las traseras eran las de un caballo, las delanteras la de un toro, y de donde debería haber estado la cabeza algo similar a un humano, pero solo de la sintura para arriba. En sus manos llevaba un arco y en su espalda un carcaj.

De un momento a otro la aberración me volvió a ver, volví a mi escondite rápidamente, con el corazón en la garganta, sin mover un músculo, deseando que no me hubiese visto.Escuché el sonido de unos cascos alejarse, por lo que supuse que estaba a salvo. 

Caminé un poco y luego decidí acampar en un claro ya que estaba oscureciendo.

Cuando ya estaba todo listo recordé la botella y el trozo de papel. Rápidamente rebusqué en mi mochila hasta que lo encontré.

Decidí leerlo antes de acostarme a dormir.

La Última EsperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora