24 de Diciembre

741 65 3
                                    


Ahora no estaba tan seguro de lo que estaba haciendo ahí, bajo esa mirada acusadora y esa boca que mascaba chicle como si fuera una vaca comiendo pasto, quería dar un paso atrás y retractarse, pero Eren Jaeger no es un cobarde, ahh no señor, claro que no. Y a sus dieciséis años y cursando primer año de preparatoria lo tenía bien claro.

— ¡DEME ESTOS!—Grito, oh vaya que grito haciéndole caer una cajetilla de tabaco a una anciana con dientes amarillentos

— ¿Cuáles?— pregunto la chica con todo el tiempo del mundo por delante mientras enarcaba una ceja escudriñando el rostro rojo del castaño

—E... estos—su valentía se esfumo con la simple pregunta de la pelirroja y con mucho esfuerzo se atrevió a señalar con un dedo tembloroso a una de las cajitas de colores que había puesto la joven sobre el mostrador

— ¿Con lubricación extra?— la anciana volteo a ver al castaño que no paraba de sonrojarse mientras la chica continuaba mascando la goma

—S... si...—soltó tímidamente, el varón que había entrado hacía más de 20 minutos por la puerta de esa farmacia se había evaporado desde que pregunto por los malditos condones

Nunca se imaginó que algo tan sencillo podría volverse tan complicado; y eso que lo había ensayado en su casa, frente al espejo, entraba pedía condones, pagaba y salía, sonaba simple, muy simple a decir verdad pero... esa fue la peor de las torturas, la peor de todas... porque justo en esos lugares ¿no atendían hombres?... y surgía la más grandes de las interrogaciones del mundo... ¿Porque diablos ponían a una mujer a atender justo esa sección? Acaso, no sería más sencilla la vida de cualquier adolescente inexperto a la hora de pedir... pedir ¿condones? Todo seria confidencial, quedaría en complicidad... pero no. La mirada de la pelirroja, esa sutil sonrisa, ese brillo en ese par de ojos avellana... la maldita lo estaba disfrutando.


La Primera Navidad //ERERI//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora