Nota: Ahí va mi primer poema. Yo no quería, pero me habéis inoculado el virus de la poesía, malditos seáis.
¿De dónde soy?
¿Cuál es mi territorio?
¿Es quizá el de las flores árticas
creciendo en las blancas soledades?
¿Podría ser la marcha vagabunda,
los ojos llenos de pasados deslumbrantes?
O el canto de los bosques,
la armonía de las cascadas y los ríos...
¿Sería el de la antigua y sonrosada aurora,
el contento del día,
la sonrisa aceptante?
¿O más bien la noche lunar y plateada
hiriente, las alas desprendidas?
Supongo que es posible encontrarlo
en un lugar en llamas,
poblado por cien conos
y chimeneas volcánicas,
pero también en una estepa
asoleada y triste, y solitaria.
Sé que no es
el de los bailes prisioneros,
las noches de neón,
la mente ciega, olvidada y ausente.
Mejor el de las horas sudorosas,
las manos ocupadas y sangrantes,
los pedazos de cielo reservados al sueño.
¿Es el terreno del corazón iluminado,
de las miradas únicas,
de los éxtasis dobles?
¿O tal vez está abajo,
en los abismos, el desgarro,
en los desiertos de los abandonados,
de los rotos e inhábiles para el amor?
Quisiera definir mi círculo y mi casa,
tener claros mis vientos
y mis tempestades...
Porque no puedo escribir
un poema sin raíces,
sin encontrarme antes el centro.
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El Vigilante del Tiempo
PoetryAquí encontraréis todos los posos sentimentales que el tiempo va dejando en el fondo de mi alma.