Una casa

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Hay una casa raramente etérea,

circundada de iris y de hilos de agua,

mecida por el suave murmullo de los ríos,

suspendida sobre la vertiginosa cascada,

la última casa de la tierra.

Una casa donde habitan los sueños imposibles,

llena de melodías que resuenan

acariciando sus cristalinos ventanales,

artísticamente ornada por volutas de hiedra.

Su halo de misterio y maravilla

se extiende hasta las aves del ocaso

para que vuelvan a cantar

en los recios y antiguos tejados azules.

En su interior traslúcido,

los espejos reflejan un delicado rostro

gravemente absorto en su quehacer poético,

respirando la atmósfera

poblada de fantásticos seres,

ansiosos por habitar las hojas perfumadas.

Descienden, minúsculos y alados,

aferrándose a sus cabellos,

jugueteando en sus hombros,

invitándola a acompañarlos

hasta los bosques blancos.

Ella se hacía preguntas sobre los constructores,

sobre el tiempo incrustado en las paredes,

sobre la sima

y su espacio profundo velado por la niebla.

En el centro del sueño,

¿qué espera, inquieta?

¿Presiente acaso que quien debe venir

fue arrebatado por el huracán de los años

y arrojado contra los arrecifes de las últimas islas?

El Vigilante del TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora