La lujosa camioneta negra se estaciona frente al enorme edificio. De nuevo llegando a donde el ruido era más fuerte, donde mocosos lloraban porque algún otro lo golpeaba "bobos" decía repetidamente la voz en su cabeza o cuando su madre los iba a dejar.
—Bien Rich, Nana vendrá por ti como todas las tardes, ¿bien? — dijo su padre mientras abría la puerta del auto y bajaba al menor para luego cerrarla y tomar al pequeño de la mano para dirigirlo a la entrada de la escuela —¿te portarás bien? —
Richard hizo una mueca, él siempre se portaba bien, siempre y cuando no apareciera ÉL, que por cierto no se había aparecido en su cabeza en todo el camino, optó sólo por asentir alzando sus hombros.
—Bien, nos vemos en la noche— besó su mejilla y se fue del lugar dejando al pequeño entrar a la gran institución donde lo único que hacían era beber leche, galletas, dibujar y a veces enseñarles a leer y escribir.
—¡Richard! — Saltó de emoción a sus brazos un niño de cabello café cacao, ese niño desde que Richard había entrado a la escuela se la pasaba con él, escuchándolo y haciéndolo reír.
—Hola Grayson— saludó Richard recibiendo el abrazo del mayor, por alguna razón su amigo no decía nada cuando estaba con Grayson, no dijo nada desde que Richard se golpeó en la cabeza tratando de calmar los gritos que daba ÉL debido a que Richard se había negado rotundamente a dejar de hablarle a Grayson, ese día había acabado en el hospital.
—¿Cómo estás, pequeño pedacito de cielo? — preguntó Grayson. La verdad era que él era por meses mayor que Richard y a pesar de eso, Grayson le trataba con mucho cariño al pequeño castaño, porqué así era Grayson, demasiado tierno,
—Bien. — respondió dando apenas una sonrisa, estaba cansado y no tenía ganas de mucho, ese día no podría seguirle el ritmo al pequeño niño alegre de Grayson.
—¿En verdad estás bien? Pareces un panda— se acercó y acaricio su mejilla —Un bonito panda— al parecer para Grayson, Richard aún con las bolsas y los círculos negros alrededor de sus ojos seguía siendo bonito.
Richard negó con la cabeza —No es nada, no había podido dormir, pero ya me dejarán hacerlo— a nadie le había contado de su amigo ya que a nadie le importaba sus actos, total "son cosas de pequeños" o quizá eso pensaban, siempre que hacía travesuras sus padres decían eso.
—¡Oh! quizá trapo no te ha dejado dormir— sonrió Grayson al recordar al bello gato color dorado de ojos color miel, era muy lindo y muy tierno.
Richard sintió una punzada en su pecho, ¿sería buena idea decirle que lo mato? No, es mala idea hacerlo.
—No, no ha sido él— contestó sin expresión alguna negando con la cabeza.
—Bien chiquitos, vamos a tomar sus cuadernos de dibujo, empezaremos con ejercicios para mejorar la escritura— ordenó la profesora con voz dulce a los pequeños niños quienes hicieron caso en cuestión de segundos.
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El carro rojo, el mismo carro rojo estaba parado afuera de la institución, un señor de cabellos negros con unas pequeñas líneas blancas en su cabello, un traje de oficina, mientras se mantenía recargado en el automóvil esperando a alguien.
—¡Papi! — corrió entonces la personita de cabellos negros y brillante.
El señor se colocó en cuclillas atrapando en sus brazos el pequeño cuerpo —Minhe— la cargó y besó su mejilla —¿Cómo te ha ido? — preguntó llevándola adentro del auto, pasando por su cuerpo el cinturón de seguridad, la amaba, ese señor amaba a su hija con todo su ser.
—¡Richard! — le gritó su nana desde la acera haciendo que la escena que observaba desapareciera de repente de su vista, enfocándose sólo en aquella chica.
—De nuevo esa gorda— reprochó la voz en su cabeza sonando molesto.
La mujer se acercó y tomó la manita de Richard mientras caminaban, dirigiéndose a su hogar.
El castaño caminaba dando saltitos, sacaba la lengua a cada una de las personas que pasaban a su lado y a otras les hacía viscos, a otras se reía de ellas sin razón alguna, parecía burlarse de ellas y eso le causaba incomodidad.
—Bien, ¡para Richard! — regañó jalando la mano del castaño con fuerza, pero este hizo caso omiso —¡Te he dicho que pares! — Richard continuaba haciendo esos gestos raros sin hacer caso a lo que la chica ordenaba —¡Richard! — lo jaló de una manera brusca haciendo que su hombro tronara.
El pequeño castaño torno su mirada a una de terror, le había dolido eso, ¿Acaso no podían entender que no era su culpa comportarse así?
Pues no, para todos Richard era un niño problema, un niño que estaba mal educado, pero si esas personas supieran que la verdad. Richard luchaba por quedarse quieto, por callar de una jodida vez esa maldita voz que lo atormentaba a cada rato.
Richard comenzó a llorar tallando sus manitas contra sus ojos —No, Rich, no llores...— trató de tranquilizar los llantos del menor.
El castaño se soltó del agarre corriendo directo hacía el otro lado de la carretera —¡Rich! — gritó la chica aterrorizada al ver como enseguida de este pasaba un auto, veía los autos pasar y pasar, no iba a poder detenerlo debido al tráfico que transcurría —¡Rich! — gritó la chica.
Más sin embargo el menor hizo caso omiso a los llamados de la joven chica que lo llamaba con insistencia.
Richard se dirigiría a su casa por supuesto, pero era algo que su niñera no debía saber ya qué, ella había sido la causante de su malestar o por lo menos eso le decía ÉL, qué se preocupará la muy estúpida.
Se encontraba en las raíces de un frondoso árbol al que solía ir con frecuencia para poder hablar a solas con su amigo. Mantenía sus piernas dobladas mientras escondía su carita entre ellas y escuchaba con atención las tontas pláticas sin sentido de su amigo y los murmullos, quejas y lloriqueos de demás voces.
—¿Estás bien? — escuchó entonces a su lado, una voz dulce, tan angelical.
Richard alzó la mirada encontrándose con una niña de piel blanca, cabellera negra, ojos grandes y una sonrisa muy bonita —¿Por qué estás llorando? Los niños no se ven bien así— sacó de su chaleco un pañuelo y se lo extendió al castaño quién la veía con alivio a los ojos, viendo la sonrisa tan pura que en su cara dibujaba.
—G-gracias...— lo tomó limpiándose torpemente la cara —Te gustó— insinuó la voz en su cabeza, Richard apenas era un niño de 5 años, ¿qué era eso del amor? ¿qué era eso de gustar? Richard negó con rapidez.
—No ¿Qué? — preguntó la niña con una sonrisa —Eres divertido— lo tomó de su manita —¿Cómo te llamas? —
Sintió sus mejillas arder, realmente la niña era bonita y le hacía ponerse nervioso —R-Richard...— contestó alzando su mirada, lamiendo su labio inferior. De repente esa niña se le hacía una persona peligrosa y las ganas de que esa sonrisa que ella formaba en su rostro desapareciera, lo carcomían. Su actitud cambió, una sonrisa ladina se le formó en la cara y ahora estaba firme, sin dejar que alguna lágrima saliese de sus ojitos. —¿Y tú? —
Minhe formó una sonrisa más grande, su inocencia no llegaba a sospechar sobre las cosas retorcidas que en ese momento Richard pensaba, en cambio, estaba feliz de ver que el pequeño ya no lloraba y que ahora sonreía —¡Minhe! Mi nombre es Minhe, Richard— extendió su mano en forma de presentación, el castaño la tomo y sonrió.
—¡Richard! ¿Sabes lo preocupada que estaba? No vuelvas a hacer eso— reprochó entonces su nana tomándolo del brazo, haciéndolo levantarse del suelo sin decir ni una sola palabra.
—¡Oiga! Tenga cuidado o le hará daño— reprochó la niña mientras veía la fuerza que ejercía la chica contra el pequeño brazo del menor.
—Ella no sabe lo que esdaño Richard— una sonrisa maliciosa volvió a formarse en su rostro al ver lacara de terror de Minhe, esa cara la volvería a ver, claro que lo haría.
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Mental illness.
Fanfic❝Estaba muy mal. Hablaba con alguien invisible, lanzaba cosas, peleaba, gritaba. Daba miedo. ‒Tuve días difíciles. ❞ ⒸBloodSweet. •••••••••••• ❀Historia Terminada❀ ❀No la adaptes, no copias parcial o completa de la historia. ❀Tema: Esquizofrenia. ...