Capítulo 9

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Para empezar tenía el borrador de esta historia desde diciembre y se me había olvidado. Lo sé soy horrible, pero es lo que hay. La verdad como much@s habéis supuesto no pensaba continuar con la historia. La razón es tan simple que es incluso patética. No sabía que rumbo iba a tomar la historia. Bueno, eso y que te terminado por fin bachillerato con buena nota y no se como sigo viva. Pero aquí os dejo este capítulo esperando que no me odieis mucho. Con amor y miedo por su cabeza
Milyy

Querer a alguien es como estar en el paraíso, feliz sin nada de lo que preocuparse , sin nada en lo que pensar aparte de la felicidad que te aporta y que alimenta tu alma. Pero , cuando ese alma muere, constigo se lleva parte de ti , arrancándote cualquier atisbo del pasado . Ledia lo sabía , y los gritos desgarradores de Raena lo confirmaban , lo peor. Los jóvenes muchachos colgados como premio de Theon Greyjoy anunciaban una guerra a la cual el fin no estaba puesto aún en el firmamento. 

Raena , la cual sentada junto a la ventana sentía su alma arrancarse del pecho , sentía el inevitable impulso de unirse a su muerto prometido y a los siete dioses saltando por aquella ventana . Lloraba , gritaba y negaba , todo en un círculo el cual sabía que no había escapatoria , ese no podía ser el fin , Bran , su amigo y prometido , al cual decidió entregar a una temprana edad toda su vida , había desaparecido de la faz de esa basta tierra . Las palabras de Ledia no surgían efecto y nada lo iba ha hacer , porque no eran dioses ,no eran inmortales eran personas y la realidad se le caía encima , como una cortina cuando la función se acaba , el cuento de hadas se había terminado. Solo una simple despedida , llena de esperanza quedaba en el aire , la esperanza de volver a verle , de casarse de tener hijos con pelo castaño y ojos verdes había desaparecido , de un momento a otro y Raena lo sabía , y eso le dolía. Y en sus últimos suspiros , antes de caer otra vez en los brazos de Morfeo , solo un deseo , en el cual declaraba y pedía un intercambio de situaciones.

-¿Donde demonios esta la pequeña prometida?- demandaba Theon en su banquete , el cual estaba repleto de maleantes apestosos y  cobardes a los cuales hacía llamar compañeros.

-En su dormitorio , señor.-

-Pues que baje , es una orden , no puede desobedecer al nuevo señor del castillo.

-¡Rena  no bajará!- respondió Ledia con rigurosa voz.

-¿Tu cállate zorra vieja , si digo que baje va ha bajar , y si digo que me haga una mamada a mi y al resto de mis soldados lo hará! ¿Lo entiendes?- La institutriz no dejó salir ningún sonido, y ante su respuesta Theon le apropió una bofetada-¿¡Lo entiendes!? 

-Como usted desee joven amo- la mujer ya con una mejilla hinchada y dolorida por culpa de esas manos callosas , respondió con desdén .

-Así me gusta , ahora ve a por ella que ya estás tardando- Theon , con su sonrisa estúpida y arrogante , sientiéndose orgulloso por aquella muestra de poder y junto a los impetuosos gritos de los hombres la despidió.

Ledia sabía de antemano lo que hacía la arrogancia y el alcohol en el cuerpo de un hombre, así que tomó una decisión que sin saberlo decidiría su destino. Con prisas corrió a la habitación de Raena, la cual dormida entre lágrimas despertó con los fuertes susurros de su comadrona.
-Raena, Raena ¡despierta, vamos levántate!
-Mmhh, ¿que ocurre?
-¡Corre, vístete!
-¡¿Qué está pasando, han atacado el castillo!?- Raena con ojos empapados de preocupación no dejaban de mirar a Ledia. Por su parte la pobre mujer no conseguía articular ninguna frase coherente. El miedo a ser descubiertas le impedía pensar con claridad, así que solamente se concentro en coger algunas pertenencias importantes de Raena y meterlas en una bolsa de cuero. La llenó con una bolsita de dinero, una capa, la daga que recibió a su partida de Dorme y sin duda lo más especial para su joven ama, su libro de cuentos.
-¡Ledia! - La voz de Raena la sacó de su estado de shock-.¿Qué estás haciendo?
-Theon demanda si presencia.-Raena guardó silencio -. Voy a mandarla de vuelta a casa, no permitiré que ninguno de esos sucios asqueroso pongan un dedo encima suya. Así que dese prisa porque ya conoce usted a Theon.
Raena asintió. Se puso rápidamente su más grueso y las botas. Cogió la bolsa que Ledia le pasó y su capa, y salieron con prisa de la habitación.
-Escucheme bien, mañana al alba estará a mitad de camino de Los Gemelos, busque una posada y descanse un par de horas y luego póngase en marcha lo antes posible. Al llegar a Los Gemelos se encontrará con el campamento de Robb Stark, pidele que te asigne unos acompañantes que te lleven hasta Piedrasviejas, allí estarán los parientes de tu madre. Con enseñarles la daga bastará. ¿Ententido?
Raena asintió con rapidez, sentía que eso era todo lo que podía hacer, asentir. Tantas cosas habían cambiado tan rápido. Pero no tuvo tiempo de lamentarse por su destino, su llegada a los establos la trajo de vuelta a la realidad.
-No debe de haber nadie, todos están en el banquete celebrando, pero por si acaso demonos prisa.
Ledia cogió a Sombra, una yegua madura y veloz. El pelaje suave que cubría su cuerpo era de color gris mientras que su crin era negra. Las patas eran robustas y su cuerpo era pequeño. Sin duda no era un animal hermoso, pero cumplía su función, ayudar a su jinete a ser el más rápido. Lo cual en el casi de Raena era indispensable si quería escapar.
La comadrona sabía que su tiempo se estaba acabando, así que con prisa ayudó a Raena a subirse a la yegua la cual irritada por la interrupción de su descanso, no dejaba de relinchar. Fue en ese momento cuando Raena se dió cuenta de que Ledia no pensaba acompañarla. Sin la necesidad de palabras, la mirada llena de miedo y dolor fue la despedida que Ledia le ofreció, antes de darle un golpe a Sombra en el muslo.

La incertidumbre llenaba su mente, mientras que el miedo se esparcia por su cuerpo. Con semblante decidido y gestos temblorosos dirigió sus pasos a la cocina. Cogió un cuchillo. Luego empezó a buscar entre los pequeños tarros que el maese utilizaba para sus medicinas. Cuando encontró lo que buscaba lo vertió en una de las últimas botellas de vino que quedaban. Volviendo ya al banquete escuchaba a los hombres reír y gritar. No iba a permitir que ellos impidiesen la marcha de Raena. En la puerta esperó que un criado saliera. Un joven mozo de cabellera rubia y ojos saltones llevando una botella vacía salió y fue cuando la mujer vio su oportunidad.
-¡Chico! - El joven se dió la vuelta -. ¿Dónde vas?
-A por más vino mi señora.
-¿Para quién?
-El amo Theon, mi señora.
-Ya no queda más vino, esta es la última botella. Así que llevársela y que nadie más beba de ella. No podemos permit que sea otro más que nuestro señor el que acabe con la última botella.
-Si mi señora, ¡gracias!
El muchacho sonriente se alejó de Ledia, contento por haberse ahorrado el camino a laa cocinas, entró en el salón.
El contenido de esa botella no mataría al traidor, pero lo dormiría el suficiente tiempo para que Raena llegue a Robb. Conociendo ya su destino, volvió a sus aposentos y se acostó esperando que el mañana sea un día soleado.

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⏰ Última actualización: Aug 09, 2018 ⏰

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Los bosques de Invernalia (Bran Stark x reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora