Dom love - Final +18

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El lienzo blanco de su pecho estaba estirado, sus perfectos abdominales marcándose elásticamente sobre el sillón de una curva convexa hecho a medida. En vez de un asiento normal, una simple loma relucía, obligándolo a estar tenso, dejando ver sus bien marcados huesos de la cadera, el cuerpo fornido de Hoseok descansaba boca arriba, algo incómodo pero totalmente expuesto. Sus manos estaban juntas y atadas contra el suelo al igual que sus pies, aunque éstos bien separados en cada punta. Todo a disposición de Changkyun, quien pasaba los dedos por el medio de su cuerpo, rodeando su ombligo con cuidado y siguiendo la linea hasta internarse en sus pezones.

— Estas bien, ¿no? Lo hice hacer a medida. Dime si te molesta la cabeza. — su voz gruesa y calmada erizaba los vellos del mayor. Agitado y a medio excitar, trataba de no forcejear con las ataduras. Su respiración le jugaba en contra y era complicado tomar bocanadas profundas porque su pecho no podía terminar de inflarse.

— Está bien. Se me van a acalambrar los brazos... — bufó frustrado, logrando una sonrisa a medias del menor. Enseguida un grito se atoró en su garganta. El castaño tiraba del aro de su pezón con fascinación. Hoseok se movió brusco y sus gemidos le obligaron a dejar de pensar. Odiaba no poder ver lo que el chico estaba haciendo. La expectativa lo asesinaba. Su cabeza daba hacia una pared y cuando la subía un poco solo llegaba a ver los brazos estirados contra su cuerpo.

— No dejaré que se te acalambren. — comentó enseguida, un líquido frío bajando por la carne de su entrepierna y empezaban a masturbarlo con lentitud. De arriba hasta la mitad y luego masajeando la cabeza. Changkyun decidió acomodarse sobre él, sentándose en su pecho, dándole la espalda para estar frente a su longitud. Caricias continuas mientras se frotaba contra su piel.

— Se ve tan delicioso. No tienes idea de lo hermoso que eres. — las mejillas del rubio se habían acalorado, no respondió en absoluto, a decir verdad con suerte podía respirar. Un jadeo se le escapó cuando sus testículos eran apretados y estimulados y el grito salió de forma explosiva cuando lo caliente y húmedo de la boca de Changkyun se hundió para saborear su miembro. Lo apretaba en su boca y con mucho cuidado decidió morder por un costado y el otro. Las lágrimas del rubio se atascaban, Changkyun le había pedido que no llorara o terminaría ahogándose y la diversión se iba a acabar pronto con lo cual Hoseok luchaba contra sus instintos de varios lados.

El castaño se dedicó a lamer y acariciar durante un largo rato, moviendo sus caderas contra su pecho, demasiado excitado por la vista. Sus mejillas rojas e infladas, probablemente Hoseok hubiese acabado de solo verlo.

— Esta tan gruesa. ¿Te gusta más mi espalda o mi rostro? — Changkyun preguntó suave pero ronco, no tenía idea cómo es que estaba controlando sus impulsos en ese momento. Su boca deslizándose para morder los huesos marcados, lamiendo el hueco y luego la cadera con devoción, esperando con ansias la respuesta.

— T-todo. Me gustas entero. — logró decir de a partes, su cabeza estirándose un poco más, sintiendo que iba a implotar en cualquier momento. Changkyun se permitió darle una risa algo aguda, se notaba que estaba avergonzado. Finalmente decidió salir de su pecho y con los pies sobre el suelo y cerca de la vista del rubio, comenzó a quitar sus prendas. Primero la camisa blanca de mangas arremangadas, luego el pantalón de cuero. Lentamente terminó de despojarse de todo, los ojos de Hoseok fijos en cada movimiento, no paraba de salivar, como un animal hambriento.

— Aguanta, conejito. Tengo que prepararte. Te corres demasiado rápido y te mataré si me dejas a medias. — en ese instante Hoseok comenzó a forcejear un poco, quería moverse. Lo veía así, hermoso, radiante, con la piel color miel brillosa por el sudor. Estaba desesperado y sus gemidos lo hacían notar. Agudos y sollozantes.

Changkyun por su lado comenzó a caminar a un mueble, tomó un anillo simple de metal. No quería torturarlo demasiado ese día, solo quería que aguantara más. Volvió para ponerlo a dónde pertenecía. Un quejido suave de parte del rubio le indicó que estaba cumpliendo su función.

The dom [Wonkyun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora