Al Otro Lado Del Rio [Especial De Navidad 2017]

1. ¿Que haces allá?.

En un pequeño pueblo ubicado en una linda zona montañosa, habitaba una pequeña familia de 3 personas: Un papá, una mamá y un hijo. El papá hace todo lo que los papás hacen: Trabaja, ayuda a reparar cosas, hace labores de papás; La mamá hace todo lo que las mamás hacen: Cocina, hace sus quehaceres, cuida a su hijo, hace cosas de mamás; Y el hijo, hace cosas como cualquier chico, juega, aprende, hace caso a mamá y papá, y hace cosa de hacen los niños.

El niño de llama Steven Universe, un nombre raro, él lo sabe, pero dice que es un apellido único.

El papá de llama Greg Universe, un hombre relajado que trabaja como trovador.

Y la mamá se llama Rose Cuarzo, una mujer hermosa, amable y una buena madre.

En los primeros días de Diciembre, Steven estaba con sus mejores amigas hablando en frente su casa. Sus mejores amigas eran Garnet, Amatista y Perla, ella eran unas chicas bastante peculiares. Solo jugaban con Steven y entre ellas mismas.

—...Y entonces esa cosa me mordió el brazo —Presumió Amatista, mostrando una fea herida que se la había hecho el perro más feroz del pueblo. Perla se asqueó por completo, Garnet se mostró curiosa y Steven se preocupó por su amiga.

—¡Amy, eso es tan asqueroso! —Chilló Perla volteando la mirada —Puedes tener una infección o una enfermedad grave —Añadió tras una pausa.

—¿De veras? —Amatista miró mas de cerca su propia piel herida —¡Bah! Me he echo peores cosas, esto es solo un rasguño.

—Deberías dejar que mi madre te cure, otra vez —Propuso el chico de cabellos rizados.

—Steven tiene razón, ese animal tiene rabia —Habló Garnet.

Amatista era hija de unos campesinos pobres. Perla era hija de un noble. Garnet era hija de unas granjeras. Todas eran amigas desde hace mucho tiempo, desde que eran unas niñas, Garnet era la mayor, Perla le seguía y Amatista y Steven eran los mas jóvenes.

—¡Steven! ¡Hijo! —Llamó Rose desde dentro de la casa.

—¡Estoy en la puerta, madre! —Respondió el chico. Rose llego con una cesta bastante grande y vacía.

—Allí estas, Steven necesito que vayas por bayas rojas, vi varios arbustos en la entrada del bosque —Ordenó y le dio la cesta. El chico se emocionó.

—¡Si! ¡Harás pastel de bayas! —Gritó y se levantó de su sitio —Chicas, vuelvo en un momento —Y con esto el chico de fue muy feliz a buscar esas frutas.

Rose sonrió para con su hijo, luego bajó la vista y pudo ver a Amatista molestar a Perla con su herida, de inmediato cambia su semblante a uno cansado.

—¿Qué te pasó esta vez? —Preguntó Rose.

—Me mordió un perro —Dijo como si nada. Rose dio un suspiro, podía creer posible que sus padres no se preocuparan por ella.

—Entra, voy a curar eso antes de que te infectes —Y no sólo Amatista obedeció, también Garnet y Perla entraron a la casa.

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Steven caminaba alegremente y había llegado al lugar que su madre le había dicho. El chico miró los arbustos llenos de bayas rojas y no resistió la tentación de comer algunas.

—¡Puak!¡Puf! ¡Asco! —Exclamó lleno de asco escupiendo lo que se había metido a la boca. Estaban agrias, y muy feas.

—¡Por las Diamantes! ¡No puedo creer que metí eso en mi boca! —Steven se limpió la lengua con su camisa y miró decepcionado a ese arbusto —Esperaban mucho más de ti —Y negó con la cabeza. Como si aquello pudiera responderle.