2. Me alegra volver a verte.

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La chica de vestido azul se asombró mucho por lo que dijo el chico de cabellos rizados.

—¿De qué estas hablando? ¿Por qué te interesaría liberarme? —Cuestionó la joven.

—Porque me caes bien y no quiero verte con moretones, podemos pedir algo de hielo y curarlas —Respondió Steven.

Lapis ya no sentía su cara y ese comentario había echo que sintiera un dolor muy fuerte, como si sus palabras le recordaran lo que había vivido hace apenas una horas. Sintió palpitar su labio y cada parte de su cuerpo que fue lastimada, apenas ahora se estaba dando cuenta del daño físico que había residido.

—Estaré bien... Son solo golpes... —La joven miró que ya el sol se había escondido, la noche estaba presente.

—¿Qué fue lo que te pasó? —Cuestionó el chico. Lapis esquivó la pregunta.

—¿No tienes qué volver a tu casa o algo así?.

—Si, pero... —Steven fue interrumpido.

—Se van a preocupar si no vuelves pronto, ya vete —Sugirió.

—... ¿Te volveré a ver? —Dijo que chico levantándose del piso.

—Mañana estaré aquí... Por si quieres venir —Sonrió débilmente.

—Si tu estas yo también... ¡Nos vemos mañana Lapislazuli! ¡Por mientras pensaré como hacer que pase a esta parte del rio! —Steven se despidió y se fue por donde vino.

Lapis lo siguió con la mirada hasta que se lo perdió. Estuvo sentada un rato más... pero sabía que el frío de la noche llegaría muy pronto e hizo todo el esfuerzo posible en levantarse.

—¡Ahg! —Chilló por un fuerte dolor que provenía de sus genitales. Se detuvo y tocó su vientre, pero no bajó la mirada, sentía asco de si misma, por permitir lo que pasó, también asco por la persona que lo hizo —Jaspe... eres un maldito desgraciado.... —Murmuró con mucho odio.

También sangraba por allí, pero tampoco se atrevía a mirar el daño, solo quería ir a su casa y bañase, sin importar que el agua la congelara. Tal vez así ya no estuviera tan asqueada consigo misma. Empezaba a tener repudio con su propia piel.

Ah, por cierto, la sangre no era por la menstruación.

Con mucho esfuerzo para no echarse a llorar, llegó a la un granero que le pertenecía a una compañera que tuvo hace unos dos años, antes de vivir sola. Ella la visitaba muy constantemente y no perdieron contacto.

*Toc, toc, toc, toc, toc* Llamó a la puerta.

—Voy... —Minutos después una rubia estaba abriendo la puerta —¡Hey! ¡Lazuli! Me alegra que me... —La rubia tuvo presente el mal estado que tenia su gran amiga —¡Lapis! ¡¿Qué estrellas te ocurrió?!.

Ya dentro, tomó asiento y empezó a llorar otra vez, solo que ya no tan fuerte. La chica rubia se alertó y la abrazó para consolarle. Esa fue muy larga noche.

*-*-*-*-*-*-*-*-*

Steven llegó a casa bastante tarde, Rose ya estaba preocupada por su hijo y sus amigas también. Steven no les quiso dar detalles sobre por qué llegó a esa hora, solo se limitó a dar una simple explicación de bayas, su sabor y acompañada de un par de pausas para ver algún caracol interesante. Ellas se lo creyeron, después de todo, era Steven, todas sabían que se distraía con cualquier cosa.

Rose también felicitó a Steven por su gran trabajo, aunque también lo reprendió por llegar tarde y le dijo que a la próxima no se distrajera con caracoles interesantes, como él dijo.

Al Otro Lado Del Rio [Especial De Navidad 2017]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora