002

43 6 4
                                    


002.Desconocido

Creo que nunca he comido con tanta necesidad como ahora, es más, no estoy comiendo sino devorando el pan y la carne que me han dado, termino todo en un tiempo récord. Me siento como un cachorro, abandonado que luego de mucho tiempo por fin le dan algo de comer, hasta actué con la comida de la misma forma que lo haría un animal hambriento.

Avergonzada levanto la mirada para observar a la persona que me acababa de traer comida, con mis manos trato de limpiar el desastre alrededor de mi boca.

Inspecciono la impecable bata blanca hasta toparme con una placa de metal con un "Dra. Moore" grabado en esta. Miro directamente a la mujer y al parecer no es mucho mas vieja que yo, su cabello negro azabache hace mucho contraste con su blanca y pálida piel, me sonríe mostrando una dentadura perfecta. Cuando voy a preguntarle por qué no se ha ido, soy incapaz debido a las nauseas que me invaden. Corro hasta el retrete y expulso todo lo que me había comido hace unos simples minutos; me lamento el no haberle hecho caso cuando su melodiosa voz me aconsejaba comer más despacio.

—¿Por qué sigues aquí? —consigo cuestionarle luego de vomitar.

En los últimos días no me han sacado de esta habitación, solo viene alguien una vez al día y me deja pan y agua, tan pronto como vienen se van. Por otro lado, mentiría si dijera que he descansado, tal vez en una mínima parte lo he hecho, siento que en cualquier momento enloqueceré si no es que lo estoy ya, sin hablar con nadie, sin prácticamente comer, con el frío o calor extremo que aveces hace. Muy pocas veces logro dormir unos minutos en la dura y pequeña cama.

—Estaba esperando que terminaras de comer, necesito llevarte conmigo —dice, insegura me pongo de pie y la sigo.

Llegamos a una habitación en la que nunca antes he estado, me tenso al ver a las distintas personas o como ellos se hacen llamar "Doctores" en frente mio. Todo me indica a que me tengo que sentar en la silla en el medio de todos y lo hago sin esperar ninguna indicación. Todos se quedan en silencio al parecer esperando algo, mis dudas no son incorrectas cuando veo como dos hombres fortachones traen a la fuerza a un chico y lo tiran al suelo en frente mío.

—¿Conoces a este joven Kaila? —pregunta una voz grave y frunzo el ceño.

—¿Debería conocerlo?

—Limítate a responder lo que pregunto, ¿Lo conoces si o no?

Me propongo observar las facciones del chico con concentración, sus ojos son mieles claros al igual que su cabello, su piel es blanca lo que hace que se destaque aun más ese aspecto de chico guapo que da a relucir. Se me hace que lo he visto en algún lado pero no puedo decir que lo conozco de algún lugar por el simple hecho de que no es así.

—Se me hace familiar pero no creo que lo haya visto nunca —espeto luego de un rato.

—Ya veremos —vuelve a hablar el doctor y dirige la mirada a los hombres vestidos de negro y asiente hacia ellos dándoles alguna orden que no logro captar.

Un grito sale de mi boca cuando veo como golpean al chico, vuelvo a gritar cuando veo que uno de ellos saca una navaja.

—¿Por qué hacen esto? —pregunto confundida—, ¡Paren por favor!

Todos me ignoran y me miran como esperando que haga algo más, cada vez me siento más desorientada.

—Mi señor, creo que esto no está funcionando —habla una mujer mayor con una cabellera totalmente gris.

—Creo que si va a funcionar, solo necesita mas incentivo —vuelve a asentir hacia los hombres.

No entiendo nada, pero ese chico no merece estar sufriendo por mi culpa. Esta vez uno de los hombres pasa la navaja por su cuello y grito aun más fuerte al ver toda la sangre salir.

Siempre he sido alguien sensible ante este tipo de cosas.

—¿Qué quieren que haga para que paren? —cuestiono desesperada.

—Solo responde esta pregunta con la verdad, ¿Conoces a este chico o no? —me pregunta el doctor y niego con mi cabeza rápidamente.

No quiero seguir viendo esto.

—No tengo idea de quién es, es un total desconocido, se los juro por lo que más quieran —respondo tan rápido que creo casi no se entiende nada.

Siento las lágrimas amenazar por salir.

El doctor resopla desganado y hace una señal con la mano indicándole a los hombres que se marchen con el chico herido.

—El proyecto número nueve ha fallado mi señor, hemos intentado de todo y todavía no hay ningún avance —vuelve a hablar la doctora mayor.

—Todavía queda algo Pia, no hemos intentado con la terapia electro convulsiva.

Se hace un silencio en la habitación y realmente me asusta.

—No señor, la TEC no es una salida a nuestros problemas, usted dijo que intentaríamos esto y que si no funcionaba buscaríamos una alternativa, pero la TEC no es una salida —interviene la doctora Moore.

Si antes no entendía nada ahora no entiendo el triple. Solo sé que tengo que estar asustada.

—Ya hablé y es una orden, estoy cansándome de tus intervenciones Moore —espeta el doctor enojado—. Comiencen.

Mi corazón se acelera cuando se acercan a mí.

—¿Que me van a hacer? —trato de ponerme de pie pero mis tobillos y muñecas son atados a la silla.

Lo siguiente que sé es que me tratan de una forma inhumana, es como si yo fuera un juguete para ellos. Como si me vida no vale la pena.

Trato de hablar de nuevo pero un objeto de plástico es entrado en mi boca,  inyectan un liquido levemente amarillo en mi brazo y sin poder moverme me dedico a ver lo que me es posible.

Dos electrodos son colocados en mi frente, luego siento un gel a cada lado de mi cabeza y en menos de lo que espero un frio metal es puesto en contacto con el gel y ahora me doy cuenta de que se trata la TEC, todo mi cuerpo se empieza mover sin yo poder controlarlo. Estoy siendo electrocutada.

No tengo que ser un científica o algo parecido para darme cuenta de lo obvio.

—Aumenta la frecuencia.

Esta vez gritos de dolor salen de mi boca, siento que mis ojos en cualquier momento van a salir saltando de sus cuencas debido a como los estoy volteando, las descargas eléctricas cada vez son más fuerte y se extienden por todo mi cuerpo. Trato de pedirles que se detengan pero de mi boca solo salen alaridos y balbuceos.

En un abrir y cerrar de ojos ya todo se ha detenido pero soy incapaz de realizar acción alguna, no puedo moverme por más que quiera.

—La TEC tampoco funcionó mi señor, ¿Que haremos?

Estoy tan aturdida que no puedo distinguir las voces, estoy en este lugar pero en este exacto momento se siente como si realmente no estuviera aquí.

—A Moore que la lleve a su habitación, mañana la integraremos con los demás.

[***]

Vuelvo a cerrar mis ojos tratando de hacer que el entumecimiento desaparezca, cuando los vuelvo a abrir me doy cuenta de que estoy en la incómoda cama de la habitación en la que he estado como prisionera.

—Toma un descanso, has pasado por demasiado —susurra Moore—. A partir de mañana todo mejorará —se marcha.

Creo que decir que he pasado por demasiado es poco, he pasado por cosas inhumanas, pero desde pequeña he aprendido que con el dolor solo se puede hacer dos cosas: resignarte y llorarlo, o tomar ese dolor y hacer algo con él.

Y definitivamente me iré por la segunda opción, estoy muy segura de que usaré todo este dolor para construir mi trono.

CITRIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora