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004.Desafío.

La tétrica y vacía habitación ya está comenzando a hartarme, no puedo dormir, tampoco tengo nada de hacer. Cuando la doctora Moore se fue dejándome sola, solo fui capaz de tumbarme de lado en la cama y tratar de procesar todo lo que me había dicho. Por más vueltas que le doy no tiene sentido, pero supongo que algunas cosas no se tratan de que tengan sentido o no, solo se tratan de que ocurran sin importar si es razonable o no.

Me siento en la orilla del colchón y abrazo mis rodillas.

El aturdimiento que siento me tiene harta, por eso me siento como una niña con un caramelo cuando la puerta de la habitación se abre mostrando a una chica, una chica normal como yo; o eso creo. Es alta y esbelta, su piel achocolatada hace un enorme contraste con sus ojos grises extremadamente claros, algunos mechones de su rizo cabello se escapan de su cola de caballo y le caen por el rostro; es hermosa, pero lo que más me alegra es que luego de semanas quizás meses, por fin veo a alguien sin esa maldita bata blanca que he odiado incontables veces. Su vestimenta consiste en una ropa deportiva negra, al igual que la mía.

Ambas nos quedamos unos segundos observándonos una a la otra sin decir nada en absoluto.

—No es por ser entrometida ni nada de eso pero, ¿Qué diablos le pasó a tu cabello? —ella rompe el silencio.

Luego de lo que parece ser una eternidad siento como las comisuras de mi boca de estiran y suelto una leve carcajada, se siente tan pesada, a pesar de ser una acción tan común, tengo tanto tiempo sin hacerlo que se siente como si se me hubiese olvidado reír, y es demasiado bueno volver a reír.

—Simplemente hace demasiado que ya no tomo cuidado de mi pelo, hoy quise desenredarlo y me fue imposible, solo conseguí que los nudos bajaran lo más posible —hablo y mi voz se siente pesada, también.

—Si me dejas puedo hacer algo con tu cabello —dice sonriente y dudosa asiento.

Después de todo, ¿Qué podría pasar? Solo tenía dos opciones, dejar que ella me ayude o dejarlo con el desastre con el que se encuentra.

Ella se coloca de rodillas unos segundos y de una de sus botas saca una pequeña navaja, se acerca detrás de mí y en unos pocos minutos termina de cortar el cabello, no me puedo mirar al espejo pero puedo ver que ha quedado solo un poco por debajo de mi hombros y aunque no he visto mi nuevo corte; sé que se encuentra desnivelado.

—Gracias —espeto tocando mi cabello.

Ella me mira con una sonrisa y me pregunto, ¿Cómo puede alguien ser feliz en un lugar como este?

—Soy Raina, escuché que había una nueva y bueno, soy una chica bastante curiosa.

—Kaila —solo digo mi nombre, pues no sabía que más decir, tengo que acostumbrarme de nuevo a socializar.

Carraspeo y trato de presentarme mejor.

—Soy Kaila y no tengo una jodida idea de dónde estoy ni de qué harán conmigo —esta vez ella se ríe.

—Bienvenida al club —replica y sale de la habitación. Confundida la sigo.

—Me serviría de mucho que me dijeras qué se supone que debo hacer —pido siguiéndola.

—Es hora del almuerzo y tengo mucha hambre, primero comamos y luego te cuento todo lo que necesites saber.

Trato de detenerla, necesito que me explique ahora, pero ella es más rápida y cruza unas puertas dobles dejándome sola en el pasillo. Escucho murmullos del otro lado y supongo que esta es la cafetería del lugar, retengo el aire en mis pulmones y cruzo las puertas. Casi siento alivio cuando me doy cuenta de que hay muchas más personas como yo aquí. No estoy sola.

Más de uno descansa su mirada en mí y puedo sentir como los vellos de mis brazos se erizan, quería pasar lo más desapercibida posible. Con la mirada busco a Raina, la encuentro tomando una bandeja y formándose en la fila, imito su acción y me coloco detrás de ella. Examino la habitación y noto que todos están vestidos de negro, no todos tenían la misma ropa pero sí el mismo color.

Nos sirven la comida y siguiendo a la morena me siento junto a ella en una de las mesas de la cafetería. No estoy de humor para comer puré de papas o carne pero algo es seguro, esta comida es mucho mejor de la que he recibido últimamente.

Al contrario mío, Raina empieza a devorar su comida con bastante ánimo. Cuando empiezo a probar lo mío, una chica y un chico se sientan en la mesa junto a nosotras.

—Raina, ¿Cuándo piensas presentarme a este bombón? —cuestiona el chico y lo miro con el ceño fruncido.

Sus ojos son entre verdes y miel, su piel es tan pálida y blanca como la mía, tiene un aspecto andrógino que lo hace ver atractivo a pesar de que no lo sea mucho pero sin duda lo más lindo es que no despega esa sonrisa de su rostro.

Raina bufa y rueda los ojos.

—Esta es mi nueva amiga, Kaila, fue reintegrada hoy —la morena se dirige a ellos y luego se voltea hacia mí—. Y estos son Mayra y Kris, mis amigos.

Mayra es bastante linda, tiene ese aspecto de chica buena y sus ojos café claros lo intensifican, me regala una linda y tímida sonrisa, al contrario de Kris; no tiene ese estilo arrogante.

—Gusto en conocerlos —murmuro y ellos replican con un "gracias, igual" luego me concentro en terminar lo que hay en mi plato.

Mientras los demás se enfrascan en su conversación me dedico a observar el lugar, todavía hay muchos ojos curiosos encima mío y por más que trate de actuar normal con eso, no logro acostumbrarme. Me incomoda demasiado.

Mi vista se mueve de un lado a otro hasta que reconozco al chico que golpearon frente a mí, sentado en una de las mesas del medio.

—¿Quién es él? —cuestiono hacia mis compañeros sin que me importe terminar su conversación, señalo al chico a lo lejos con la barbilla.

—Te recomiendo que no te metas con él —espeta Mayra con expresión un poco asustada y frunzo el ceño.

—Solo pregunté quién es, nunca dije que me metería con él —hablo y sueno más hostil de lo que pretendo.

—Es Uno y es como el rey de este lugar —por fin Kris me explica y me quedo viendo al chico directamente.

—¿Uno? ¿Qué clase de nombre es ese? —no sé exactamente cómo explicarlo, pero desde que pronuncio su nombre el chico conecta su mirada a la mía. Es como si me hubiese escuchado decir su nombre, pero es imposible. Él está lo suficientemente lejos para no escucharme.

Su mirada conectada a la mía, me está desafiando y no tengo idea de a qué o porqué. En sus ojos también está el misterio y, sea cual sea ese; en este preciso momento. Me prometo descubrirlo.

Y yo siempre cumplo lo que prometo; así que con mis ojos los desafío de la misma forma sin titubear ni un segundo.

Esta tal vez no era mi guerra, pero la lucharía.

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⏰ Última actualización: May 13, 2018 ⏰

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