Visita inesperada

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Regresé a casa caminando, era un día precioso eso no lo podía negar nadie. Mi buen amiga Tamaki caminaba a mi lado contándome lo estúpida que fue mi excusa por mi retraso.

Lo siento me perdí.

Lo admito si fue estúpida pero no había preparado ninguna excusa simplemente cuando me di cuenta ya estaba el profesor cuestionando mi retraso.

-Genial ahora eso me perseguirá el resto de mis días en la preparatoria. -suspiré pesadamente-

-No te sientas mal, en algún momento lo olvidarán. Estoy segura. -Dijo con una sonrisa cálida en su rostro.

-Eso espero. He estado pensando que quizás podría acompañarte a la convención que mencionaste...

-¡Genial! -Dijo con una expresión entusiasta- Haremos cosplay juntas será increíble.

-No dije que haría eso. Solo quiero acompañarte...

-No es justo, yo quiero disfrazarte. -Apretó mis cachetes y los estiró varias veces-

-¡No hagash ezo! -Dije molesta mientras mis hermosos cachetes eran violados-

-Te ves tan tierna~a -canturreó Tamaki sin quitar esa sonrisa de su rostro, sonrisa que empiezo a odiar-

-Mira nada más a quien encontré. -Me miró con superioridad mientras formaba una sonrisa ladina en su rostro.

-Eres tú niño arrogante. -Le miré sin interés alguno- Vete antes que te golpee con otra puerta.

Tamaki solo observaba la escena y soltó mis mejillas. Tenía una expresión divertida en su rostro.

El castaño volteó a mirarla y ella se pusó nerviosa.

-¿Quién es él? -Preguntó en mi oído.

-Un idiota que no vale la pena presentar. -Dije con indeferencia. No quería perder mi tiempo así que seguí mi camino. Tamaki caminó junto a mí.

-Que buenos modales tienes. -dijo cuando pase por su lado- Nos veremos pronto.

Caminamos un par y me despedí de Tamaki frente a su casa.

-Te veo mañana en la escuela -agitó su mano y entró a su hogar.

Seguí mi camino a casa, al pasar por el parque recordé a Kusakabe Yuu. ¿Por qué me angustié tanto cuando lo ví con Shinohara? Nada tiene sentido.

Me duele el pecho al recordar como la abrazaba. Maldita sea deja de atormentarme, mi cabeza es un caos cuando de ti se trata.

No lo conozco lo suficiente pero con solo escuchar su nombre siento una nostalgia que me revuelve el estómago. Me siento nerviosa y tonta.

No noté en que momento dejé de caminar y mis lágrimas caían.

-¿Por qué...? -Dije casi susurrando. Llevé mi mano a mi rostro y limpié las lágrimas que caían cada vez más- No lo entiendo. ¿Cuando me volví tan débil?

Al llegar a casa el sol ya estaba a punto de esfumarse. La zona en la que vivo es bastante tranquila. Las casas son muy pintorescas y todos se llevan bien. Al frente de mi casa había un camión de mudanzaz. Ya hay una nueva familia. Luego iré a saludarlos.

Entré a casa y me quité los zapatos. Ví que había un par de zapatos totalmente ajeno a mi familia.

-Hay visitas... -dije para mí misma- Estoy en casa -anuncié y mi madre salió a recibirme.

-Bienvenida pequeña. Llegaste justo a tiempo. Nuestros nuevos vecinos vinieron de visita. -Mamá sonreía y yo solo asentí.

La seguí a la sala de estar y una pareja hablaban con mi padre.

-Buenas tardes. -saludé e hice una reverencia-

Ambas personas hicieron lo mismo. Giré la vista hacia la ventana y allí estaba apoyado alguien a quien no me esperaba.

-Hola niña. -Alzó la mano en forma de saludo y esbozó una hermosa sonrisa.

¿Qué hace él aquí?

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