[Capítulo 3]

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Apenas puso un pie en su casa, y los regaños de su padre la invadieron por completo. Se encogió en su lugar sin poder dar ni un argumento. Después de todo era culpa suya haberse quedado dormida en la biblioteca.

- Querido, tampoco es para tanto. Solo se quedó dormida. – Lo interrumpió su madre al ver que no dejaba de regañarla. Puso una mano en el pecho de su esposo para que entendiera que ahora ella se haría cargo y después dio unos pasos hacia delante para estar más cerca de su hija. – Disculpa a tu padre, solo trata de entender que nos preocupaste demasiado. – Le tomó las manos con suavidad, haciendo que Hinata levantara la mirada y la viera a los ojos. – Trata de tener más cuidado. Sí.

- Si, lo siento mucho.

Su madre sonrió y le dio un beso en la mejilla para después darse la vuelta y darle una mirada severa a su esposo. Este solo se aclaró la garganta para después dirigirse a su hija.

- Ya escuchaste a tu madre, ten más cuidado. – Le dedicó una casi inexistente sonrisa y después se dio la vuelta para continuar con su tedioso papeleo que aún le quedaba.

Su madre y ella solo soltaron pequeñas risas ante el comportamiento de su padre. Después de todo, ambas sabían que Hyuga Hiashi no era muy expresivo.

- ¿Quieres comer? – Preguntó su madre.

- Si.

- Pediré que te calienten la comida. – Le dio otro beso en la mejilla y después se introdujo en la cocina.

Al no tener a sus padres cerca, soltó un suspiro aliviado y después posó con delicadeza su mano en la lesión que tenía en la costilla. Apenas la tocó y no pudo evitar hacer una expresión de dolor. No estaba segura si ella a un podría controlar el dolor o si era mejor ir a un hospital.

Desechó de inmediato la idea de ir al hospital. Sus padres de inmediato se darían cuenta si iba al hospital. No era buena idea. Era mejor tratárselo ella misma.

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- Ya llegué. – Aventó las llaves de la casa en el mueble que estaba a un lado de la puerta y cuando alzó la mirada el potente zapato de su madre se impactó con fuerza sobre su rostro. - ¡¿A qué vino eso?! – Exclamó ofendido y molesto mientras se trataba de poner de pie.

- ¡¿Qué son estas horas de llegar?! – Su madre estaba parada enfrente de él, sin un zapato y con su padre detrás dándole ánimos en silencio. – Le llamamos a Sasuke y dijo que habías desaparecido. ¿Dónde te metiste?

- ¡Estaba en la escuela, ya! – Se puso de pie sobándose la cara.

- ¡Mentiroso!

- ¡No miento!

- ¡Tu odias estar en la escuela, crees que te creeré!

- ¡Ya no dramatices, ya estoy aquí! – Pasó por un lado de su madre y dejó la mochila en el sillón. – Estaré en mi habitación. – Sin esperar respuesta comenzó a subir las escaleras para ir a su habitación.

- Algo le pasó. – Comentó su padre.

- ¿Tú crees? – Lo miró con duda.

- No es normal que actué de esa manera. Algo le inquieta.

Kushina ante las palabras de su esposo miró hacia la dirección en donde Naruto había desaparecido, preocupada.

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Apenas entró en su habitación, y se dejó caer en su cama boca arriba, mirando el blanco techo de su cuarto. El recuerdo de la chica aún perduraba en su mente. Pero lo que más le inquietaba era lo que había visto escrito en su pupitre.

Opuestos [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora