3. Conclusión

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Como se exponía en un principio y se ha podido comprobar a través de los escritos que conforman el «espacio creativo», existen distintos tipos de amor (sin olvidar otros como el de madre/padre/hermano/a/etc. que, sin lugar a dudas, pueden ilustrar de un modo más acertado aún la esencia del amor).

Es más, puede haber tantos amores como relaciones, pues cada una es un mundo distinto. Asimismo, nadie tiene el derecho de imponer a los demás su concepto de cómo ha de ser una pareja, ya que todos pueden ser igualmente válidos sin importar el sexo, la edad (siempre y cuando sea legal, claro está) o cualquier otra circunstancia. Si dos personas se aman (o un número mayor, pues aunque no se hayan tratado, no se ha de ignorar la existencia de relaciones abiertas, poliamor, etc.) y ese amor les hace felices, ¿por qué alguien tendría que negarles esa felicidad?

¿Quién soy yo para decir quién debe amarse y cómo han de hacerlo? ¿Acaso soy un bebé con alas y, en ocasiones, mala puntería con su arco y sus flechas?

Pues no.

Por ahora, soy un proyecto de futura psicóloga y un intento de escritora y poeta que, además de todo lo anterior, escribe cosas como esta:

Por ahora, soy un proyecto de futura psicóloga y un intento de escritora y poeta que, además de todo lo anterior, escribe cosas como esta:

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Dulce lluvia de delirios
que moja las hojas secas
olvidadas en la acera.

Vamos, huyamos. Ahora.
Escapemos del cemento,
de la burbuja de cristal
que nos ata y aprisiona.
No pienses: siente. Ya, ahora.

Siente el viento entre tus dedos,
el agua rozar tu rostro,
nuestras manos enlazadas,
un paso, otro y otro.

Corre hasta no poder más;
ríe, ríe hasta que olvides
los motivos para llorar.
Ama y vive la libertad.

Siente la naturaleza,
cada sonido y sabor,
ríos y cascadas y valles,
osadas flores salvajes,
aroma a rendición.

Toma aire y mírame,
entrégate sin palabras
al deseo inevitable
que consume nuestro ser.
Bésame y mírame otra vez.

«Hoy y siempre, te amaré»;
tu mirada, viva y libre,
se atreve a confesar
lo que tus dulces labios,
prisioneros de mis besos,
anhelan susurrar.

Descansan tus mariposas
de alas enlutadas
sobre tus mejillas
encendidas de pasión:
dulce rubor de amapola,
profeta de primaveras,
que invita a perderse
en el suave laberinto
de mil auroras eternas.

La curva de tu espalda,
las hojas secas mojadas,
la dulce lluvia delirante
que esta locura acompaña.

Estandoaquí y ahora,
donde no importa el pasado
y no existen los inviernos,
donde todo es presente
de un futuro soñado,
pienso, cuando me miras
y dices esas palabras
que hacen volar a mi corazón,
que no eran necesarios
más sonidos que nuestra pasión
y, sin embargo,
no soy capaz de imaginar
nada mejor
que tu voz proclamando
nuestra libertad,
nuestro amor. 

Analizando el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora