Capítulo VII

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Edward con una sonrisa plasmada en su rostro despertó parpadeando varias veces para adaptarse a la luz que entraba por el ventanal de su dormitorio. Aún sin voltearse, su mano viajo al otro lado de la cama para tocar el cuerpo de su amada. Pero que sorpresa al encontrar el lado frío y vacío ¡No estaba! Rápidamente se volteó para confirmarlo y esto le cayó como una cubeta fría por la espalda.

En unos segundos se vistió con lo primero que encontró y salió directo al baño que se encontraba en unas de las puertas en la misma habitación, lo abrió y no la encontró.

¡¿Dónde diablos puede estar?! ¡No se puede ir! Pensaba Edward furioso.

Voló por las escaleras y busco en cada habitación, pero ella ya se había ido. ¡Tal vez pueda alcanzarla!, en ese caso busco las llaves del Volvo y salió. Pero lo que encontró fue suficiente para volver.

Vio a Isabella apunto de tomar el ascensor, y esto le molesto mucho más.

Tomó a Bella del brazo ejerciendo una fuerza dolorosa, pero no la suficiente para lastimarla demasiado. Estaba enojado y no se iría muy fácil.

Bella se quedó estática y literalmente la arrastró hacia adentro de nuevo. Su Morena, obviamente pataleo y plantó sus talones en el suelo; pero no funciono.

Una vez dentro, la acorraló en la puerta y su propio cuerpo, tomando sus dos manos entre una de las suyas y la otra al lado de su estrecha cintura.

-Tienes muchas cosas que explicarme, Isabella.-sintió a Bella estremecerse al sentir su cálido y fresco aliento en su oreja.

Acerco aún más su rostro al de ella y su nariz rozó su cuello; oliendo su delicioso aroma a fresas, y dejando un besos en su yugular en donde fluía su sangre. Y se encontraban unos cuentos chupones en su nívea y suele piel. Bella cerró los ojos y un escalofrío le recorrió por toda la espinal dorsal. Pánico, miedo, y puede que tal vez deseó, proyectaba Isabella.

"Pobre, lamento hacerla sufrir, pero tiene que entender que sólo yo soy su mundo ahora." Pensaba Edward, una estando en el cuello de Su morena.

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"Tengo que escapar de alguna manera u otra." Pensamientos similares a este rondaban en la mente de Bella.

Inmovilizada por el inmenso cuerpo de Edward y, esos delicados y quisquillosos besos de Edward, la distraían. Debía admitir que sentía deseo e incluso lujuria por que Edward siguiera haciendo eso. "Esto está mal, muy mal". Se regañan así misma.

¿Aparte qué cosas tenía que explicarle a él? Eso había dicho después de haberla arrinconado contra la puerta y su cuerpo bien formado. Era al contrario; ¿por qué no la dejaba ir tranquilamente? ¿Por qué la... La violo? ¿Por qué la acoso y fue a su casa? ¿Por que simplemente no la dejaba ir? Tendría, de algún modo, investigar sobre más sobre él.

OoOoOoOoOoOoOoOoOoO

Aun mantenía sus marcas en el cuello. Su aliento fresco golpeó contra los labios de Bella, sin tocarse , lentamente y murmurando cerca de sus labios, dijo:

-Tienes que explicarme muchas cosas, querida.-lo ultimo lo recalco sarcástico.

-No... No se de que me hablas.-respondió temblando y mi entiendo fatalmente

¿En serio? ¿Qué no sabia de que hablaba? Es que acaso quería hacerlo enfurecer aún más de lo que ya se encontraba. Pero en fin... Si quería hacerse la pobre y débil víctima con él, que así fuera.

-Primero, ¿sabes qué mientes fatal?. Segundo, se que hubo alguien más que yo. No soy tonto Bella. Y, por último, me dirás en este mismo instante quién demonios es, para luego matarlo; porque tú sólo eres mía ¡Mia! ¡Ése bastardo nunca habrá haber nacido! Lo mataré con mis propias manos, cuando me digas.

Enfermiza ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora