Esa mañana de verano se levantó sin ayuda. Era 1 de Septiembre, lo que significaba que a las 11:00 AM debía estar en King's Cross para tomar el tren que lo llevaría de vuelta al mejor lugar del mundo: Hogwarts, la escuela de Magia y Hechicería. Se dio cuenta de que estaba más emocionado de lo que creía pero no sabía exactamente porque...no sabía si era por querer volver al castillo o por volver a ver a su amigo Scorpius, al que casi no había visto en el verano debido al estado delicado de la señora Malfoy.
– ¡Albus!– lo llamó James desde abajo. – ¡Mamá dice que bajes a desayunar o te quedas sin ir a Hogwarts!–
– ¡Dile que es muy exagerada!– le respondió Albus. – ¡Y que ahora bajo!–
Guardó lo último que le quedaba fuera de la maleta: su corbata de Slytherin. Pensó en su primera vez en el anden 9 3/4 y lo preocupado que estaba por quedar en la casa de las serpientes. Sonrió. Amaba su casa y no la cambiaría por nada. Durante los tres años que había pasado en Hogwarts, Slytherin había resultado ser una increíble familia. Obviamente amaba a su verdadera familia pero nada se comparaba con el cariño que sentía por sus "hermanos serpientes".
No pudo evitar pensar en Scorpius Malfoy. Su mejor amigo, también Slytherin, hijo del mayor enemigo escolar de su padre. Aún recordaba las expresiones de Draco y Harry cuando les revelaron que eran mejores amigos. Por poco no terminaron en San Mungo internados de un paro cardíaco. En la escuela, también eran el blanco de todos los comentarios. Es que a pesar de que ya habían pasado tres años desde la selección, a los jóvenes magos y brujas aún les sorprendía que un Potter estuviera en Slytherin y que, además, se llevara tan bien con un Malfoy.
A Albus, sin embargo, jamás le habían afectado esos comentarios. Está bien, tal vez al principio sí, pero con el tiempo aprendió que el único opinión que debía seguir era el suyo. Ahora, con catorce años y a punto de entrar en su cuarto año, no podía estar más orgulloso de lo que se había convertido. No cambiaría nada sobre su vida.
– ¡Albus, baja de una vez!– lo apuró James de vuelta.
Rodó los ojos y cerró la maleta. Bajó corriendo las escaleras, pisando sin querer a su gato Dobby por el camino. El gato le gruñó y mostró sus garras desafiante. Albus le acarició la cabeza a forma de disculpa y siguió. Llegó a la cocina. Sentados en la mesa estaban todos los integrantes de su familia.
James, con su cabello azabache revuelto y una sudadera de las Arpías de Hollyhead, desayunaba unos simples cereales. Teddy, su hermano postizo (es decir, no de sangre), leía seriamente el cromo de una rana de chocolate, cambiando su cabello de color constantemente. Lily, vestida ya con su uniforme de Hogwarts (al parecer, estaba muy emocionada por su primer año), trataba de convertir su plato de cereales en un rata pero lo máximo que había conseguido era, literalmente, nada. Su madre, Ginny, con su típico rodete en el cabello, escribía una clase de artículo, seguro para el diario El Profeta.
Y en el medio de la mesa, como si fuera el centro del mundo, estaba su padre. El famoso Harry Potter, el mago que venció a Voldemort y salvó al mundo mágico de su magia oscura. Al contrario de lo que muchos en Hogwarts pensaban, Albus amaba a su padre. Siempre sabía que hacer. No importara que tipo de situación fuera ni donde se encontrara, él siempre encontraba una solución. Por eso y muchas cualidades más, era el jefe de los Aurores. Pero solo algunos llegaban a conocer su mejor faceta: la de padre. Si existiera un premio al mejor padre del mundo, Albus estaba seguro de que Harry se lo ganaría.
Él siempre lo escuchaba, no solo a él sino que también a sus hermanos y primos. Era comprensivo cuando James se metía en problemas en la escuela pero no dejaba que se perdiera su autoridad como padre. Jugaba con Lily a todo lo que quisiera incluso si se trataba de una sesión de manicura. Trataba a Teddy como su propio hijo, manteniendo una promesa silenciosa que había hecho unos veintitrés años atrás. Pero lo más importante para Albus, era que su padre lo aceptaba tal y como era. Cuando había sido seleccionado para Slytherin, cuando había contado que su mejor amigo era un Malfoy, cuando le había confiado su mayor secreto...¿Qué cuál era?
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Harry Potter y el regreso mortífago [Libro 1- Serie: "Cicatrices del pasado"]
FanfictionCuando luego de 22 años los mortífagos vuelven para buscar venganza, Harry Potter y sus amigos deberán enfrentarlos a la vez que confrontan sus problemas personales. Mientras tanto, en Hogwarts, la nueva generación se mete en más problemas que todos...