Sin piedad

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Movió los asientos del auto, me cargó de nuevo y me acostó en los asientos de atrás, mis manos las ató en la parte superior de la puerta, para así no poder moverlas.

Se montó sobre mí y empezó a tocarme, deslizaba sus manos desde mis senos hasta mis pantorrillas, desabrochó los botones de mi blusa, uno por uno, cada que lo hacía daba un beso en mi cuerpo, cuando terminó con la blusa, desabrochó mi pantalón, hizo lo mismo, cuando bajaba mi pantalón daba besos en mi cuerpo, me lo quitó y lo arrojó por un lado del auto.

Me veía en ropa interior, llorando y tratando de gritar, mientras él se quitaba la playera y se tocaba sus genitales.

Volvió sobre mí y arranco mi brasier, estrujando mis senos, besándolos y mordiendo mis pezones, sentía demásiado dolor, pero a él le gustaba que gritara y llorara por lo que me hacía.

Arranco mi pantaleta y empezó a tocar mi vagina, lo hacía muy rápido, con desesperación, hasta que me desató los pies y los volvió a atar, pero está vez separados, uno en la puerta y el otro por encima del respaldo del asiento.

Bajo sus pantalones y sus bragas, estaba tan exitado, me veía y se masturbaba.

Hasta que se abalanzó sobre mí, tratando de penetrarme, con tanta fuerza, que yo gritaba y lloraba descontroladamente, ahí  comencé a sangrar.

Cuando se percató de eso dijo con voz de satisfacción y una pequeña sonrisa burlona - Te estabas esperando para que yo te tomará, ¿Verdad mi amor? Estas bien rica, yo sé que esto te duele, pero créeme que te va a gustar, vas a venir a pedirme más.

Yo no dejaba de llorar, mientras él no paraba de penetrarme, después de que sangre para él fue más fácil hacerlo; no dejaba de tocarme, besar mis senos y morder mis pezones, hasta que terminó.

Beso mi frente y salio del auto para limpiarse y vestirse.

Mi último día.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora