PARTE 1
Ashleigh bajó las escaleras de su nuevo hogar mientras miraba todo a su alrededor y se asombraba del nivel de abandono que poseía la casa. Cuando habían llegado la noche anterior, todo había estado muy oscuro y ella demasiado nerviosa como para reparar en nada más que no fuese la presencia de su flamante esposo, lord Brookshire.
Ahora, con la claridad de la mañana, era imposible ignorar el deplorable estado del que se suponía que sería su hogar. O mejor dicho: que era su hogar. Se había casado con Parker, convertido en lady Brookshire y por ende, en la señora de la casa.
Pero ese lugar era simplemente espantoso. El trabajo que tomaría adecentarlo para poder recibir visitas sería arduo y agotador, algo a lo que ella no estaba acostumbrada y que no había esperado tener que hacer en su periodo de luna de miel.
¿Y dónde estaba el personal?
A su arribo nadie había salido a recibirlos y Parker había abierto con su propia llave.
"¡Su propia llave!".
Esperaba que no pretendiera que ella también cargara con la misma cada vez que salía de casa.
¿Qué clase de sirvientes tenían que no estaban allí para abrirles la puerta cuando llegaban a casa? En la casa de su padre el personal habría salido a recibirlos fuese la hora que fuese, su mayordomo jamás habría cometido un error así porque habría significado que no tendría trabajo para cuando saliera el sol.
Parker todavía dormía después de lo que Ash consideraba que había sido una noche maravillosa para los dos. Su esposo se había quedado con ella toda la noche y dormido en la misma cama, algo que según Ash, era una clara señal de lo enamorado que estaba de ella.
Esa mañana, a pesar de saber que le correspondía quedarse en la cama hasta que él decidiera que era hora de levantarse, la joven no había podido quedarse más tiempo acostada.
Había estado muy ansiosa por empezar a recorrer la residencia y familiarizarse con cada habitación para comenzar a decidir los cambios que haría en cada una y escoger cuáles serían sus dominios personales.
También tenía que escribirles a sus padres y a su mejor amiga, Emmeline. A los primeros para asegurarles que había llegado muy bien, que el viaje había sido muy tranquilo y que su esposo era el mejor hombre que pudiese haber escogido como tal.
Y a Emmie, para contarle todo sobre su primera noche como mujer casada. Emmeline, ahora marquesa de Thornehill, había hecho lo mismo con ella —a pesar de que siendo Ash una dama soltera por ese tiempo no debería estar al tanto de nada de eso— por medio de sus largas y numerosas cartas que le enviaba desde su casa solariega, donde se había asentado con el marqués y pasaba la mayor parte del año.
Otra tarea urgente de la que tenía que ocuparse esa mañana era hallarse una nueva dama de compañía, la suya no había podido acompañarla y necesitaba ayuda para cambiarse y deshacer los montones de baúles que había llevado consigo.
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Un corazón traidor
Historical FictionAl contraer matrimonio con la joven lady Ashleigh, lord Brookshire ha resuelto sus dificultades económicas, pero sus verdaderos problemas acaban de comenzar y el conde descubrirá que los grandes errores tienen un alto precio. *** Lady Ashleigh Westo...
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