Un corazón traidor

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Parker se presentó al funeral y la abrazó durante toda la noche siguiente mientras Ash se deshacía en lágrimas, sin embargo, se marchó al día siguiente porque tenía tratos que cerrar con hombres muy importantes y no podía dejarlos esperando. Así que sola una vez más, Ashleigh decidió visitar la casa que su madre había pedido que pusieran a su nombre al momento de su muerte.

Se instaló allí y para calmar su angustia por la muerte de su madre y el hecho de estar sola en un momento como ese, —porque su padre también se había refugiado en sus negocios en Londres para matar su propia pena—, Ash decidió a hacer reformas en la mansión que había heredado, sabiendo que a su madre le encantaría la idea de haber estado allí con ella.

Y así pasó un mes sin regresar a la casa de su esposo, y luego otro más, en el que pensó que no pasaría nada si se quedaba porque Parker estaba en Italia ocupándose de sus viñedos. Cuando pensó que debería regresar, sintió que su embarazo estaba muy avanzado como para hacer un viaje que le tomaría dos días.

Así que decidió quedarse y mandó a pedir que le enviaran el resto de sus cosas y las que ya había comprado para el bebé.

Los meses pasaron lento, sobre todo porque cada día contaba con menos movilidad y necesitaba más horas de descanso, pero cuando estuvo a pocas semanas de la fecha en la que esperaban que el bebé naciera, Parker apareció en su casa porque quería estar presente en el momento del nacimiento de su hijo y Ash sintió que su vida volvía a tener luz.

Estar con él la hacía feliz y cuando se alejaba el tiempo se volvía una tortura. Por suerte para ella, cuando comenzara la próxima temporada de Londres, ya no estaría embarazada y podría ir a la ciudad a disfrutar de las fiestas que tanto añoraba y hacerle compañía a su marido.

Estaba determinada a recuperar todo el tiempo perdido y asistirá a cada velada tomada de su brazo tal y como ella siempre había soñado.

Además, Parker le aseguró que sus negocios iban de maravilla y su situación económica estaba cada vez mejor, lo que para Ash era una confirmación de que en la temporada que estaba próxima a llegar, los dos estarían juntos en una nueva casa en Londres y ella podría renovar todos sus vestidos para por fin poder asumir la parte que más divertida de su rol como condesa.

Serían la pareja perfecta y junto a su hijo se convertirían en el modelo de familia que todos envidiarían.

El bebé llegó justo cuando lo esperaban, fue un parto difícil porque según los médicos, el cuerpo de Ash era demasiado pequeño, lo que hacía su trabajo más complicado y peligroso, pero por fortuna o milagro, no hubo mayores complicaciones.

al sostener a su hijo en brazos por primera vez. Era una sensación extraña, pero que le gustaba.

Esa pequeña criatura dependería por completo de los ejemplos, del cariño y las enseñanzas que le dieran sus padres. Por él, Parker sintió la necesidad de ser mejor: mejor hombre, mejor persona, mejor todo, pero no tenía idea de cómo lo lograría.