1. Party

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Cierra los ojos. No, no literalmente, continúa leyendo, pero imagina la situación más incómoda de toda tu vida, quiero que sientas esa quemazón en el rostro de lo ardiente que está por culpa de la vergüenza. Sin lugar a dudas y sin necesidad de detenerme a cavilar, me encuentro en la peor de todas las que he vivido en mis veinticuatro años de vida.

Apuesto lo que sea que tienes curiosidad de saber qué es, a los humanos nos encanta conocer las situaciones más embarazosas de los demás para al menos echarnos unas risas. Podéis tranquilizaros, vais a saberlo, a su debido tiempo, de hecho será muy pronto, sólo dejadme un momento para asimilar la situación. Rebobinemos, vamos a comenzar por el principio, por donde esta cadena de situaciones han acabado en el mayor trágame tierra de la historia.

Era sábado por la noche y el único pensamiento en el que mi mente se mantenía ocupada era saber qué pijama ponerme cuando me quitase el que ya llevaba puesto después de la ducha o si tomar de postre un yogur de limón o de coco. Lo sé, es demasiado triste para mi edad; sin embargo, toda esta tranquilidad estaba a punto de desvanecerse y todo desde que la voz de Demi se escuchó desde su habitación en la planta de arriba.

― ¿Abbie? ¿Tienes planes para esta noche? ―vociferó. ―Pues claro que no tiene nada que hacer, qué preguntas tengo. ―dijo mucho más bajo, más para ella que para mí.

― ¿Por qué? ―Demi es mi hermana mayor y es posible que creáis que exagero, pero me aterrorizaba el hecho de escuchar su voz. No siempre, claro está, pero cualquier plan que saliese de su mente estaba destinado a ser una total catástrofe y estaba claro que aquella vez no iba a ser una excepción. Sus pasos rápidos se escucharon a lo largo de la escalera, dejándola ver con su pijama de estrellas azules y una toalla ocultando su cabello mojado.

― ¿Qué te parece salir esta noche? Ya sabes, ir a algún pub de la ciudad, ¿una noche de hermanas? ―preguntó mientras que movía sus cejas de forma perturbadora.

―No. ―Aquel bailecito de cejas se detuvo y su sonrisa se borró de golpe. Un total error, cuando se volvía cabezona daba incluso más miedo. ―Demi, sabes que no me gusta salir.

―Y es por eso que sigues sola, Ab.

―Tú también estás soltera. ―A ella no pareció ofenderle mi comentario, odiaba que siempre diese la sensación de estar riéndose de mí.

―Pero porque yo quiero, no como tú, amargada. Abbie... ―Oh, no, venía la charla de hermana mayor. ―Lo hago por ti, es bueno que salgas a conocer gente, una cana al viento no le hace daño a nadie, incluso a ti. Si no lo haces ahora, ¿cuándo lo harás?

―No comiences, sabes cuáles son mis planes de vida, comprar una casa y llenarla de gatitos a los que alimentar como si fueran mis hijos. Respétame. ―Demi sopló a un mechón de pelo inexistente y se acarició la frente.

―Me apuesto lo que sea a que esos gatitos no podrán cubrir todas tus necesidades.

Y bueno, así es como acabé frente a su enorme espejo pegado en las puertas de su armario, con su ropa y maquillada y peinada como una persona decente. Por primera vez después de muchos años podías decir que aparentaba la edad que realmente tenía, normalmente la cajera del kiosco de la esquina me pedía el dni cuando iba a comprarle tabaco a Demi, a pesar de que iba a menudo. Así de ridícula era mi vida.

"Sevex" apareció frente a mí con luces de neón, ya había comenzado a dolerme la cabeza de escuchar un par de coches tocando el claxon, no quería imaginar qué pasaría cuando la música en aquellos altavoces que no paraban de retumbar llegase a mis oídos.

"New Rules" a todo volumen nos dios la bienvenida, al menos habíamos ido a un sitio con buen gusto. Gente por todos lados, especialmente en el centro donde había una pista improvisada de baile, mientras que en los extremos había grupos de amigos y parejas con copas llenando sus mesas.

Para mi suerte, conseguimos un par de asientos libres, Demi fue a por un par de bebidas que supuestamente me ayudarían a ambientarme. ¿Ahora es cuando estáis esperando a que un chico guapísimo apareciese por arte de magia y comenzásemos a hablar como si nos conociéramos para toda la vida? Siento desmontar vuestros planes, ojalá hubiese sido así, pero como os dije antes, con Demi las cosas nunca van como yo quiero. Desde la distancia pude verla pidiendo mientras que mantenía una animada conversación con un grupo de chicos. Agarré el bolso negro por la cadena y lo apreté fuertemente a mi cuerpo, debía de parecer una lunática con los ojos bien abiertos observando cada rincón del pub en busca de una puerta por la que escabullirme.

Mi hermana mayor tenía la suficiente confianza en sí misma –muy diferente a mí –como para ser ella la que se acercase a unos chicos, pensaba que quedarse sentada esperando era de mojigatas. Intenté acompasar la respiración, autoconvenciéndome de que aquella sería una conversación pasajera, algo así como "ey, qué guay esta canción ¿eh?" y "sí, es genial".

― ¿Abbie? Te presento a estos chicos tan simpáticos que conocí en la barra. ―Un pinchazo en el lado izquierdo del pecho, oh dios mío, ¿me estaba dando un infarto? Porque realmente lo esperaba, tal vez así podía escaparme de esa. Demi estaba rodeada de cuatro chicos aunque uno de ellos parecía entretenido con su móvil jugando a algún videojuego, con ayuda de sus dedos subió sus gafas de forma torpe mientras que sacaba la punta de la lengua entre sus labios muy concentrado en lo que sea que estuviese haciendo. Era adorable y no me hubiese importado hablar con él hasta que el pie de mi hermana chocó de forma certera contra mi tobillo. Con los ojos llorosos la observé negar con la cabeza, estaba claro, ella ya le había echado el ojo. Puso su mano en la espalda del chico de su derecha que sería incluso levemente más bajo que yo, el pobre parecía tener dieciocho o diecinueve, me observaba directamente a los ojos, pero sus mejillas estaban coloreadas de un rojo intenso. Demi ya había elegido por mí.

Ya todos sentados en aquel sofá de media luna una conversación torpe comenzaba a darse lugar, los chicos eran los que mantenían el tema de forma vaga y distraída en lo que aquella traidora que formaba parte de mi familia aprovechó para acercarse a mi oído.

―No me digas que no es adorable, moriría por quitarle esa cara de mojigato.

―Demi, ¿es mayor de edad?

―¿Qué? ―Sus ojos se pasearon por cada uno de ellos hasta que dio con el tal Jihoon que estaba segura que había sido su apuesta para mí aquella noche. Demi soltó una carcajada divertida. ―No me refería a cita, me refería a la mía. ―El chico al que habían presentado como Wonwoo seguía en sus propios asuntos, tenía el pelo despeinado y mordía su labio inferior mientras que hacía gestos a la pantalla. Mi hermana soltó un sollozo bajo. ―Tal vez tengas que volver a casa andando esta noche. ―dijo antes de golpear el codo sin querer de él, por su cara, acababa de perder por aquello. Iba a decirle algo; sin embargo, sus palabras murieron en su boca antes de salir. ― ¡Oh! No sabes cuánto lo siento. ―murmuró alargando las vocales. Desde mi punto de vista era una actriz de primera, pero el chico parecía contento con su reacción.

―No te preocupes, ¿quieres... quieres probar? ―Y así fue como perdí a mi hermana aquella noche que no acababa nada más que empezar. 

IncidentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora