5. Connect

460 40 29
                                    

Antes de llegar a consulta, a lo largo de la noche, imaginé cómo sería mi primer día de trabajo; sin embargo, acabar con la frente contra la helada taquilla no formaba parte de ninguna de mis opciones. La cabeza me dolía horrores y cada extremidad de mi cuerpo parecía pesar el doble de lo que solía hacerlo. Tom, Bob y Emily no parecían sorprendidos al verme, al contrario, pude escuchar algunas risas ahogadas al fondo de la habitación.

―No tuvo piedad, ¿cierto? ―murmuró ella.

―Deberías de haber estado ahí. Jihoon suele ser distante pero hoy fue... No sabría cómo explicarlo, es como si se conocieran de antes y la odiara. ―Imágenes de sus ojos abiertos de par en par en el asiento trasero de su coche aparecieron en mi mente. 

Al parecer, pasé más tiempo del que creí rememorando aquella fatídica y desastrosa noche pues, para cuando acabé de abrochar mis zapatos, la sala ya estaba vacía. La puerta volvió a rechinar al ser abierta y aquella cabellera oscura con la que acabaría por tener pesadillas hizo aparición. Si hubiese habido al menos un mueble cerca en el que esconderme en su interior, lo habría hecho; sin embargo, antes de darme cuenta de su llegada él ya me estaba observando con los ojos entrecerrados y los labios tensos como si estuviese aguantando las ganas de soltar una grosería.

Quise agarrar los cuellos de su camisa y estrellarlo contra la pared, hacerlo que suplicase una disculpa que no aceptaría, lo habría hecho, si no fuese porque no podía perder mi trabajo el primer día. Tal vez él estaba pasando por un mal momento, Tom lo había dicho, se había comportado peor de lo acostumbrado. Esperaría y, si aquello no cambiaba, pondría remedio antes de que fuese incluso peor.

Con un seguro y fuerte agarre en mi bolso, dejé escapar todo el aire de mis pulmones antes de ponerme en marcha. No sabía si despedirme siquiera, un simple "hasta mañana" o "que pase un buen día"; sin embargo, por muy positiva que quisiera actuar, no creía que se mereciese ni una sola palabra amable por mi parte.

Opté por el silencio, de cualquier forma nuestros ojos no se habían vuelto a conectar, aprovecharía a que antes de que terminase de guardar su bata para salir por patas y ahorrarme un incómodo e insufrible camino juntos hasta la salida.

―Espera. ―Jihoon sostuvo mi muñeca. El agarre de sus dedos rodeando mi piel ardía, haciendo palpable como estos pasaron a lo largo de mi espalda como si nunca fuese suficiente. Mi pecho subía y bajaba rápidamente y me sentía más ridícula de lo que me podía haber sentido cuando delante de aquella madre me dijo que si había conseguido mi título en un sorteo. ― ¿Aún tienes mi camisa?

―Sí, Demi...―Al escuchar el nombre de mi hermana soltó un resoplido y blanqueó sus ojos. ―Ella se la iba a dar a Wonwoo para que te la diera, supongo que puedo traértela mañana. ―Él sólo asintió, aún sin soltar mi mano.

―Está bien, podemos vernos aquí cuando todos se hayan ido como hoy, no quiero que tengan un tema nuevo del que hablar sobre mi vida privada. Tengo suficiente con quién inventan que soy cuando no estoy aquí.

―Está bien. ―Las palabras no salían de mi cuerpo, quería salir de allí y acabar con aquella conversación estúpida.

―Por cierto, aún tengo tu camisa también, la dejaste en el asiento de mi coche.

―Lo sé. ―Mis mejillas estaban tan rojas para ese momento que podría explotar en cualquier momento. Sus ojos vagaban por cada lugar de mi rostro, lo que hacía que me volviese más nerviosa si era posible. ―Así que... Hasta mañana. ―Giré con la esperanza de que abandonase su agarre; sin embargo, con un tirón de este hizo que volviese a darle cara. Su pecho chocó contra el mío y, para mi sorpresa, una sonrisa ladina adornaba sus labios. Su rostro demostraba poder, seducción y burla y sus ojos, tan rasgados y oscuros, podrían haber sido los causantes de mi muerte.

―Hasta mañana, Abbie.

Es posible que creáis que actué como una niña, pero en cuanto cerré aquella puerta a mis espaldas, corrí tanto como no había corrido en toda mi vida y solo paré cuando estuve en el interior del coche de Demi. Fuertes calambres recorrían mis piernas en toda su longitud y mis pulmones, poco acostumbrados a esas carreras, se mantuvieron quejumbrosos durante un par de minutos.

―Bueno, ¿me vas a decir ahora por qué saliste como si el hospital estuviera en llamas? ―dijo entre risas mientras que mantenía sus ojos en la carretera. Gemí mientras que formaba una bola con mi cuerpo. Ella soltó una mano del volante y comenzó a golpear suavemente mi cuerpo. ― ¡Habla!

― ¿Recuerdas a Jihoon? ―susurré mientras que la miraba con un solo ojo, lo único que no mantenía oculto entre mis manos.

― ¿Al chico al que casi te tiras durante el fin de semana? Por supuesto, casi me matas por haberte sacado de ahí, aunque aún no me dejaste explicar mis razones.

―No me importan, sé que voy a acabar más enfadada. Bueno, pues ese cabrón es el doctor de la consulta en la que estoy. ―Gritos de alegría fueron la respuesta de mi hermana, sabía que no había nada como una posible historia de amor como para hacer que centrara toda su atención.

―Eso es genial, ¿no? La próxima vez dile que te lleve a su casa, debería de ser más caballero con mi hermana pequeña.

―Demi, no va a haber una próxima vez. ―respondí cortante, lo suficiente como para que sus ojos decepcionados me observaran por un momento.

― ¿Qué? ¿Por qué no? Por lo que pude ver, os parecéis mucho, conectáis.

― ¿Conectar? ―Solté una carcajada llena de ironía. ―Quizá por eso de que somos polos iguales nos repelemos.

― ¿De qué estás hablando? ¿Te trató mal? Si es así, podemos volver antes de que salga y mantener una seria charla con él. ―Sabía que era capaz, de hecho, no era la primera vez que daba la cara por mí en algún problema.

―No, no. Simplemente lo ignoraré, nada más. Por cierto, al final no tendrás que darle su camisa a Wonwoo, puedo hacerlo yo misma ahora, ya sabes. ―Y por la sonrisa de Demi, supe que un nuevo plan macabro había comenzado a crearse en su cabeza. 

Capítulo dedicado a una no-cumpleañera, espero que te guste <3 @LaLectoraPeliazul 

IncidentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora