Envidio a esa gente que tiene cosas, y por cosas no me refiero a objetos, me refiero a cosas de valor.
Envidio a esa gente que cuenta con gente.
Envidio a esa gente que tiene ganas de despertar cada día.
Envidio a esa gente que disfruta tanto la vida que prefieren no ir a dormir hasta que el cuerpo no les dé más.
Envidio a esa gente que mantiene despierto hasta altas horas de la madrugada sin derramar una sola lagrima de tristeza.
Envidio a esa gente que está rodeada de gente que te hace reír hasta que te quedas sin aire y con el estómago vacío.
Envidio a esa gente que no se encuentra en su casa hasta el anochecer porque está tomando un café con sus amigos mientras comparten temas incultos llenos de gracía.
Envidio a esa gente que recibe abrazos cuando los necesita y también cuando no tanto.
Envidio a esa gente que puede terminar de leer un libro sin temor de lo que venga al final.
Envidio a esa gente que pueda finalizar lo que comienza y que al estar a medias no se dé por vencido.
Envidio a esa gente que siempre comienza pero nunca termina.
Envidio a esa gente que no se decepciona de si mismo.
Envidio a esa gente que recibe las mejores sorpresas de la vida.
Envidio a esa gente que sonríe constantemente.
Envidio a esa gente que es feliz sin si quiera tener todo lo que mencioné
Porque de todo aquello que mencioné yo he obtenido lo contrario.
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Poesía subjetiva
PoesíaLas palabras que nunca dije. Las palabras que nunca nadie quiso escuchar.