Verdades

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" La vida no se ha hecho para comprenderse,
se ha hecho para disfrutarse.

Cómo el cálido sol reinante de un nuevo día.













El castaño desperto, lo primero que vió fue el techo de su habitación. Suspiro. no recuerda haber venido de algún punto en la noche anterior a su habitación.

Bill, pensó, y con eso todo cobro sentido.

El silencio aún reinaba, y leves ronquidos, que reconocería en cualquier parte del mundo se dejaban escuchar, su hermana seguía dormida, eso significaba que aún era temprano.

Se levanto con pereza, camino a paso calmado a la puerta y la abrió, dio un último vistazo adentro, temiendo que de un momento a otro; esa escena de calma desapareciese, cerro con cuidado la puerta y bajo las escaleras, fue directo a la cocina y se sirvió un vaso de jugo, se recargo en el refrigerador y bebió de éste.

Algo le dice, que en algún punto del día, algo saldrá mal.


Suspiro de nueva cuenta, y recordó cuándo tenía 12, en ese tiempo estaba cansado, de todo y de todos, y no dejaba de suspirar inconscientemente, y su hermana le había dicho que dejase de hacerlo, pues con cada suspiro, se te escapa un poco de felicidad.



Tomó lo que sería el desayuno ese día, su hermana seguía durmiendo, así que quería aprovechar, tal vez unos omelets no vendrían mal esa mañana, tomo la sartén, la puso arriba de la estufa y la encendió, aún tenía la cuchara en mano, y estaba a punto de empezar, de no ser por cierto rubio que le gustaba joderle la vida.


- ¿Desde cuándo te levantas tan temprano?-. Hablo derrepente Bill.

- ¡AH!, ¡Bill!, ¡con un carajo contigo, no me asustes así!-. Casi grito.

Y Bill podría jurar que ese fue el peor cucharazo en la cabeza que recibió en su vida.

- ¡Auch!, Pino, aparte de grosero, intentas matarme-. Dijo sobandose.

- Algo me dice que tú me matarás primero...-. Hablo entre dientes.


- ¿Por qué?, ¿Por ser tremendamente sexy?-. Sonrió arrogante.

- será mejor que te calles si no quieres que te golpee otra vez...-. Murmuro.


Bill levanto sus manos en señal de paz mientras le miraba inocentemente.

- ¿y qué hacías?-. Cuestionó.

- Antes de que vinieras a darme un casi infarto...iba a comenzar a hacer omelets.

- uh, ¿desayuno?.

- No, cena-. Respondió sárcastico.

Empezó a preparar los omelets, el mayor tomo un vaso, y se sirvió jugo, el cuál dejo arriba de la mesa, siempre mirando a Dipper.

- a mi me gustaría comer otra cosa...

-¿ah, sí?-. Pregunto mientras terminaba de hacer el último omelet y lo ponía en el plato correspondiente.


- Sí...y me preguntaba...si tú estas en el menú-. Le miró pervertidamente.

Y ahí va otro cucharazo con aceite incluido a su perfecta cabeza.

Y mientras el rubio se sobaba y alegaba que había arruinado su perfecto peinado, La mayor de los Pines se despertaba y bajaba junto a la pequeña Laura e iban directo a la cocina. Mabel tapo rápidamente los ojos de la pelirroja y sufría de un derrame nasal, pues no se esperaba encontrarse con su hermano y el rubio besándose en plena cocina, no, besándose no, literalmente comiéndose.

Witch hunters (billdip-yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora