II #9

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Confundiendo la fantasía con la realidad pt. 3

¡

Acción!

Ella estaba más que enternecida por su chico, el no paraba de mirarla, repetirle cuanto la quería y demostrarle su afecto... sonriendole y tomándola de la mano; también le enternecia sus besos (que pocas veces le daba), ya que el chico era inexperto, pero las ganas son lo que cuenta, ¿no?.

En fin, este día el chico tenia un brillo peculiar en sus ojos, los labios más rosados que nunca y para la chica, se veía totalmente atractivo desde cada ángulo en el que lo veía. Estaban viendo las nubes, tomados de la mano, fuera de la realidad de la casa  fuera del resto se chicas que intentaban conquistarlo con minifaldas y piropos... el pobre... el pobre Francisco no quería dañar a nadie, así que se limitaba a sonrojarse y dejarse manosear y ser piropeado.

La chica se apoyo en su brazo mirando el perfil del chico, ¿cómo alguien tan tierno y perfecto podría quererme? Se preguntaba. El chico giró su cabeza mirándola y sonrojándose.

—¿Por qué me miras? —pregunta el chico tapándose el rostro con sus manos. La chica ríe.

—Porque eres guapo —Se muerde el labio Bárbara. El chico se quita las manos de su rostro.

—Tu eres guapa —dice sin ni un pelo de broma en su voz, la chica se sonroja.

—No mientas —Desvía la mirada viendo el cielo nuevamente.

—Es verdad —Francisco gira la cabeza de Bárbara provocando que lo mire. La chica mira los labios del chico, tentándose, involuntariamente se reláme los labios. Sin embargo, Francisco la sigue mirando, apreciando su rostro, sus mejillas sonrojadas, su nariz perfilada, sus cejas alzadas y sus labios húmedos.

—Quiero besarte —confiesa la chica. Cuando no recibe respuesta mira a los ojos al chico, estos tienen una pizca se gracia. Bárbara se arrepiente de su confesión y se sonroja mirando el suelo—. Lo siento... y-yo...

—No, no, noc—El chico toma delicadamente la barbilla de la chica levantando su rostro junto con su mirada—. No lo sientas... si quieres, hazlo —Ahora el chico se sonroja.

¿Como es tan ukke? Se pregunta la chica, pero sin vacilar se acerca a los rosados labios del chico y los debora dulcemente, luego el chico se une disfrutando el momento, moviéndose a un compás interminable en el cuál reinaba el cariño, la dulzura y el amor...

O eso creía ella.

Divagando, Consejos y Más!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora