-Flor, ¿estás lista? -preguntó Virginia entrando en la habitación.
Pero Flor no contestó. La morena seguía sumergida en su propio mundo; un mundo gobernado por unos ojos verdes y un pelo rojizo que la dejaban sin aire a cada segundo.
¿Cuándo había dejado de ver a Jazmín como una amiga y empezado a verla como algo más? No lo sabía con exactitud. Quizá fue cuando la escuchó cantar mientras la ayudaba con su negocio de flores; o cuando repasó con ella el texto de aquella novela en la que salió fugazmente; o cuando le preparó un té cuando estaba enferma. Aunque también pudo ser cuando la abrazó toda la noche después de una borrachera horrible, o aquel día en el que Jaz le dijo que se marchaba a Córdoba y sintió que se moría al pensar que no volvería a verla.
Sin embargo, entre todos aquellos recuerdos había dos que destacaban por encima del resto. El primero era el día en el que Flor entró llorando a la cocina pensando que algo sucedía entre Jaz y Dani. Nunca imaginó que saldría de allí con el pecho en llamas y el corazón acelerado por la confesión de la chef. Jaz gustaba de ella, ni de su novio ni de ninguna otra persona del hotel. Desde ese día, su cabeza había sido un hervidero de preguntas al que negaba una respuesta cada vez más evidente. Dejó a Dani y se sumió en un estado donde los nervios, los pensamientos y su propio autodescubrimiento, ocuparon todo su tiempo y espacio.
Pero la evidencia máxima de lo que le pasaba con Jazmín, llegó el día en el que Flor fue a su casa a cuidarla después de que la chef sufriera un pequeño accidente. La pelirroja se había caído del camión de mudanzas cuando ayudaba a su amigo Gerónimo a instalarse en su nueva casa. Nada más enterarse de lo sucedido, Flor corrió a su lado y, durante los tres días que estuvo de baja, no la dejó ni un segundo sola y procuró que la chef siguiera las indicaciones del médico. Pero Jaz era una cabeza dura y le costó mantenerla en la cama. Solo cuando se ofreció a darle un masaje, pudo retenerla en el mismo sitio durante un buen rato.
Lo que Flor no imaginó es que aquel ofrecimiento inocente, se convertiría en la mayor de las torturas para ella; una dulce -muy muy muy dulce-, pero tortura al fin y al cabo. Pasar las manos por la espalda de Jaz, fue el mayor placer que había tenido en sus veintiocho años de vida. Mientras masajeaba a la pelirroja, el cosquilleo de su estómago y el de la punta de sus dedos, crecía sin parar electrificando cada rincón de su cuerpo y alma. Le daban ganas de recorrer con sus labios aquella espalda esculpida por los dioses y de hundir su rostro en el pelo de Jaz. Pero no lo hizo. Se conformó con abrazarla y quedarse dormida junto a ella.
Pero al día siguiente, sus esquemas, su mundo y su vida, dieron la vuelta por completo. Después de que Jazmín se abrazara a su espalda cuando intentó enseñarle a pintar un cuadro, Flor posó para ella. En un principio, no quiso posar para la chef porque pensaba que con todos sus tics, era imposible que alguien pudiera pintarla. Pero Jaz la miró con aquellos ojos que la volvían loca y le dijo que para ella, no había una mejor modelo en el mundo. Flor sonrió ante aquellas palabras y se tranquilizó un poco. Sin embargo, seguía sin saber cómo ponerse. Por eso, Jaz se acercó, se sentó a su lado completamente pegada a la morena y, cuando estaba recolocando sus brazos, en un impulso que le salió del corazón, Flor la besó.
Y con ese beso, todo cambió.
A partir de ese instante, su relación con Jaz se transformó en lo mejor que le había pasado en la vida. Sentía que le faltaba el aire cada vez que la veía por el hotel -y eran muchas veces porque Flor no podía estar lejos de la chef mucho tiempo-, cocinando o haciendo cualquier cosa. Le era inevitable estar cerca de ella y besarla como si la vida le dependiera de ello. Con cada beso Flor sentía que el corazón no le cabía en el pecho. Algo que nunca había sentido le estaba pasando y tenía que saber qué era exactamente.
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Mi destino - Flozmin
FanficFlor está a punto de casarse con Dani. Jazmín, a un paso de regresar a Córdoba junto a Elena. Sin embargo, ninguna de las dos puede dejar de pensar en la otra.