Capitulo Siete

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-¿Y aquí se conocieron? -Preguntó Marisol mientras admiraba la interminable arboleda que nos rodeaba. 
-Así es. -Respondí sonriendo mientras todo lo ocurrido de aquel día volvía a mi memoria.
-Bueno pues te escucho. -Respondió ansiosa.

Flashback:

Matt buscaba y rebuscaba entre los cajones; su insistencia en ocasiones puede ser mas fuerte que su lógica.

-Escucha, no tengo nada en contra de tus amigas. Solo no me gustan esa clase de eventos. 
-De acuerdo, no son ellas. ¿Pero que tienes en contra de una simple feria gastronómica?
-Tu lo dijiste. Es simple.
-Así que nuestros platillos no estarán a tu nivel social. -Expuse haciendo comillas con mi dedos; enfatizando "nivel social".
-Sé que los platillos si lo serán, además sabes que soy fanático de las gastronomía refinada. Me refiero a las personas que estarán ahí. 
-Por favor. No sabes lo mucho que significaría para mi que pudieses acompañarme. -Continué en forma de súplica.
-Mira ya no quiero discutir más sobre esto, ¿De acuerdo? además hoy tengo mucho trabajo en la oficina; así que dudo que pueda llegar.
-De acuerdo. -Respondí rendida.
-Aquí estás. -Mencionó feliz y satisfecho al encontrar su corbata de rayas blancas con algunos lunares negros. Luego de su simple victoria, se detuvo a observar la decepción que gracias a él reflejaba mi rostro.
-Haré lo posible por llegar. ¿Feliz?-Matt con su atractiva y tierna sonrisa se acerco para besarme. Fingí seguir molesta y desinteresada, así que voltee mi rostro. Sin embargo Matt, con hábil destreza y con exigencia me tomó por la cintura hasta lograr así, robarme el ansiado beso.
-¡Matt! -Me aparté riendo.
-Te amo. -Respondió riendo al igual que yo. -Adiós. -Se despidió nuevamente con un beso.

El reloj de pared indicaba que eran las 8:00 am, eso significaba que contaba con solamente dos horas para terminar de arreglarme, subir todo mi material al auto y preparar las mezclas de merengue, coberturas y todo tipo de decoraciones para mis cupcakes de naranja rellenos de crema de avellana. Llevo ya dos años en este extravagante y exigente curso de repostería refinada; al parecer es un requisito ocupar mi tiempo aprendiendo algo productivo y al nivel social al que Matt y yo pertenecemos. Luego de tres años de casada, he comprendido muchas cosas y mi perspectiva de la vida a dado un giro inesperado. Recuerdo que cuando tenia tal vez diez años me creé muy altas expectativas de como deseaba que fuese mi futuro matrimonio; y no. Esas expectativas no fueron el resultado de una serie de películas de princesas, dramas románticos o telenovelas. No. Estoy segura que tal fantasía sucedió  con el simple hecho de observar a mis padres. Ellos eran quizá la representación gráfica, viva, real, o de cualquier forma como quieran llamarles de una pareja de ensueño. Eran dramáticos en el buen sentido tales como Romeo y Julieta, tan contradictorios pero románticos como el Señor Darsy y la Señorita Bennet, y realmente locos como los locos Adams. Ellos eran increíbles, yo quizá era su fan numero uno, y supongo que fue así como me adapté a la idea de que mi futuro matrimonio debía ser tal y como el de mis papás. Sin embargo cuando cumplí 15 años mi mamá falleció, llevándose consigo la felicidad del hogar, nuestros corazones rotos y mis altas expectativas de una linda familia. La culpa no fue de ella. Mi padre fue quien destrozó eso. Al año de la muerte de mi madre mi padre ya estaba desposándose con otra mujer. No lo odio por ello, al menos se que él volvió a ser feliz y su esposa Jessica no me desagrada en nada. Es sólo que me di cuenta que no podemos amar a una sola persona por la eternidad, no podemos hacernos a la idea de que los finales felices existen y son eternos. No, mi padre quizás no amaba lo suficiente a mi madre. Y sin mi verdadera madre, cierta confianza y seguridad que poseía se desplomó, mi padre cada vez me prestaba menos atención y como hermana mayor de Josh y Emily solo me preocupaba por ellos y menos en mi.

Cuando empecé la Universidad, conocí a muchos chicos y muchos de ellos intentaron tener algo conmigo. Yo simplemente no tenía ningún interés en tener novio. Muchos eran unos idiotas, y recuerdo que al ser ellos quizás más populares que los demás despreciaban a medio mundo, incluyendo a Matt. 

Supongo que eso fue lo que me conmovió cuando lo conocí. Matt era diferente a los demás. Matt era el estudiante más adinerado de la Universidad, el dinero lo llevaba incluso en los poros; sin embargo también era de los más tímidos, reservados y aplicados de la Facultad. Nadie sabía eso y el jamás lo presumía. Muchos incluso creían que él era becado.

-Matti, Mattu señores!  Ahí viene nuestro querido Matt. -Gritó el estúpido de Fredy mientras todos en el pasillo buscaban el salón al que debían ingresar durante el cambio de períodos.

Matt apenas si prestaba atención a sus palabras. No se inmutó en ningún momento a pesar de que todos sabíamos como terminaría la persona que se atrevía a ignorar al tonto pero grande Fredy. Matt solo se apresuraba para entrar al salón que le correspondía.

-¿En donde está mi tarea idiota? -Cuestionó desafiante mientras arrugaba el frente de la camisa cuadriculada de Matt.
-Suéltame. -Ordenó un poco inseguro.
-No has respondido a mi pregunta. -Respondió con su cínica sonrisa mientras a 30 centímetros del rostro de Matt, Fredy preparaba el trayecto de su puño derecho.

La respuesta de Matt fue un "me vales pito" resumido en una escupida. ¿Cual fue el precio que tuvo que pagar Matt por 5 segundos de placer y satisfacción? Un ojo morado y toda la mañana en enfermería.

Como lo supe. Bueno, yo fui su compañía toda esa mañana.

-No deberías estar aquí.
-¿Por qué no?
-Odio que sientan lástima por mi.
-Tu no me das lástima. Es más te lo aplaudo. Al fin veo a alguien que se atreve a hacerle frente a ese idiota.
-Te recuerdo que ese idiota es tu novio.
-Ya no más.
-¿Ah no? -Respondió con una tímida sonrisa mientras se negaba a fijar su vista sobre mi.
-No. Así que... Podríamos ser muy buenos amigos ¿No lo crees?

Invitada a mi funeralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora