Capitulo once -

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La primera vez que Matt me golpeó fue dos días antes de nuestro aniversario No. 3. Él regresó del trabajo muy molesto porque el puesto por el que tanto tiempo había estado trabajando se lo dieron a un joven que apenas llevaba 6 meses en la compañía. O al menos eso fue lo que Phill dijo aquella noche.

-¡Estoy hasta la mierda!
-Cariño cálmate, no es el fin del mundo.
-Por Dios Debrah, no digas estupideces. Tu sabes mejor que nadie que quien merecía ese puesto era yo; no un inexperto con suerte.
-Puede que ese puesto no fuera para ti, ya vendrá una mejor oportunidad.
-Definitivamente no cuento con tu apoyo; piensas igual que los malditos que decidieron que no era lo suficientemente bueno para dirigir el departamento. -Respondió casi en escupida.
-Escucha Matt, sé que estás molesto pero no es razón para que la tomes conmigo.
-Se supone que eres mi esposa. En las buenas y en las malas ¿recuerdas? Así que te aguantas.
-¿Y que hay de mí? Últimamente quieres ser el protagonista y víctima de la historia. Yo también tengo mis propios problemas, y no me la paso reprochándote todo. -Respondí con un portazo dirigiéndome a la cocina.

Serví de malas la sopa de espárragos que acababa de preparar y lo llamé.

-¡La cena está servida! -Matt apareció de inmediato y se sentó de malas a la mesa.

Estaba a punto de dar el primer sorbo cuando me di cuenta.

-¡Espera! -En su plato agregué el picante que yo suelo usar para acompañar mis comidas, pero que el tanto detesta.
-¿Que haces? Déjalo. -Exclamó golpeando fuerte la mesa.
-Ese no es tu plato. -Intenté intercambiar los platos.
-¡Que lo sueltes, maldita sea! -Solté de inmediato y pasó lo imperdible.
-¡Hija de puta! -Toda la sopa cayó en su regazo y como recién había hervido... estaba hecho una furia.
-Como lo siento Matt.... -Estaba nerviosa. -Tu dijiste que soltara... y tú...
¡BAM! -Su puño chocó contra mi ojo. -¡¿CÓMO TE ATREVES A DECIR QUE ENCIMA FUE MI CULPA?!
-... -No tenía palabras, solo lágrimas. Su golpe dolió como nunca, pero ¿venía de mi esposo? maldita sea; el jamás hacerme algo así.

En ese momento algo se apagó e mí.

-¿Cómo pudiste? -Repliqué desconcertada con una mano cubriendo mi ojo y sin siquiera mirarle. Lo único que percibía era su respiración acelerada.
-¡Debra perdóname! No, no se que fue lo que me pasó. Yo...yo jamás sería capaz... tu lo sabes amor...
-¿Amor? ¿Cómo puedes...? -Aún estaba en modo avión.
-¡Yo no quería hacerlo! -Intentó abrazarme pero me alejé de inmediato. -Lo lamento... te juro que yo no soy así; no se que me pasó...
-¡Cállate! Es que no te das cuenta; solo veme. El daño está hecho. -Y entonces comencé a llorar. Ahora si me dolía todo tanto por fuera como por dentro.
-Pero no fue mi intención! Yo...
-¡Sólo déjame sola! Grité golpeando la mesa.

Muchas cosas pasaron por mi mente. Primero; traté de procesar lo que acababa de ocurrir. Mi compañero de vida. MI esposo acababa de golpearme, Al recordar la escena solo podía pensar en aquella ocasión en la que también enfurecido golpeó como loco a Raymond. Su rostro y respiración aquel día eran exactamente lo que revivió hace apenas un momento.

Matt salió de casa justo en el momento en que le pedí que me dejara sola. Era lo mínimo que podía hacer por mí entonces.

Recordé todas esas historias y programas de televisión en los que hablaban sobre mujeres maltratadas. Las consecuencias de permitir que alguien te golpeara una primera vez y como salir del maltrato.

Realmente nunca imaginé verme en una situación. Sabía lo que debía hacer; sabía que si me golpeó hoy, probablemente lo haría nuevamente mañana, pasado mañana o el mes que viene. Nunca se sabe.

También sabía que podía denunciarlo, aunque también pensé que al ser la primera vez que Matt me golpeaba no le darían mucha importancia. Sin embargo sabía que al menos debía estar decidida a alejarme de Matt y que no podía vivir bajo el mismo techo con alguien que en cualquier ataque de ira podría usarme como saco de boxeo.

El día pasó y ni siquiera quise salir de casa luego de ver que aún con maquillaje mi ojo permanecía hinchado y morado.

Se llegó la noche y la preocupación también hizo presencia. Pasaban las horas y Matt aún no volvía. Finalmente, caí rendida en los brazos de Morfeo.

Ya de madrugada me desperté ante el ruido de alguien intentando abrir la puerta. Me apresuré a acercarme temiendo lo peor. Sin embargo, se trataba de Phill y Matt; quien apenas podía mantenerse de pie.

Phill me pidió que le ayudara para llevar a Matt a la cama. Lo hice muy a mi pesar, ya que aún estaba molesta. Sin embargo no quería que Phill supiese lo que había pasado; a pesar de que mi ojo hablara por sí solo.

Mi sorpresa fue cuando Phill me confesó que el ya sabía del incidente entre Matt y yo. Al parecer Matt se lo contó; y muy triste y arrepentido, agregó Phill.

Realmente no sabía que pensar. Phill me narro cosas desgarradoras sobre la infancia de Matt, y como todos esos eventos había distorsionado gran parte de la personalidad de Matt. Y que si había algo que podía motivarle a cambiar era solamente yo.

Esa noche traté de ser empática con Matt. No logré pegar el ojo en toda la noche pues mis pensamientos acerca de la decisión que tomaría se convirtieron en insomnio.

A la mañana siguiente, el me pidió perdón nuevamente y me invitó a comer a un restaurante de comida Italiana.

A la semana siguiente, también me pidió perdón por la bofetada que me dio en el auto y me compró una tarta de reconciliación.

Dos meses después me pidió perdón al salir del hospital enyesada del brazo izquierdo (gracias a Dios no fue el derecho).

Al año, fue Phill quien me pidió perdón por interceder entre Matt y yo. Esa vez Phill me encontró con el rostro destrozado y la frente abierta; luego de que uno de los jueces de la feria gastronómica firmara el arreglo floral del premio con "Me enorgulleces. Att: Raymond PDT: Sigues luciendo hermosa..."

Matt casi se muere al descubrir esa nota. Así que esperó hasta llegar a casa para dejar en claro que Ray no podía volver a verme y mucho menos hablarme.

Finalmente me convertí en una Debrah programada para obedecer, despreocuparme de mi y totalmente aterrada de lo que Matt podía llegar a hacer... ¿Y como fue eso posible? Bueno, cuando le amenacé con alejarme de él y denunciarlo por maltrato. El tomó el arma que se encontraba en uno de sus cajones y amenazó con matar a Raymond, a mi familia si era necesario; pero jamás a mí. Ya que prácticamente yo era de su propiedad. Su amor se convirtió en obsesión.

-Y ni pienses que el suicidio podría ser una opción. El día en que llegue a perderte, tu familia correrá la misma suerte. -Vociferó mientras me tomaba del pelo; y arrastraba hacia la fría habitación.

Para ese entonces la palabra "perdón" ya no existía en el vocabulario de Matt.

Invitada a mi funeralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora