—Petra... —masculló sobre su oreja—, sólo por hoy... olvida lo que soy.
Como si le dijese un secreto, Rivaille siguió susurrando a su oído con un tono lleno de sentimientos nunca antes vistos en él. Entre ellos la piedad, algo que nadie pensaría que Rivaille Ackerman pudiese siquiera saber su definición:
—No permito ningún acto de insubordinación, mucho menos de ti —llevó su mano derecha al rostro de Petra y la obligó a mirarlo a los ojos—. Mañana recibirás tu castigo, pero por hoy... sólo hoy, quiero descansar.
Y con la gracia de un caballero, Rivaille logró acomodarse encima de Petra, con el rostro sobre sus pechos y las manos quietamente encima del colchón, dejó que ella le acariciase la cabeza, comprendiendo bien lo que él le quiso decir.
¿Esto respondía todas las dudas?
Petra dudaba que así fuese, pero, ¿qué iba a hacer? Rivaille era así y no había nada que ella pudiese hacer para cambiarlo. ¿Y por qué habría de cambiar algo de él?
Satisfecha como nunca antes, Petra se llevó un mechón de cabello oscuro entre sus dedos, peinándolo sin rapidez, con tacto. Delicado. Lo oyó suspirar y luego lo sintió afianzarse más a su cuerpo como si temiese que ella se fuese dejándolo solo.
Jamás lo haría.
Menos hoy que era 25 de diciembre... era navidad... era...
Petra dio un respingo, llamando la atención de Rivaille hacia ella. Sin levantarse le preguntó con voz ronca:
—¿Ocurre algo?
El corazón de Petra palpitaba rápido.
—¿Petra?
Con los labios temblorosos, Petra respondió.
—Nada malo... Rivaille —susurró acariciándole la espalda, luego regresó su atención a la cabeza y sonrió—. Descansa.
Sólo por hoy fingirían que todo era normal; sin reglas, ni titanes; sin divisiones militares que les obligasen a tratarse con respeto, como si fuesen extraños; sin máscaras ni secretos. Sólo por hoy eran un hombre común y una mujer común, acostados en una cama donde el mundo se reducía a ellos y nada más valía.
Petra quiso llorar.
«Querido mío» y entonces lo aceptó.
Aceptó que ella lo dejaba hacer lo que quisiera con ella porque su corazón así se lo permitía; finalmente su amor de mujer había sido entregado a él sin que Petra lo viese venir. Sólo él pudo cautivar el corazón que otros no pudieron siquiera ver a lo lejos.
Era triste porque él no necesitaba de ella, de ningún modo que no fuese para satisfacer sus más bajos deseos.
Rivaille Ackerman era el soldado supremo, el hombre más fuerte, el arma insuperable y el escudo irrompible. La espada con mejor filo y la flecha ineludible.
¿Qué podría necesitar él de ella?
De una hoja de papel que podía romperse con cualquier cosa; de una mujer que se meaba encima cuando veía la muerte de cerca; de una niña que entre sueños lo llamaba; de una ilusa que lo veía tan lejos y se alegraba de tenerlo cerca aunque fuese de esta forma.
Ella jamás sabría lo que su existencia significaba para él.
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𝘙𝘰𝘻𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘦𝘭 𝘊𝘪𝘦𝘭𝘰 | 🔞
Fanfiction『Levi x Petra』Sólo por hoy fingirían que todo era normal; sin reglas, ni titanes; sin divisiones militares que les obligasen a tratarse con respeto, como si fuesen extraños; sin máscaras ni secretos. Sólo por hoy eran un hombre común y una mujer com...