Parte sin título 5

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Ding-Dong!

El sonido del timbre le asusto un poco, tomo un respiro y se acomodo la chamarra, tenía que lucir presentable.

Su despertar fue muy divertido. Como supusieron Degel y Krest despertaron con una jaqueca terrible, a medio día y sin recordar nada. Esta de más decir que esos bribones se apegaron a su plan, fingiendo enojo e indignación con los cubos mayores. Los pobres franceses no sabían si creer o no, pero todo parecía indicar que si, por lo que se la pasaron todo la mañana disculpandose,  muertos de pena.

Milo pudo salir sin ningún problema, tomo su regalo y fue a casa de Camus, en el camino se había encontrado con Angelo.

-ya lo tengo, secuestramos a Bambi y lo arrojamos a un barranco, que te parece.

-no suena mal, y conozco a un par de diablillos que nos pueden ayudar, je.

-y...encontraste algo, ya sabes, un regalo.

-bueno...algo así, la verdad le hice uno.

-enserio?

-si

-y que es?

-oh, eso es sorpresa...y dime, como te fue a ti, les gusto su regalo.

-Les encanto...y no solo eso.

El pequeño cangrejito se lleno de carmín, lo cual capto la atención de su amigo.

-que paso, cuenta!

-Bueno...solo te dire que ya tengo novio.

-...o...o...no te creo!

-Sí o///o.

Y ahi estaba, esa faceta tan dulce e infantil que casi nadie concia de Angelo, salvo su familia y mejor amigo, y es que el chico podía ser tan tímido y romántico como su papi. El cangrejo estaba sonrojado y jugando con sus dedos, cual colegiala enamorada.

-ya, Dime!

Por su parte Milo lo zarandeaba de un lado a otro, deseoso por conocer el chisme ( si los hombres son mas chismosos que nada, no lo nieguen)

-ya, deja de moverme, te cuento.

Se sentaron en una banqueta, el día estaba tranquilo, casi no circulaba gente o autos y varios comercios estaban cerrados, por lo que podían platicar en paz.

-bueno, cuando llegue a mi casa pues...Afro ya me estaba esperando, para darme mi regalo

-uhhhhuuu!

-y...bueno

***...***...***...

El cangrejo se había quedado helado al ver a su compañero en su casa, ya que esperaba encontrarlo hasta el otro día y con ello reunir un poco de valor.

-hola Angelo, Feliz Navidad!

-ho...hola...

Se veía tan radiante, con esa chamarra de pana ceñida a su cuerpo y esa coleta alta que sujetaba su cabello. Afro trabajaba como dependiente en la florería de su padre Albafica, el chico amaba tanto las plantas como su progenitor, por lo que los dos se llevaban muy bien, lo mismo ocurría con su hermana, que adoraba a Afro.

El pececillo había llevado un presente a su jefe y a su amiguita, y de paso aprovecho para molestar a su crustáceo favorito, y darle un regalo. Platicaron un buen rato hasta que Afro decidió marcharse, después de todo tenía que pasar la Navidad con su familia, y su abuela Kardinale lo esperaba (si, la hice mujer XD).

Operación NavidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora