—Ok...Jane Park, ¿Verdad? — La nombrada asintio acomodando un mechón de su rojizo cabello detrás de su oreja— Muy bien, dígame: ¿Que la trae por aquí hoy?.
—Pues, mis padres son unos exagerados— la chica rodó los ojos y luego dirigio su vista a la ventana, el sol estaba dando sus últimos rayos del día, jugando con las nubes y pintaba el cielo en colores cálidos y degradados que iban desde naranja a rosado. Amaba esa parte del día, le traía tanta paz, era una de esas obras de arte que observas todos los días pero no siempre te percatas de ello. Mil pensamientos inundaron la cabeza de Jane, un nombre resonaba en su mente cada vez que veía el atardecerLuaxana...
La pelirroja aun recordaba, cuando tenían 9 años y se reunían en el parque detrás de la casa de Lua para ver el atardecer, era hermoso contemplar esa maravilla y a un lado de la sonrisa de la castaña no podía ser mejor.
Ultimamente la sonrisa, los ojos y los planetas(1) de aquella pequeña castaña eran la causa de las mil noches de insomnio de la mayor, no podía evitar pensar en ella, era mucho más fuerte que la mismísima Jane.
La única razón por la que acepto ir al estupido psicologo fue por que la menor se lo pidió, era la única forma de que Jane diera el brazo a torcer, escuchar la petición salir de los labios de Luaxana.
—¿Porque piensas eso?— La voz del hombre sentado frente a ella la saco de sus pensamientos y trajo de nuevo a tierra.
—Creen que necesito hablar con alguien para desahogarme y contar mis problemas ya que ellos saben menos de mi vida que usted de adolescentes — Contesto la chica.
—¿Y tu que crees?.
—Disculpe no es mi intención faltarle el respeto pero si usted esperaba que yo viniera aquí en contra de mi voluntad y me sentará a contarle mi vida a un completo desconocido estaba muy equivocado.—Jane estaba a la defensiva y en parte era entendible, era una suerte que el Dr. Creing gozara de una paciencia absoluta y que parecía eterna, sin mencionar que estaba acostumbrado a lidiar con adolescentes, esto le permitía poder hablar con personas como Jane.
—Pues me especializo en esto, por lo que me parece que se lo necesario sobre el tema "Adolescencia".
—No...
—¿Disculpa?.
—He dicho que no.
—¿A que te refieres?.
—Usted sabe lo que le dicen los libros.
— He pasado por esta etapa también por lo que creo que eso me da la base de práctica, ¿Verdad?.
—Pues si, pero eso no lo hace experto, los adultos cuando pasan esta etapa de mierda, (y me disculpo por mi vocabulario), olvidan todo, la manera en la que nos sentimos, como pensamos, que tan importantes nos son las opiniones ajenas, etc, lo olvidan y se creen que por haber leído un libro de 400 páginas y "pasar" por esta etapa saben todo y conocen a cada chico menor de 18 años como la palma de su mano cosa que no es cierta, así que no me diga que usted es "experto" en esto.
—Bien en parte tienes razón y no lo niego, pero yo creo que al haber pasado por esta etapa se como se sienten, no digo que yo sepa exactamente lo que tu piensas o sientes ni nada por el estilo pero creo que al haber sido un adolescente puedo entenderte e intentar hablar contigo. Ahora cambiando de tema, yo no quiero que tu te sientes ahí y me cuentes tu vida con total confianza como si fuese un viejo amigo, solo quiero que me digas porque crees que tus padres te obligaron a venir, y un poco más de respeto de tu parte hacia mi, ¿Puedes hacerlo Jane?.
La menor quedo sin palabras y solo se limitó a asentir.—Muy bien entonces, puedes comenzar.
— Mi hermana y yo no nos llevamos muy bien, mi padre apenas pone un pie en casa y la relación confianza de hija a madre no es muy buena que digamos, por esto mis padres creen que debo venir a este lugar, sienten que tengo depresión.
— ¿Y tu que opinas de esto?.
— Ya le dije, creo que están exagerando.
—Ok, hablame de tus amistades, ¿Como te va en la escuela?.
—Estoy muy lejos de ser Miss Vida social, respecto a el colegio, tengo buenas notas, pero odio ir a ese lugar—¿Que es lo que te molesta?.
—¿Quiere la lista larga o la lista corta?—contesto la pelirroja con indiferencia.
—Pues solo nos quedan 5 minutos, así que creo que con la lista corta estaremos bien para ser la primera sesión.
—A diferencia de muchos, lo que me molesta no son las materias, trabajos, tareas, profesores, etcétera, eso está digamos que bien, puedo manejarlo, pero lo que enralidad odio son a los idiotas de mis compañeros, no los soporto.
—¿Que es lo que te molesta de ellos?.—Jane lo miro como si hubiera hecho la pregunta me obvia del mundo.
— Su existencia.—Contesto con la misma seriedad que "el grillo" decía "Saquen una hoja".
—Terminamos por hoy.
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A estas alturas Azul ya ni queria abrír los ojos, no sentía ánimos para levantarse, comer, o salir de su casa, apenas y con suerte dormía, no podía evitar sentirse culpable por el suicidio de Emma, había intentado ir al psicólogo solo porque su madre la molesto hasta el cansancio, odiaba ver a su hija así, deprimida y culpandose por algo que no iba a poder evitar. Sin embargo a Azul le pesaba la vida, no podía dejar de pensar en que ella podía haber evitado que Emma cometiera esa estupidez, y era tal la forma en la que se sentía que había comenzado a considerar la idea de eliminar su existencia, como una especie de castigo, pero lo único que no dejaba que lo hiciera era la carta de suicidio de Emma, ella siempre fue muy inteligente y sabia que su amiga podría llegar a hacer una estupidez por eso le aclaro en aquel papel que no quería que Azul siguiera su ejemplo, Emma deseaba con todo su corazón que ella siguiera deslumbrando al universo con su sonrisa, y viendo el mundo por las ventanas verdes que eran sus ojos, los mismos en los que Emma había quedado pérdida tantas veces.
La amaba...
Y ya no podía negarlo, siempre reprimió su sentimiento hacia ella, y evadia todo tipo de pensamiento que le recordaba lo especial y hermosa que era.
Y ya no quería hacerlo, había decidido confesarle a la castaña sus sentimientos hacia ella. Con una carta en mano y todas sus ilusiones y esperanzas en la otra partió a la casa de la tía de Emma en la tarde del miércoles de aquel frío invierno, el más frío de todos...
El aire olía a flores y a confusos recuerdos, la suave brisa jugaba con la larga cabellera dorada de la chica, y los nervios de Azul podían hacerla explotar en cualquier momento.
Llego a la imponente casa blanca y se dispuso a tocar la puerta.
—Ohh, Azul ¿Como estas linda?, adelante pasa, hace un frío de morirse—Dijo Norma al abrir la puerta esbozando una sonrisa y haciéndose a un lado para que la menor pase.
—Muchas gracias señora Fitz, ¿Se encuentra Emma?.
—Claro, estuvo en su habitación toda la tarde y solo bajo a almorzar, sube linda, ¿Quieres algo de tomar?.
— No, estoy bien, gracias, subiré a ver a Emma.—Dicho esto comenzó a subir escalón por escalón
14...13...12
No podía creer que ese momento ya estuviera ocurriendo.
11...10...9
Por fin le confesaria a Emma todo lo que se estuvo reprimiendo durante un año.
8...7...6
Ya solo la separaban 6 escalones, los nervios se volvían a apoderar de su cuerpo.
5...4...3
Ya no estaba tan segura y tenia miedo.
2...3
No se hecharia hacia atrás
1 escalón...
0 escalones...
Se paro delante de la puerta de madera negra que la separaba de castaña, y toco, una, dos y tres veces.
—Emma, soy yo Azul, abreme por favor.
Volvió a tocar, sin obtener respuesta.
—¿Emma?, ¿Estas ahí?.
Sin conseguir respuesta alguna por parte de la chica, la rubia abrió la puerta lentamente, talvez estaba dormida.
—Emma, soy yo, ¿Estas aquí?—iba dando pasos cortos y adentrándose al dormitorio lentamente.—Emma.— Canturrio, y entonces la vio—¿¡EMMA!?, EMMA, DESPIERTA—Las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos como si corrieran un maratón, Emma estaba recostada en su cama con las muñecas cortadas, su habitación estaba impecable, su cama era un desastre — ALGUIEN AYUDEME, NORMA, EMMA NO REACCIONA, LLAME A UNA AMBULANCIA.—Norma subio corriendo las escaleras y al ver la escena quedo impactada pero a el segundo reaccionó y pudo pedir ayuda —Emma porfavor, no me dejes...vamos despierta, EMMA NO PUEDES IRTE, NO PUEDES DEJARME.—Azul estaba rodeando el cuerpo indefenso de Emma con sus brazos y la abrazaba tan fuerte como sus débiles brazos se lo permitían, no podía creer lo que estaba pasando—Emma, Emma...Y-yo te amo, no te vayas por favor, no me dejes...—Susurraba cerca de su oído mientras su voz de iba quebrando.
El resto es historia...~~~~~
Hola!! Estoy aquí para disculparme por cualquier falta de ortografía que puedan encontrar y desearles un feliz año nuevo, felicidades.
Se despide: yo.
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Aviones de papel.
Short StorySu sonrisa, esa maldita sonrisa que podría derretir los polos y detener las guerras. Ella tan solo ella... contenido LGBT+ Todos los derechos reservados , no se permiten copias ni adaptaciones sin mi consentimiento.