Capitulo 03

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Seguíamos riendo cuando volvimos a mi casa. 

Yo llevaba puesto un vestido de flores terriblemente femenino, con falda larga y 
escote bajo. Cosa insólita, la verdad es que la maldita cosa me gustaba. Era lo 
suficientemente largo como para no tener que llevar pantis —agh, nunca he 
entendido esas cosas— y conjuntaba muy bien con mis sandalias nuevas. 

—Te digo que teníamos que haberlo hecho —dijo Zayn de nuevo, llevando las 
bolsas a mi habitación. 

Me reí más fuerte. Durante todo el día, Zayn había insistido en jugar a mi novio 
baboso. Lo había llevado al extremo, insistiendo en tocarme con cada vestido que me 
probaba, para gran diversión de los impresionados dependientes. Cuando me plantó 
su gran mano en el culo por primera vez, por poco lo tumbo de un golpe, pero lo dejé 
pasar. ¿Qué coño? Nos estábamos divirtiendo, ¿no? Y además, era agradable. 

Cuando vio que le seguía el juego, fue aumentando la intensidad hasta que, en la 
última tienda, quería seguirme al probador para ver cómo me probaba los ligueros y 
medias, que insistía en que necesitaba. 

—Hubiera estado fenomenal. Imagínate su reacción. 

Dejé de reírme, pero aun estaba divertida. Hubiera sido gracioso, pero se lo había 
impedido. Los vestidos eran una cosa. Los ligueros otra completamente distinta. No 
creo que estuviera lista para ir tan lejos. Además, aunque me hubiera reído, fue algo 
embarazoso ser observada así. Probablemente era normal para Zayn, pero yo no 
estaba acostumbrada a ser el centro de atención, como había sido toda la tarde. ¡Era 
agotador! 

Llevamos las bolsas a mi habitación. A pesar de todo, la mitad de las compras las 
hice yo. Aunque protestó, no había dejado que me comprara tantas cosas. 

Dejó el plástico y el papel en el suelo junto al armario. 

—¿Sabes, ____? Eso te sienta realmente bien. 

Sonreí, examinando mi reflejo en el gran espejo que había encima de la cómoda, 
alisando con las manos las rosas rojas y blancas emparejadas con ramas verdes, 
deteniéndome justo unos segundos en mis pechos. El corte del cuello hacía 
maravillas con mi escote y el nuevo sujetador "push-up" no hacía ningún daño. 

—Gracias. La verdad es que, después de todo, los vestidos tienen algo. Algunas 
veces. ¡Pero el maquillaje no! 

Me estremecí dramáticamente, pasándome las manos por el pelo suelto para 
echarlo hacia atrás. 

—¿Por qué no? —se rió—. Me han dicho que puede hacer milagros por la 
autoestima. 

Fruncí el ceño. 

—Sí, bueno, es desagradable. Además, cuesta mucho aprender a hacerlo bien. 

Parte de mí envidiaba a las mujeres que podían hacerlo, pero es que simplemente 
no era para mí. 

Apareció dentro del reflejo del espejo, justo detrás de mí. Puso las manos en mis 
caderas. Luego sus ojos encontraron los míos en el espejo. 

Me quedé helada. 

Él no. 

—¿Querrías dejarme mostrarte cuánto aprecia un hombre una figura como esta? 

Oh, tío. ¿Su voz siempre había sido tan sexy? Si era así, me lo había perdido. 

¡Eh! ¡Espera! 

—¿Qué es lo que estás ofreciéndome? —pregunté con una sonrisa tonta, 
intentando quitarle importancia. 

Comencé a apartarme de él. 

Una Para El Equipo (One Direction y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora