Capitulo 17

6.6K 137 7
                                    

La ventana del otro lado de la habitación estaba abierta, por lo que una agradable 
brisa flotaba sobre la sábana que estaba ligeramente sobre mí. Podría haberme 
congelado, excepto que todo mi trasero estaba impregnado del calor del desnudo 
cuerpo masculino curvado a mi alrededor. 

No, para mí no era el despertar típico de la heroína la mañana después, en la que 
no sabe dónde está. Cuando abrí los ojos, sabía exactamente dónde estaba y 
exactamente quién era el que estaba abrazándome por la espalda. ¿Louis siempre había 
olido tanto a "Louis"? ¿O era nuevo ese cálido aroma almizclado? ¿O era yo tan 
híperconsciente de él como de la prueba de su excitación presionando en la parte baja 
de mi espalda? 

Se dio cuenta de que yo estaba despierta casi inmediatamente. La mano que había 
estado tranquilamente descansando sobre mi barriga empezó a frotar suavemente 
hacia arriba hasta que estuvo firmemente metida bajo mi pecho. Utilizó esa mano 
para tirar más cómodamente de mí contra su pecho. 

El hecho de que fuera agradable no era problema mío. El hecho de que me pudiera 
derretir felizmente en sus brazos y, o bien volver a dormir, o girarme y continuar con 
lo que él claramente estaba ofreciendo, tampoco lo era. 

—¿Qué estamos haciendo? 

El aliento caliente precedió a unos suaves labios rozando mi hombro. 

—Creo que se llama "caricias". ¿Nunca antes lo has probado? 

—Louis, ¿qué está pasando?

—¿No te gusta? —los dientes mordieron suavemente mi hombro y maldita fuera 
si no envió un escalofrío a través de todo mi cuerpo, uno que no podía dejar de 
sentir. 

Me giré, retorciéndome por debajo de su brazo para poder mirarle. También 
arrastré la sábana hacia mí, usándola junto con mi brazo como barrera entre nosotros. 
Poniendo la cabeza sobre la almohada, estudié su cara. Pelo negro revuelto cubría la 
mayor parte de su frente, amenazando con caer sobre un ojo en cualquier momento. 
Sus ya de por sí estrechos ojos, estaban a media asta, haciéndolos oscuros y 
misteriosos. Tranquilo regocijo era todo lo que él me mostraba. 

—¿Qué estás haciendo? 

—Pensé que era bastante obvio. 

—No, no lo es y no seas adorable. 

Arqueando las cejas abrió los ojos un poco más. 

—¿Lo soy? 

Hice una mueca. 

—Louis.

—¿Qué quieres que diga? 

—Quiero que me digas qué estás pensando. 

Todavía con esa sonrisa sexy, él me miraba a la cara. Sexy. ¡Dios! No había 
pensado que su sonrisa fuera sexy hacía unas semanas. 

—Estoy pensando que te ves maravillosa por la mañana.

Empujé un suspiro de exasperación a través de mis labios, rehusando ruborizarme 
de placer con su cumplido. 

—¡Louis! 

—¿Qué?, es la verdad. Te ves maravillosa, toda soñolienta y recién follada. 

Vale, ahí iba el rubor. Bien, si él quería jugar de esa manera… 

—Si no recuerdo mal, no hiciste nada de follar la pasada noche. 

—Nop —no parecía molesto—. Mi primera vez contigo no va a ser un trabajo de 
grupo. 

Me había hipnotizado, mirando su cara, preguntándome si era un juego, 
esperando que no lo fuera, preguntándome como podía saberlo sin sentir esperanza. 

No era buena ocultándole las cosas a Louis. 

—¿No? 

Alargó la mano para pasar sus dedos sobre mi mandíbula. 

—No. Pensé que lo sería; tenía la intención de participar la noche pasada. Pero 
cuando llegó el momento… —con un pequeño encogimiento de hombros, sacudió la 
cabeza. 

—¿Por qué no? 

Uno de sus dedos delineó la parte inferior de mi labio y sus ojos siguieron su 
progreso. Un simple toque y sin embargo nunca me había sentido más íntima con 
Louis, aunque sólo hacía unos minutos que estábamos abrazados juntos desnudos. 

—No quieres oír esto —su voz era apenas un susurro, pero le oí muy bien—. Pero 
eres perfecta. Para mí. 

—Louis… —presionó el dedo en mis labios, mandándome callar. 

—Seré honesto y te diré que esto no me había ocurrido antes de que nosotros lo 
comenzáramos, los chicos y yo. Eres mi mejor amiga y te quiero, pero estaba cómodo 
con lo que teníamos. Pero me asusté —frunció un poco el ceño mirando mis labios—. 
No me hablaste sobre eso —una pequeña risa—. Era extraño. No quería oír de Harry; 
tenías razón sobre eso. Pero me lo contabas —gimió—. Con todo detalle. 

Sonreí y me eché a reír. 

Su mano se desvió hacia abajo, el pulgar acarició mi barbilla mientras sus dedos 
presionaban suavemente por debajo de mi mandíbula. 

—Pero no me explicaste sobre los chicos. Esperaba que lo hicieras. Cuando no lo 
hiciste… —otra sacudida de su cabeza. Por experiencia yo sabía que estaba 
expresando algo que le había confundido y le divertía ahora que estaba en el otro 
extremo del problema—. Parece un poco tonto pero estaba bastante seguro de que te 
iba a perder. 

Fruncí el ceño y abrí la boca pero otra vez me calló. 

—Déjame decírtelo. Tú preguntaste. 

Cerrando la boca, asentí. Pero estiré el brazo para pasar los dedos sobre la suave 
piel de su pecho, justo por debajo de un pezón color chocolate. Si él podía decirlo yo 
podía hacer algún pequeño gesto para animarle. Por favor deja que él llegue a decir lo 
que realmente necesito que diga. 

Finalmente, levantó los ojos hasta encontrarse con los míos. Ahí estaba la cruda 
honestidad de Louis, lo que he apreciado de él como amigo, el rasgo que nunca jamás 
me dejaba escapar con cualquier cosa, incluso si yo mordía y arañaba en el intento. 

—Si te iba a perder, iba a ser por uno de nuestros amigos y eso casi me destrozó. 
Te quiero toda para mí, ____. Es simplemente así. 

Lágrimas ridículamente estúpidas llenaron mis ojos, probablemente estimuladas 
por la sonrisa tonta que ocupaba mi boca. 

—Louis. 

La mano en mi barbilla se deslizó detrás de mi cabeza, enroscándome en su beso. 
Fui de buena gana, deslizando el brazo alrededor de la sedosa piel de su espalda. No 
voy a decir que este era el mejor beso que he experimentado —con aliento mañanero, 
en realidad dejó un poco que desear— pero ninguno de nosotros se preocupó por 
ello. La sábana que había reunido entre nosotros como protección ahora era una 
barrera no deseada, pero no podía molestarme en desenredarme, por lo que tuve que 
presionar contra él con la sábana, sentir su calor a través de ella. 

Empujándome gentilmente me puso de espaldas, arreglándoselas para tirar hacia 
abajo la sábana lo suficiente para que cuando se puso sobre mí estuviéramos pecho 
con pecho. 

Le impedí besarme otra vez, ahuecando su mandíbula en mis manos. 

Una Para El Equipo (One Direction y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora