Se dejo caer sobre el mojado piso del baño dejando que su ropa terminara de empaparse con el agua que continuaba derramándose de la bañera, aunque aquel pequeño inconveniente apenas le importaba mientras sentía como sus brazos temblaban ante el esfuerzo de sostenerlo; nunca fue especialmente bueno con las tareas pesadas y su condición física jamás fue la ideal, era un milagro, quizás producto de las circunstancias, que hubiera logrado la proeza de llevar el pesado cuerpo de la sirena hasta la bañera en el segundo piso de su casa.
Soltó un suave quejido adolorido mientras comenzaba a moverse con torpeza y lentitud, no podía continuar descansando cuando la llave del agua continuaba abierta y el líquido derramándose de la bañera, si no la cerraba pronto, seguramente el baño terminaría por inundarse, despacio sintiendo sus músculos cansados que se forzaban por sostenerlo, comenzó a gatear acercándose a la bañera y arrodillándose en la orilla, demasiado nervioso ante su cercanía con la sirena cuyo cuerpo reposaba incómodamente dentro de aquel reducido rectángulo de cerámica al que la había confinado, realmente no había pensado demasiado en sus acciones y ni siquiera estaba seguro de que lo que había hecho fuera lo correcto, pero no había pensado nada con verdadera claridad, únicamente había actuado siguiendo sus instintos, por ello había llenado la bañera de agua y metido a la sirena dentro ella, haciendo lo posible por ofrecerle cierta comodidad, pero, ¿qué comodidad podría ofrecerle aquel espacio si al menos la mitad de su cuerpo se encontraba fuera? Ni siquiera había considera que el agua tratada pudiera hacerle algún daño, quizás lo único que había hecho era empeorar la situación y condenar a un ser que nunca necesito de su ayuda a una muerte segura y todo por su estúpido afán de ayudar a otros; por, quizás, quinta vez en ese horrible día se encontraba ante un posible ataque de ansiedad, cerro los ojos y comenzó a dar profundas bocanadas, sintiendo como el viciado aire cargado de aquel agobiante olor a metal entraba en sus pulmones e incluso se quedaba en su paladar haciéndole saborear el desagradable sabor de la sangre.
Necesitaba comenzar a actuar y para eso debía tranquilizarse primero.
El sonido del agua corriendo era relajante, ayudándole a concentrarse en algo más que sus propios pensamientos, contuvo el aliento mientras se estiraba para finalmente cerrar la llave de la bañera y dejando que la habitación quedara en un silencio casi sepulcral, roto solo por la pesada respiración del ente en su bañera, su vista se centró en recorrer el cuerpo de la criatura, mirando como la espesa sangre manaba de sus heridas deslizándose con forzada lentitud por su cuerpo, con curiosidad deslizo las yemas de sus dedos manchándolos de la oscura sangre, apreciando su textura espesa y básicamente aceitosa, jamás hubiera imaginado que así sería la sangre de las sirenas, tal vez porque siempre las imagino como seres con demasiado similares a los humanos.
Comenzó a mordisquear su labio mientras realizaba aquello que debió hacer en un principio.
Su vista, vago recorriendo el cuerpo de la sirena, podía notar las profundas heridas en sus brazos que sangraban cubiertos de profundos cortes, que seguramente había ganado en un intento por protegerse de quien fuera que le había atacado, pero los cortes no se detenían ahí, su cola también se encontraba cubierta por ellos, no había orden en las heridas, como si quien fuera el atacante solo hubiera lanzado golpes al azar, un gigantesco moretón comenzaba a formarse sobre su pecho, ladeo su cabeza a un lado desconcertado por la herida mientras que se preguntaba cómo era que había ocurrido, dejando que su mente rápidamente vagara pensando en alguna respuesta, cada una más improbable que la anterior, sin embargo, ninguna de aquellas heridas era tan preocupante como los pequeños agujeros repartidos al azar sobre el cuerpo de la sirena, reconocía perfectamente las heridas de un arma de fuego, había tratado demasiadas veces con ellas en el pasado y lo único que podía hacer era rogar porque alguna de aquellas balas no hubiera tocado algún órgano o se encontrara incrustada demasiado profundo para que pudiera extraerla.

ESTÁS LEYENDO
Fantasía
FanficLa ilustración de la hermosa mujer de cabellos dorados y hermosa cola de escamas celestes mirando hacia la playa con una mirada llena de una abrumadora melancolía, aún permanecía fresca en su memoria, paso años deseando que al volver a leer la histo...