Dumbledore vs Grindelwald

La cita con el destino

Eran finales de julio en Hogwarts los exámenes habían terminado y no podía existir mejor clima en el colegio, el sol bañaba todos los pasillos entrando por las grandes ventanas. Mientras tanto En el despacho del Profesor de transformaciones el profesor Dumbledore se encontraba acomodando sus cosas dentro de su baúl, pues el no acostumbraba pasar las vacaciones en Hogwarts y mucho menos este verano por la carta que había recibido días atrás , cuando de repente  alguien lo interrumpió llamando a la puerta a lo que el profesor despreocupado dijo.

-Pase

Un hombre de mediana estatura y un poco gordito y a decir verdad más anciano que el profesor Dumbledore entro en el despacho.

-Sabes Dumbledore siempre me ha causado intriga adonde sales en las vacaciones de  verano, pues si bien recuerdo tu único familiar Aberforth  vive aquí en Hogsmeade, sabes bien que si lo deseas puedes pasar aquí las vacaciones como los demás profesores – dijo el profesor Dippet mientras se acercaba a Dumbledore.

-Gracias Profesor Dippet, pero asuntos de fuerza mayor me llaman ahí fuera – respondió Dumbledore sin dejar de acomodar sus cosas.

-Claro Dumbledore, un mago como tú nunca dejara la aventura ¿Verdad? – dijo Dippet mirándolo con aprecio.

El profesor Dumbledore se limito a asentir.

-Sabes Dumbledore, me gustaría hablar contigo de un asunto importante ¿Te importaría? – dijo el profesor Dippet cambiando su tono de voz para tratar de transmitir la importancia de la plática.

-Claro profesor – dijo Dumbledore al mismo tiempo que con un gesto amable de su mano señalaba la silla más cercana a la puerta para que el profesor Dippet la tomara.

-Bueno Dumbledore como sabes este ha sido el último curso que contamos con la presencia de la profesora Galatea Merrythought y por consiguiente necesito encontrar un nuevo profesor para Defensa contra las Artes Oscuras – dijo Dippet dejando una pausa para ver la reacción de Dumbledore.

-Y he Pensado que quizás conozcas a alguien o tal vez tu mismo desees ser el profesor, como sabes me sería más fácil encontrar un nuevo profesor para transformaciones y tu tomarías la Clase de Defensa – dijo el profesor esperando ver la respuesta de Dumbledore.

-Gracias Profesor Dippet por el ofrecimiento pero al igual que cuando llegue aquí solo hay dos asignaturas que me consideraría capaza de enseñar, una es Transformaciones y la otra es Encantamientos y dado que el profesor Flitwick en un mago magnifico en encantamientos me temo que tendré que continuar con mi clase de Transformaciones – dijo Dumbledore con un tono amable.

-Bueno ya temía que dijeras eso, y ahora lo que necesito de ti es una opinión ¿Recuerdas al joven Ryddle? –dijo dippet.

La mirada de Dumbledore cambio de repente y mostro un aumento de interés descomunal.

-Claro que lo recuerdo ¿Qué pasa con el muchacho? – dijo Dumbledore con un tono de serenidad.

-Bueno, lo que pasa es que ha mostrado interés en la docencia, precisamente en sustituir a la profesora Galatea y he hecho una cita para una entrevista el próximo mes con él, naturalmente tengo mis dudas, veras el fue un magnifico estudiante, pero es muy joven ¿No lo crees? – dijo Dippet esperando la respuesta de Dumbledore.

Dumbledore se tomo su tiempo para responder pero al final abrió la boca y dijo.

-No creo que el mayor problema del muchacho sea la juventud Dippet, si me permites decírtelo – terminando así la respuesta.

-¿Qué quieres decir Dumbledore exactamente? – pregunto Dippet frunciendo el ceño.

-Simplemente creo que los intereses del muchacho van dispares a lo que se puede enseñar en Hogwarts – dijo Dumbledore con un tono de seriedad absoluta.

Dippet que al contrario de Dumbledore había admirado al muchacho mientras era estudiante en Hogwarts  dio por terminada la conversación al final dijo.

-Bueno al final solo quería saber que pensabas, le diré que es muy joven, necesita madurar y pasado el tiempo si se presenta la oportunidad dejare que el muchacho enseñe – Dijo Dippet con tono de autoridad.

-En fin Albus ¿bajaras al Banquete?

-Claro, tengo un gran antojo de chuletas – respondió el profesor mirando a Dippet con una mirada calculadora.

Después del banquete Albus salió del castillo y se interno en el bosque prohibido pero al contrario del castillo la temperatura era menor dado que por la espesura de los arboles la luz del sol apenas lograba penetrar, después de caminar unos dos minutos lo interrumpió un grito.

-¡Profesor Dumbledore!

-Al instante giro y dijo.

-¡ah! Eres tu Hagrid.

-¿Qué lo trae por aquí profesor? – pregunto Hagrid asombrado.

-Sabes Hagrid creo que necesitare tomar prestado un thestral ¿Has visto alguno?- pregunto el profesor mientras seguía observando por los alrededores.

-Claro vi unos cerca de ese claro, pero si puedo preguntárselo ¿para qué necesita usted uno? – pregunto Hagrid Anonadado.

-Transporte – respondió Dumbledore con simpleza.

-Pero profesor no es más práctico que simplemente se aparezca – pregunto Hagrid atónito.

-Lo seria Hagrid pero quiero disfrutar de este viaje en particular – dijo el profesor sonriéndole.

-En ese caso profesor puede tomar uno del claro de ahí adelante – dijo Hagrid mientras señalaba la dirección con sus enormes dedos.

-Gracias Hagrid y por favor no llegues a comentar esto al Director -  dijo Dumbledore mientras le guiñaba un ojo.

-Claro profesor, por supuesto – dijo Hagrid alegre por la confidencialidad que el profesor le confería.

Después el profesor Dumbledore salió a grandes zancadas con dirección hacia el claro. Al llegar vio tres Grandes  caballos alados y decir verdad bastante flacos pues parecían tener la carne pegada a los huesos y no solo eso además parecían ciegos, pero todo esto no pareció impresionar al profesor de hecho tomo su varita y apunto a su mano y un montón de carne cruda apareció en su mano, al instante los caballos se acercaron a él y empezaron a tomar los filetes crudos.

El profesor no perdió el tiempo y acaricio por un momento a uno de ellos y de un salto lo monto (un salto que con seguridad dio  con ayuda de su magia puesto que de otra manera hubiera sido imposible).

El profesor le susurro algo al oído al caballo y este al instante desplego sus alas y emprendió el vuelo con dirección al norte.