Capítulo cuatro.

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Solo tuvimos tiempo de intercambiar una mirada cómplice y la Rata ya estaba de vuelta. Tan solo verlo me revolvía el estómago y me daban verdaderas ganas de hacerle daño, pero debía teñirme a lo acordado con Thomas. Aguardar.

Detrás de la Rata entraron más personas, llevaban un overol verde y holgado, con la palara CRUEL escrita en el pecho.

-¿Esos son los malditos médicos?—Inquirió Minho, luego resopló—Parecen salidos de una miertera película de terror.

Cada médico se situó al lado de una respectiva camilla y aguardaron. Sus miradas fijas en todos nosotros.

-Ya hemos adjudicado una cama para cada uno de ustedes—La Rata nos enseñó lo que parecía un block de notas, luego leyó los nombres de los asignados a ese cuarto. Ninguno de los Habitantes estaba en esa lista, tampoco yo—Los que no he nombrado, tenga la amabilidad de seguirme.

-Todo esto es tan raro—Le murmuré a Thomas, mientras caminábamos detrás de la Rata—Actúa con tanta...tranquilidad. Minho acaba de golpearlo, sabe que todos lo odiamos y aun así...Nos trata como si no fuéramos más que niños con una pataleta pasajera.

-Algo no va bien—Alcanzó a decirme, antes de que la Rata se detuviese frente a una

puerta. Recitó un grupo de nombres, incluidos el de Sartén y Newt.

-Yo no lo haré—Sentenció Newt—Usted dijo que podíamos negarnos y bien, me niego a esta garlopa.

-¿Y tú, Sartén?—Thomas le puso una mano en el hombro—No tienes que hacerlo, nosotros no lo haremos.

Pero Sartén compuso una extraña mueca, entonces caí en cuenta de que él si lo haría.

-Chicos, yo...—Titubeó Sartén. Thomas reparó en el detalle y retiró su mano—Dejaré que lo hagan.

-¿Estas demente?—Saltó Minho—¿Tanto comer tus propias porquerías te afectó el cerebro?

-Es una elección personal, maldita sea—Sartén entró a la habitación que le indicaba la Rata—Déjenme hacerlo.

-Bueno, prosigamos—La Rata continuó su caminata por el pasillo, destinando a más personas a otras habitaciones, no fue hasta llegar a la última puerta cuando dijo nuestros nombres.

-No, muchas gracias—Respondí. Minho y Thomas asintieron también, secundándome. Les dejamos espacio a los demás Habitantes para que entrasen a la habitación, nosotros permanecimos firmes afuera.

-No van a quedarse afuera durante todo el proceso—Repuso la Rata bruscamente—Entren.

Recelando cada una de sus palabras, entramos a la habitación junto con los demás. Era exactamente igual a la primera, con las mismas camillas y médicos.
Los médicos.

Había una que llamó particularmente mi atención.

Brenda.

Era Brenda.

Todas mis sospechas resultaron ser ciertas, esa maldita era parte del plan, era parte de CRUEL. Lamente con verdadera vehemencia que no hubiese muerto en el berg cuando aquel hombre le apuntaba con el arma.

-Tú amiga—Le señalé a Thomas, pero no era necesario. En ese momento ella corría hacía él y lo envolvía en un abrazo.

¿Cómo se atrevía? Nos engañó, lo engañó y ahora corría a su encuentro.

La rabia contenida que venía acumulando se desbordó. Antes de que ella se separase de él por su cuenta, la lancé contra el piso. Presione su cuello con el ante brazo, recordando mi vieja promesa hecha en el desierto ''Te mataré si descubro que eres de Cruel, lo prometo, te mataré''. 

La Recluta A-0[La Cura Mortal]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora