If this is love...

IV

Era el momento perfecto. Lo podía sentir claramente.

Llevaba pensando la situación al menos un par de meses, tiempo suficiente para saber los pros y los contra de lo que estaba apunto de hacer.
Tenían 2 años de relación, se sentía pleno y feliz. El rubio significa todo para él, habían aprendido juntos, habían tenido problemas y los habían solucionado, no había sido fácil pero valía la pena.

Esa noche habían ido a cenar a restaurante que a ambos les gustaba. El tiempo había pasado volando entre platica, coqueteos y algunos inocentes besos. Un par de horas después emprendieron el regreso a casa caminando, así podrían disfrutar más de la compañía del otro de una manera más íntima. Era de noche y la gente no sería un problema.

A pesar del tiempo aún jugaban, aún estaban locos el uno por el otro. Comparando los primeros meses de su relación con el presente había una clara diferencia todo parecía más sólido entre ellos, se trataba de una relación más madura en el que ambas partes estaban conformes y satisfechas, una relación donde todos los días se escogían a ellos por sobre todas las cosas, una relación en la que abundaba el amor y la confianza, Viktor más que nunca supo que quería pasar el resto de su vida con Yuri, quería ser su esposo y que Yuri fuera el suyo. De nuevo cuenta se volvían a entregar, sin miedos, aceptándose tal cual eran.

En ese instante sintió que su cuerpo se llenaba de valor para hacer la inesperada pregunta... detuvo el caminar de Yuri, lo tomó por lo hombros y simplemente lo dijo:
—Yuri, cásate conmigo. El rubio se quedó perplejo, ¿de dónde había salido eso? Estaba en shock.

Fue hasta que vio la cara del rubio que supo que lo había tomado por sorpresa y es que él jamás había tocado el tema, al menos había acertado en una cosa: había sorprendido a Yuri. Lo demás era un desastre, no era lo que había pensado  y ahora tenía que arreglar la situación.

—Yuri, escuchame primero. Sé que jamás lo había mencionado antes y posiblemente creas que es una broma  pero, te amo — hizo una pausa, tomó aire buscando relajarse lo más que pudiera.
—Te amo tanto, como no tienes idea. Quiero despertar a tu lado el resto de mi vida y verte dormir a mi lado, quiero tener un millón de cenas más a tu lado, quiero hacerte el amor todos los días, quiero ser el único al que tus ojos vean y de la misma forma yo no deseo ver a alguien más que no seas tú, quiero ser tu mayor pilar en la vida, quiero sostener tu mano y entrelazar mis dedos con los tuyos por más tiempo, quiero darte un beso y abrazarte cada vez que estés molesto, quiero compartir todo contigo, quiero protegerte por siempre, te escojo hoy y siempre. He tomado una decisión y estoy más seguro que nunca que eres tú la persona más importante en mi vida, no puedo ni quiero perderte. Te amo tanto que me debo mi alma a mi mismo. Por favor Yuri cásate conmigo, hazme el hombre más feliz y di que si.

Yuri sentía que sus mejillas estaban muy húmedas para su gusto. Viktor se había sincerado con él, le había entregado su corazón por completo en esa propuesta y no lo iba a negar... era lo más hermoso que había presenciado. Amaba a ese hombre, jamás dudó de eso y ahora sólo bastaba una sola palabra para hacer que su historia juntos fuera lo más cercana a la perfección.

Los segundos pasaron y Viktor estaba cada vez más temeroso ¿porqué Yuri tardaba tanto en responder?

—Será todo un placer Viktor. Por fin había hablado... Sintió como su alma regresaba a su cuerpo, le sonrió ampliamente y lo besó, lo besó como si fuera la primera y la última vez, entregándose al cien por ciento a Yuri y era uno de los besos más dulces que se habían dado. Se abrazaron unos minutos más, disfrutando de todo lo ocurrido, entusiasmados por lo que venía, felices de las decisiones que habían tomado, sintiéndose más completos que nunca.
La felicidad de ambos era palpable, se veía a kilómetros que se amaban, que se pertenecían, parecía que estaban destinados a encontrarse en esta vida y tal vez ellos se encargarían de seguirlo haciendo en las próximas.

Yuri lo amaba tanto como él, aunque no lo dijera de manera verbal, vaya que era afortunado. El futuro nunca había sido tan prometedor.

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