Agosto de 2015

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Después de la tormenta viene la calma. Después de las inundaciones de principios del verano, la sequía se había instalado en Black Goats, y tras la muerte del chico de los Parker, una odiosa peste caía sobre el pueblo como una asquerosa niebla. No la veías, pero sabías que estaba allí. El jefe Grant conducía por la avenida Watson, escuchando un disco de Neil Sedaka. Los Parker se habían mudado esa semana,y su casa era prácticamente un mausoleo, y ya no quedaba en ella ni la tristeza de los últimos meses. Grant se acercó a la cafetería de Molly Watson. Lo cierto era que el café que allí servían sabía a pis de gato y los donuts desde luego no merecían la pena. Pero el oficial era un tipo que caía por el otro lado de la cuesta de los cincuenta, y desde luego no tenia el colesterol alto por su dieta equilibrada.
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— Hola Molly, ¿que tal va la semana?

—Bueno,ya sabes, mucho ajetreo,sigo con aquello de los papeles de mi madre, pocos clientes... Lo de siempre.

Grant se sentó en una de las mesas. Ella se acercó y preguntó:
—¿Qué vas a tomar?

—Un café y un donut,por favor.

Ella le preparó el café mientras hablaban del mal tiempo, y después de servirle se quedó limpiando un vaso lacónicamente. Grant comenzó a masticar aquella masa chiclosa mientras miraba por la ventana. Afuera dos niños jugaban a la pelota. Se la pasaron una y otra vez. El jefe se aburrió y dejó de mirar. Un ruido extraño le hizo volver a prestar atención. Los dos niños lo miraron muy fijamente. El les miro como diciendo:"que pasa chavales". La pelota se le cayó al que la tenía en la mano,y se fue rodando calle abajo. Él movió la mano a un lado y al otro, intentando que dejasen de mirarle,pero estaban petrificados. A su cara afloró una expresión de horror. En ese momento William Grant cayó en la cuenta de que no lo miraban a él. Se giró lentamente. A su lado se encontraba la señora Brenda Watson,la madre de Molly,con una mueca psicótica. Lo cierto era que ella no debería estar allí. Había muerto 5 meses atrás. Él boqueó como si hubiese recibido un puñetazo en el estómago. Ella se acercó, con un cuchillo de cocina en su pálida y arrugada mano. Su piel podrida se caía a cachos, empapando el suelo de sangre. Su cabeza,completamente calva a excepción de cuatro pelos, era horrible, le faltaba una mejilla, en lugar de la cual tenía un agujero a través del cual se veían sus pocos dientes podridos. Uno de sus ojos era blanco y acuoso, y el otro, picoteado por algo, no era más que un agujero sanguinolento. Llevaba un vestido de los años 50, cubierto de tierra y polvo, lleno de desgarrones y carcomido por los gusanos. El jefe Grant alargó la mano hacia su cartuchera, temblando horrorizado, mientras ella se acercaba lenta y espasmódicamente. Grant agarró la pistola y le apuntó a la cabeza. Ella dio otro paso,y el, aterrado, disparó. Era un viejo colt 45, así que cuando la bala le dio en la cabeza, esta prácticamente estalló en pedazos. La sangre cayó sobre Grant, que miraba espantado a la señora Brenda retorcerse sobre aquél suelo encharcado, casi decapitada.
—¡Molly!
—¿Qué pasa?
—¡¡VEN JODER!!
Molly salió de la cocina, y lo que vio fue un cadáver casi sin cabeza, chorreando sangre por todos lados, abalanzándose sobre el jefe Grant, y después de un intenso forjeceo le clavó el cuchillo de cocina en el estomago,hundiéndoselo hasta el mango. El jefe comenzó a boquear,le salía sangre por la boca, y le costaba respirar. Entonces el cadáver de Brenda, al que de la cabeza solo le quedaba la mandíbula inferior, aulló de manera horrible ante la espantada Molly. El cuello se  le alargó horriblemente, hasta unirse con la mandíbula, como formando otra cabeza. Volvió a abrirse. En lo que antes era el cuello ahora había una vorágine de dientes, puntiagudos y afilados, que se movían casi con voluntad propia. De repente derribó del asiento a un Grant agonizante,y, saltando sobre él, comenzó a comérselo, entre los gritos de Molly y del propio Grant. Molly salió corriendo de la cafetería. Se desplomó sobre él suelo,y, levantándose, se acercó a una de las ventanas, buscando comprobar que  no hubiese tenido una alucinación. Adentro todo parecía estar bien. No había nadie, no había sangre,ni cadáveres comiéndose personas... Se disponía a entrar,cuando algo chocó con la ventana. Era un trozo ensangrentado del labio inferior de William Grant.

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⏰ Última actualización: May 25, 2023 ⏰

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