two

79 4 0
                                    

Recibe miradas oscuras. Envía miradas oscuras. Viste prendas oscuras. Le saluda a su oscuro amigo. Se sienta en el oscuro banco. Divaga en su oscura vida.

Por un momento piensa que nada va mal, que triunfa en su puesto superior y privilegiado, sin ser acosado como el afeminado chico que pateó en la mañana. Zayn pasa el brazo por sus hombros. Bien hecho, se lo merecía. Le da un empujón amistoso, le lastima, le duele cada vez que el moreno o Liam hacen algo así. No dice nada, calla y soporta el morado. Otro color oscuro más.

Ríen, vurlan. A Harry no le parece bien. Pero finge una carcajada, suelta un insulto. Se aleja del grupo mirando a la nada. Eso le hace interesante, como si reflexionara. Haciéndole más misterioso. Pero esa no es la realidad. Sus apartes son pequeños descansos. Pequeñas bocanadas que toma para poder volver a sumergirse, para poder parar a tiempo el llanto.

Vuelve y bucea, bucea hasta rozar el suelo, hasta fundirse con él. Y odia la sensación de estarse ahogando y no dar llegado a la superficie, sus brazos no soportan más brazadas, sus piernas se cansan de patalear, su pecho arde, está al borde te tomar esa concluyente inspiración que te lleva a la muerte, esa que inunda tus pulmones y acalla tus problemas. Y en un último intento desesperado por salir, grita. Pero nadie le escucha, su voz se opaca. Está solo, se ahoga.

- Harry... Harry... ¿Estás bien?- el muchacho reacciona ante la voz cálida y familiar- Casi te desmayas.

-¡No, apártate de mí!- se acelera.

-Tranquilo, tus maravillosos amigos se han ido hace un rato al ver que llevabas deambulando en tus pensamientos más de media hora.

Harry se levanta aún alterado, sintiendo como esa sensación constante y cotidiana se vuelve a adueñar de su pecho.

-Harry, ya te lo he dicho, no tienes porque estar con ellos, no tienes que hacerles cas...

-¡Déjame en paz! ¿Quieres? Eres lo que me faltaba. Te dije bien claro que no te volvieras a acercar a mí.

-Pero...

-Nunca más, Louis- se levanta haciendo una mueca de dolor, pero esta vez no recibe atención alguna.

-Está bien. Si lo que quieres es desperdiciar tu jodida vida siguiendo los patrones que otros marcan allá tú, yo ya he hecho suficiente.

El ojiverde no se atreve a replicarle una vez más, no por dejadez o por orgullo, si no porque sabe que está en lo cierto.

Sacude sus rodillas y coloca su chaqueta. Observa a Louis ya lejos de él y siente una punzada de dolor, esta vez en los recuerdos. Pero no por quejarse del mundo este dejará de ser como es. Aparta su mirada. No debería si quiera pensar en la posibilidad de... ¡No! No debe ni cruzárselo. Hace a penas unos meses no se separaba de Louis y ahora semejan completos desconocidos. Harry no se permite hablar con él. Debe estar alejado para mantener su imagen intacta. No pueden verlo con el ojiazul. Desde que Louis había decidido ser él mismo y salir del armario, Harry tan solo había cruzado escasas palabras con él. Zayn dijera cosas horribles sobre aquello y, aunque le había dolido, Harry debió de escucharlas y secundarlas. Y ya está cansado, cansado de todas y cada una de las palabras feas que dicen, de todos los insultos que se ve obligado a soltar. De no poder gritarle al mundo que le gustan los perfumes dulces y el color rosa. Pero no puede. El miedo al rechazo es más fuerte que todas la promesas que Louis le ha hecho, más fuerte que su deseo de libertad. Él tan solo quiere sentirse bonito, poder vestir sus prendas suaves y claras, gritarle a Zayn que es horrible y colocar un lazo en su cabello. Pero en lugar de eso grita a Louis y no al malvado, viste de negro y pisa una flor.

Toma una buena bocanada de aire y agarra su mochila. Pasa por la puerta principal y siente como los buenos le odian y los malos le aplauden. Zayn pasa un brazo por sus hombros.

-Que bien que estés aquí, Harry- habla el moreno. Liam sostiene a Connor Pemberton por su delgado brazo impidiendo que se vaya-. Deberías de darle una lección por ser tan marica- los grandes ojos azules de Connor le miran suplicante.

Ya ha hecho esto miles de veces. Coge por el cuello de su camiseta lila de algodón y casi se arrepiente al instante por dar de sí una prenda tan bonita.

-Vamos, Harry.

Acaricia la tela sin hacer caso a las voces que tratan de obligarle a insultar a ese pobre chico, disfruta la sensación tan agradable en sus dedos. Le da pena y envidia. ¿Por qué no puede también él ponerse una camiseta así de bonita y suave? Porque está mal y sería a él a quien le pegaran. Aunque sea fuerte y haya aprendido a golpear, son más los que aman odiar que los que se aman a sí mismos.

-No...-susurró.

-¿Cómo?- Zayn empuja el hombro del ruloso para mirarle a los ojos venenosamente.

-No lo haré...- separó la mano que le agarraba por su horrible sudadera negra-. Su camiseta se manchará- susurra esto último casi inaudiblemente, para sí, pero Zayn logra oírlo.

-¡Oh, claro!- dice como si se hubiera dado cuenta de algo obvio alzando la voz- ¿Has oído, Liam? Se le estropeará su camiseta- se lo decía a Liam pero todo el instituto se estaba enterando- No podemos permirtir que eso ocurra.

Harry es consciente de que ha cometido un desliz. Pero era tan bonita. Ve la ira en los ojos de Zayn, no está contento con lo que ha hecho. Aparta a Harry de un empujón y, cogiendo el cuello de la camiseta lila, tira de ella hasta desgarrarla y dejar el torso de Connor al descubierto. Harry a penas cambia la expresión de su rostro sin desviar la mirada de la escena. El moreno le arroja la tela y se dirige hacia la salida seguido por Liam quien deja caer el chico al suelo. Harry comprende la lección. Y no tiene otra opción, les sigue.

Secret - l.s.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora