Prólogo.

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África Gómez.

DOCE MESES ATRÁS.

Los pasillos siguen igual que siempre, lo único que ha cambiado han sido las personas que corren y andan por ellos. Cada uno de nosotros tiene una meta diferente, pero lo que más nos diferencia a unos de los otros es que, la gran mayoría afrontamos un nuevo curso que se nos echa encima con gran ansia y con grandes expectativas bastante difíciles de cumplir, en algunos casos, sobre nuestros futuros.

Me dirijo a secretaría para que me den los datos de la matricula que todavía no me han dado y a que me den los cuatro libros que me faltan de las asignaturas de biología, filosofía, inglés y lengua castellana y literatura. Cuando llego, Marga me recibe con los brazos abiertos.

- ¡África! Como me alegro de volver a verte, ¿Qué tal el verano?
Marga es la secretaria jefa, por así decirlo, del instituto. Cuando se murieron mis padres, me estuvo cuidando un tiempo hasta que me adoptó la familia con la que ahora vivo.
Mi familia.
Era y es muy agradable conmigo y es la única persona, que trabaja en este instituto, que me cae tan bien y en la que tengo tanta confianza.

- Muy bien, más que bien. Genial. Fui a Marruecos con mamá y papá y Jamie, estuvimos unas dos semanas más o menos, después estuvimos en Punta Cana y allí fue donde coji el bronceado que ahora tengo. - Es dificil que yo este más morena de lo habitual, mi piel no es tan blanca como la de Marga que es una mujer blanca, ni tan poco tan oscura como la de Sila, que es el limpiador y el manitas del insti, él es un hombre de color. Yo soy un intermedio entre ellos dos, más tirando a claro, pero me gusta ser así, soy diferente al resto, no solo por mi color de piel, y eso es algo de lo que nunca me voy a arrepentir.

- Estas muy guapa, chica. ¿Has venido a buscar los libros?

- Sí, pero tambien he venido a ver si tenias ya la matricula acabada, la tengo que entregar hoy en casa si no, mamá me matara. - Y nada más acabar, Marga se empieza a reir de lo que acabo de decir.

- Claro que sí, ahora mismo te lo doy, te dejo aqui los libros y te voy a buscar la matricula.

- Gracias.

Meto los libros en mi mochila y cuando acabo de organizarlos por asignaturas más densas a más simples llega Marga con mi matricula en la mano, me la da, la doy un abrazo, me doy media vuelta y salgo de secretaría.

Mientras camino por las sucias baldosas de color blanco roto del pasillo central, observo mis zapatos, unas playeras sencillas negras, (las primeras Vans que salieron, las Old Skool, así creo que se llaman) y me pregunto si mi madre me las ha lavado alguna vez dado el hecho de que todavía tengo las letras "A & I" en el exterior de la plataforma de la suela. Nunca pensé que llegaría tan lejos, ese dibujo lleva ahí desde principios de segundo de secundaria cuando todavía éramos tan infantiles de fijar nuestra amistad con nuestras iniciales en las playeras. Instantáneamente me pongo a pensar en todos los dibujos, si se pueden llamar así, que tengo en mi mochila. Que si el nombre de usuario de instagram (con arroba incluido) del vecino y de la amiga de un amigo de este, el simbolito que identifica la amistad con nose quien, el corazoncito con la la inicial del nombre del chico que te gustaba hace como dos siglos, dentro de este...

Si me paro a pensar, ahora, este año, formo parte de los mayores del instituto y lo creas o no, jamás dejaria atrás todos esos momentos que me hacian creerme un poco más interesante y guay que los demás, jamás olvidaría todos los momentos pasados con todas esas personas a mi lado, ya lo sigan estando o no, desde que jugaba con muñecas y me comía los mocos, hasta ahora, y jamás dejaria de negar que cada vez que lo pienso me sale una sonrisa pícara involuntariamente.

Amor A Unas Cuantas Vistas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora