África Gómez.
Llegó el día de la fiesta. No tenía ganas de nada. Sinceramente. Hoy era un día de esos de mierda, me costaba hasta andar. Sentía que a todo el mundo le iba genial menos a mí.
Acabé de recoger la habitación y como no tenía nada que hacer, cogí un cigarro, mechero y salí fuera.
Estaba saturada de estar encerrada, necesitaba relajarme y respirar aire puro.
No tarde mucho en encontrar un lugar muy acogedor. Era una especie de plazoleta rodeada por cuatro bancos, uno de estos más alejado que el resto. Me dirigí a ese con paso ligero. Me fume el cigarro tranquila, hacia mucho tiempo que no me dedicaba tiempo a mi misma. Casi toda mi vida me la he pasado pensando en los demás, sobretodo en mi familia. Bueno, en mi padre, en él de verdad.
Le hecho tanto de menos.Odio el día de hoy. Estoy de bajón y tengo sueño. No he dormido nada, un par de horas. Me da miedo dormir y casi nunca lo hago. ¿Qué porque? Es ese momento del día en el que mi mente se pone contra mi y empieza a recordarme lo triste y mierda que es mi vida y la basura de persona que soy. Aparte de repetir una y otra vez la misma pesadilla, esa que me sigue despertando sudando y llorando igual que la primera vez hace cinco años.
Por eso no duermo y por eso mi cuerpo no aguanta despierto dos días seguidos. Y como hoy es el segundo, ha decidido que lo mejor era dormirme a mitad de película hace unas cuatro horas. Y como no despertarme llorando.Fumo del cigarro pensando en mi padre. En su sonrisa, su jodida y preciosa sonrisa. Siempre que empiezo con estos pensamientos acabo llorando echa mierda.
Todavía no lo he superado.
Han pasado cinco años de la muerte de mis padres y todavía no le he aceptado. Con mi madre no me llevaba muy bien pero era mi madre y la quería, es más todavía la quiero y jamás pensé que lo diría. Y con mi padre... mi padre tiene el puto cielo ganado.
"¿Porqué a mi?" "¿Porqué ellos?"
Jamás encontraré respuestas a estas preguntas y jamás dejarán de rondarme en la cabeza.Tiro el cigarro y saco el móvil para ponerme a escribir. A quien quiero engañar. Estoy echa mierda y lo único que puedo hacer es escribir.
Levantó la cabeza para ver si hay alguien que pueda observarme y al comprobar que no, me meto en notas y empiezo una nueva.
Cuanto más escribo, más ganas tengo de llorar. Decidí que para hacerme fuerte tendría que llorar por dentro pero no me sirvió de mucho. Llorar,para mi, es intentar no morir ahogada.Ya por el segundo párrafo no puedo cometerme más y rompo a llorar. Me doy pena yo misma y lo odio. Soy una basura. Me doy rabia por no ser capaz de aceptarlo, todo el mundo lo es ¿porqué yo no?
Bloqueó el móvil y me cubro la cara con las manos para llorar a gusto. Después de unos minutos llorando como una magdalena, intento sacar un pañuelo del bolso pero me doy cuenta de que no he sacado el bolso de la habitación.
- Mierda. - Digo en alto.
- Toma, anda. - Dice una voz masculina detrás mío.
Me giro para agradecérselo pero ya se ha sentado al lado mío, así que no me hace falta girarme mucho.
Cuando mantengo contacto visual con el desconocido unos ojos azules me reconfortan.
-¿Q-quién eres y qué haces?
- Te llevo observando desde que has llegado, cabeza gacha, mirada perdida, fumando con desprecio. Todos los síntomas de estar en la mismísima mierda. Bienvenida al club.- Me dice incluyendo unas palmaditas en la espalda.
-Déjame en paz, no tienes ni puta idea. Ni siquiera me conoces.- Digo levantándome rápidamente y saliendo de ahí casi corriendo.
¿Quién cojones se cree?
- No hace falta que lo aceptes ¿sabes?, solo tienes que vivir con ello y buscar la parte buena de las cosas, la belleza oculta.
Porque no me deja en paz.
-¡Qué te jodan!- chillo bien fuerte para que me oiga desde casi punta a punta de la plaza. Me giro para ver si me sigue y al ver que no, le hago un corte de manga. No estoy para vaciles y menos de un puto subnormal pero bueno, guapo era un rato.
Pero que digo, le odio.Camino con paso ligero intentando alejarme lo más posible de ese lugar y al guardar el móvil en el bolsillo derecho de la chaqueta noto algo extraño.
Saco la bola de papel arrugada y la extiendo.
Es una nota. Firmada con una Z.
"Deberías publicar lo que escribes, debe ser intenso si no aguantas llorar y, lo intenso llama a la gente"
Estoy flipando mucho.
Rompo la nota y la tiro al suelo y empiezo a correr hasta salir del campus. Quiero estar sola. Quiero llorar sola. Pero no quiero quedarme sola, me da miedo.Unos minutos andando más tarde, me cruzo con un café bastante mono, y algo me dice que este va a ser mi punto de encuentro conmigo misma. Entro y me pido un café helado para llevar. Pago con los cinco euros guardados bajo la funda de mi móvil y salgo del local con la disposición de volver a mi habitación, darme una ducha y dormirme en la cama.
Dormir.
Sin querer despertarme. No abrir los ojos.Nunca.
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Amor A Unas Cuantas Vistas.
Novela JuvenilNuevo año. Nuevos retos. Nueva gente. Todo nuevo. África lo tenía todo planeado, todo menos el sentimiento más bonito del mundo: el amor; aunque según ella puede destruirte totalmente. Sin embargo, él, el tío más pasota del mundo, sin ninguna meta p...