- ¿Nos permiten un segundo? - preguntó la pelinegra mientras se levantaba de la mesa - Gian, acompáñame, por favor.
El hombre de cabellos rubios sonrió levemente en dirección a los señores Jauregui y después se levantó para seguir a la ojiverde y desaparecer por la entrada que conectaba el comedor con la sala de la casa.
Por un momento todos se quedaron en silencio hasta que los gemelos se encargaron de traer los ánimos nuevamente a la mesa contándole a Taylor como habían logrado construir el rompecabezas del esqueleto humano sin ayuda de Camila.
Todos habían vuelto a hablar con normalidad después de aquella anécdota y finalmente se respiraba menos tensión de la que había cada que Giancarlo abría la boca, sin embargo la única que parecía ajena a todo era Camila, ya que parecía no poder despegar los ojos de el lugar por donde había desaparecido Lauren y aquel molesto hombre.
- ¿Cierto, Mila? - preguntó su hermano menor llamando su atención
- Perdón, ¿qué decías? - se disculpó tímidamente por no prestarle atención a lo que sea de lo que estuviera hablando Teo
- Decía que la otra noche nos llevaste a Sofi y a mi a comer pizza en Hangroo's y nos encontramos a nuestra profesora de ciencias. - explicó rápidamente
- Ah, sí. - devolvió su mirada a la entrada de la sala, lo cual hizo que su hermano se encogiera de hombros y decidiera cambiar de tema
Sinuhe al percatarse de donde estaba la atención de su hija mayor decidió hablar mediante susurros con Clara y ambas mujeres tomaron la decisión de darle un pequeño empujoncito a Camila para que dejase de estar tan inquieta por la ausencia de la ojiverde y del rubio barbón.
- Camila, cariño. - llamó Clara
- ¿Sí?
- ¿Podrías hacerme un favor?
- Por su puesto. - respondió sin dejar de mirar hacia la entrada
- Ve a buscar a Laur y a Gian, ya casi son las doce. - pidió - Te hemos comprado un pastel y ellos no pueden faltar para cantarte feliz cumpleaños, así que por favor ve por ellos.
- Ok. - sin pensarlo dos veces se levantó de la mesa y salió del comedor volteando a todos lados para después caminar hacia el pasillo que conectaba a las escaleras de la casa
Subió de dos en dos los escalones y a lo lejos observó que la puerta de la oficina de su padre estaba entreabierta, por lo que caminó sigilosamente hasta situarse ahí y se sorprendió demasiado al mirar por la pequeña abertura y descubrir a Lauren, su Lauren, besándose con el masculino y muy italiano, Giancarlo.
El dolor que se situó en el pecho de Camila era similar al que sintió cuando hace varios años en las vacaciones de primavera había escuchado a la ojiverde contarle a todos durante la cena que tenía novio. La castaña no podía creer lo que estaba viendo, la mujer de la cual siempre había estado enamorada ya tenía dueño, no lograba entenderlo, mucho menos por el hecho de que la señora Jauregui le había asegurado que entre ella y Gian no había nada más que amistad y trabajo.
¿Cómo podría ser eso verdad?
¿Por qué se estaban besando?Camila quería apartar la mirada y bajar las escaleras para irse a su departamento y desahogarse en alcohol, sin embargo no podía despegar la mirada de ahí.
- No, Gian, no. - dijo la ojiverde apartándose delicadamente del italiano - Yo te quiero muchísimo, pero no puedo hacer esto. - el dolor en el pecho de la castaña incrementó al oírla decirle que lo quería
- ¿Por qué no? Me quieres, y yo te quiero, Lauren. Intentemoslo.
- Gian, no puedo, tú lo sabes.
ESTÁS LEYENDO
El deseo de Camila (camren)
FanfictionEn sus veintiocho cumpleaños anteriores jamás había pedido aquel famoso deseo que se debía pedir al apagar las velas, pero todo eso estaba a punto de cambiar tan pronto viera como la mujer que amaba era cortejada por un hombre que parecía gustarle d...