Capítulo 6 - ¡Mamá! ¡Papá! (Parte 2)

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-Bien, ya que hemos aclarado ese punto podemos continuar para entregarles a sus hijos.- Madame Pomfrey se acercó a otra cuna y tomó a una niña y de otra cuna tomó a un niño. En un inicio todos se tensaron pensando que alguno tendría gemelos, pero cuando los pequeños avanzaron hacia sus progenitores tomados de la mano de Madame Pomfrey observaron que esos niños no podían ser familia. La pequeña era rubia rojiza de ojos azul verdoso, con el cabello corto propio de alguien quien a penas llega a los dos años y el niño tenía el cabello castaño y liso con ojos azules y una sonrisa angelical.

La pequeña al ver a las personas que estaban arremolinadas a la entrada se soltó del agarre de la enfermera y corrió hacia unos jóvenes muy sorprendidos gritando ¡Papá!.

La expresión de Ronald Weasley fue épica cuando vio que ese pequeño remolino se aferraba con fuerza a su pierna.

-¡Papá! ¡Abiba! - exigió la niña con un pobre uso del lenguaje. Ron miró a todos lados con ojos desorbitados.

-Ella es Bony, o al menos es lo que entendemos.- dijo Madame Pomfrey al tiempo que llegaba con el otro niño. -Y como ya vieron es hija del señor Weasley, y también suya señorita Greengrass.- agregó mirando a la más joven de las hermanas.

Astoria la miró con cara de incredulidad y sorpresa. La niña seguía exigiendo los brazos del pelirojo, pero volteó a mirar la rubia y con una enorme sonrisa dijo: ¡Mamá! y fue a abrazarla olvidando por completo a su padre.

Esta vez Astoria atinó a abrazarla y en sus labios se dibujó una genuina sonrisa.

-Hola nena- dijo con suavidad.

Ron la observó detenidamente, siempre se había imaginado que la mujer con la que se casaría sería algo parecido a una versión más joven de su madre, o similar a Hermione, pero al ver a la rubia alta, delgada y elegante abrazar de esa manera a la pequeña "Bony" le hizo preguntarse qué lo habría llevado en el futuro a tener un hijo con aquella mujer. "Pero qué estás pensando Ronald, está fuera de tu alcance. Esa niña debió ser un accidente".

-Y este pequeño es de ustedes señor Nott y señorita Lovegood.- añadió Madame Pomfrey llevando al pequeño con sus padres.

Theo lo recibió, ya que era el que estaba más cerca y se agachó para abrazarlo.

-Ese bebé... ¿es nuestro? - Preguntó Luna con cautela, al tiempo que se acercaba a Theo y el niño. Él sólo atinó a extenderle al pequeño que la rubia abrazó al instante.

El niño la miró y sonrió extendiendo los brazos para tomar su cara con sus pequeñas manitas. Luna no pudo evitar que una sonrisa se extendiera por su rostro.

-No sabemos su nombre. -Dijo la enfermera escolar, mientras todos contemplaban la escena entre el águila y la serpiente con su futuro retoño -Todavía no habla bien.-

-Eso no importa.- dijo Luna sonriente - es perfecto -

Theo miraba la escena en silencio, más que asustado parecía sorprendido. Como si Luna y el niño desaparecerían si dejaba de mirarlos, él que siempre había estado solo, con un padre demente y su madre fallecida desde que era pequeño jamás pensó que llegaría a tener algo parecido a una familia. Un sentimiento protector comenzó a nacer dentro de él, de querer protegerlos de todos. Ellos eran su familia. Y como siempre fue un hombre muy perceptivo supo que el vínculo con Luna era real, el niño era la prueba de ello. Se acercó a la rubia y los abrazó a ambos. Se sintió en casa.

-Al menos alguien está contento con todo esto.- le susurró Harry a Hermione con ironía mientras observaban a Luna y su recien formada "familia".

-Sí, sí, muy lindo todo esto. - se escuchó la voz de Pansy del otro lado de la sala destilando sarcasmo. -¿Nos van a decir de quién son los niños que quedan?

Draco miró a su amiga con curiosidad, la actitud desafiante de la pelinegra con el porte altivo y los brazos cruzados daban la impresión de que todo eso le parecía una broma y que a ella no le importaba lo más mínimo, pero al ser amigos de tantos años y serpientes por excelencia sabía que debajo de toda esa coraza se encontraba una chica que temblaba de miedo. El punto es que el rubio no podía descifrar si su miedo era por saber que en el futuro sería madre o por el hecho de descubrir quién sería padre de su hijo.

-Señorita Parkinson, si está tan impaciente vaya y tome a sus hijos, seguro que sabrá reconocerlos.- la enfermera le respondió con un resoplido al tiempo que le daba la espalda para ir por otro bebé.

Pansy no supo si seguirla o no, miró extrañada al director y él sólo le guiñó un ojo haciendo un gesto con la cabeza para que fuera detrás de la enfermera.

Cuando llegó a la altura de Madame Pomfrey miró con curiosidad las cunas que se encontraban ahí, había 3 pequeños. Dos niñas y un niño. Los miró y supo de inmediato a lo que se refería la enfermera al decir que reconocería a sus hijos, claro que los reconoció, pero también supo que su temor se había hecho realidad, ya sabía quién era el padre.

-Señor Potter, ¿no piensa ayudar a la señorita Parkinson?- repuso el director con una media sonrisa mirando a su ex-pupilo.

Pansy sintió como si un líquido helado se deslizaba por su espalda, ahí estaban una niña y un niño, con el cabello negro azabache y totalmente indomable, pero con los ojos azul zafiro de la pelinegra. Eran sus hijos y de Harry Potter, y eran dos.

Harry, en cambio, estaba estático. No podía mover ni un músculo. Miró hacia las cunas donde se encontraba Pansy. Su cabeza sólo podía repetir "No es posible", sin ningún otro pensamiento coherente. No era posible que tuviera hijos en el futuro con Pansy, con esa mujer fría, egoísta, altanera, orgullosa y totalmente hermosa. Ella había sido muy clara con él, no lo quería y por lo tanto Harry no iba a rogarle para que lo aceptara. Ya habían dejado eso mucho tiempo atrás. Y ahora aparecían esos dos niños de la nada y su antiguo director le decía que eran hijos de los dos. Eso tenía que ser una jodida broma.

Hermione miraba la escena con sorpresa, pero su mente rápida empezó a trabajar de prisa. Harry estaba estático y Pansy también, había 3 niños ahí y dos eran de su mejor amigo y de Pansy. Todos los demás ya tenían a su "pareja". Todos menos ella. Ella y un rubio platinado que pareció comprender lo mismo.

Ambos se miraron con incredulidad pero con un entendimiento mutuo. Habían llegado a la misma conclusión. Gris y avellana se encontraron, se miraron y por un momento pareció que el rubio iba a decir algo, pero su mirada se tornó fría y corto la pequeña pero intensa conexión entre los dos. 

-Señor Malfoy, ¿a dónde cree que va? Todavía falta su hija.- la Profesora McGonagall trató de retener al rubio, pero este ya había salido de la sala cerrando la puerta con fuerza trás él.

-Bueno, señorita Granger. Supongo que le daré a su hija sólo a usted. En lo que regresa el señor Malfoy.- Madame Pomfrey venía cargando a una pequeña niña de escaso año y medio. Con el cabello castaño claro, con suaves rizos y grandes ojos color gris tormenta. La niña observaba todo con una curiosa expresión en el rostro nada propia para su edad, como si estuviera analizando todo a su alrededor.

-Papá fue - dijo la niña al tiempo que la castaña la recibía en brazos.

-Sí pequeña, tu papá se fue - contestó Hermione con un sabor amargo en su boca.

¿A caso todos se habían vuelto locos en el futuro?

Dulces sueños, mi futuro bebé...Where stories live. Discover now