Carnivore [ItaNaru]

Capítulo 1

Desprecio... Maltratos... Abusos... Insultos... Dolor... Heridas profundas... Lágrimas... Cicatrices... Odio.

Desde que Naruto vio la luz por primera vez al nacer la oscuridad pronto lo recibió.

Siempre en las sombras, siendo rodeado y atormentado por ella, sin embargo no podría catalogarlo como un infierno ya que tenía los pies en la tierra.

Aún así, su vida era cualquier cosa menos buena. Sus padres los abandonaron tan pronto como nació y luego murieron en un accidente de tránsito cuando huían.

Un simple karma podría decirse...

Lo que das vuelve pero multiplicado.

Un hombre lo adoptó al encontrarlo en su basura, lo cuidó y lo alimentó, pero sus afectos fueron demasiados y sobrepasaron lo fraternal.

Desgraciadamente lo descubrió a sus tiernos cinco años de edad.

Dolía y por mucho que le rogó que se detuviera nunca se detuvo pero sino que fue más brusco.

Ese repugnante ser disfrutaba, gozaba su dolor, viendo sus ojos bañados en lágrimas.

Esa fue también la primera vez que sintió esa oscuridad creciente, cuando casi sucumbió a la muerte.

Su cuerpo profanado y destrozado fue reconstruido por quien lo destruyó pero solo para volverlo a romper, una y otra vez, siempre repetía el proceso.

Al año siguiente, al inicio del año escolar, se le concedió su deseo de asistir a la escuela, pero todo tiene un precio y fue a cambio de más dolor y humillación.

En la escuela conoció a otros niños, inocentes, no como él. Con personas que realmente los amaban, y no que estaban dispuestos a hacerles daño.

Quería acercarse y lo hizo, pero cuando dos días después supieron quién era su cuidador, se distanciaron de él.

Lo repudiaron y repudiaron a quien lo crió, ya que temían a su supuesto padre.

Pero él no se creía hijo de aquel hombre y aunque los demás lo tildaban de tonto, pudo darse cuenta de muchas cosas que sucedían a su alrededor.

Tuvo que crecer a la fuerza, su mente entendiendo que ya no era un niño, de repente se convirtió en un adulto.

Un adulto en el cuerpo de un niño.

Este hombre que decía ser su padre no se parecía en nada a él, y nunca mencionó quién era su madre.

De la misma manera con todo lo que le había hecho nunca podría considerar a ese hombre como su padre.

Tenía la esperanza de salir de eso, de la oscuridad, de los problemas, pero...

No importa a dónde vaya, qué tan lejos intente correr o qué tan lejos corra, los problemas siempre le seguirían, estaba condenado.

Quería ser normal ya que pasó su vida sintiéndose fuera de lo que se considera una persona normal.

Ni siquiera sabía cómo sentirse al respecto frente a eso.

Lo que le pasaba, lo que pensaba, los sentimientos agitados y en algunas ocasiones escasos en él.

Envidiaba ver que en su mundo gris destacaban personas, niños, adultos con colores excepcionales, y él era solo un punto y aparte.

Su vida era como buscar un punto blanco en un papel negro.

Querer encontrar el bien de sí mismo, en lo que destaca, en lo que es bueno.

Pero nada, no había nada...

Sólo tristes sombras oscuras fueron las que adornaron su fatídica vida.

A los nueve años y con más cicatrices de las que puede contar, de todas las formas y tamaños, además de haber sufrido el doble de maltrato, no solo por parte de su padre sino también de sus amigos, intentó mantener su sonrisa.

¿Vale la pena decir que fue falso?

Claro, quería atraer a la gente con ella, no quería ganárselos con lástima mostrándoles sus lágrimas y contándoles su lamentable vida.

Quería y buscaba ser aceptado en la sociedad, pero por más que lo intentaba una y otra vez, siempre fallaba.

Solo una vez tuvo suerte. Cuando conoció a Uchiha Sasuke, se podría decir que él fue el primer vínculo que pudo formar.

A los once años, y con su nuevo mejor amigo y rival, ya no sentía tanto ese vacío que intentaba tragárselopara llevarlo a lo más profundo de la soledad y la oscuridad.

Pero el sol no estaba destinado a salir para él...

Su amigo tuvo que mudarse y con él se llevó la esperanza de ver la luz.

Sumergido nuevamente en el dolor, fue encerrado por un tiempo por su cuidador, cuando se enteró de su muy buena amistad con aquel niño.

El cuidador de él era un hombre celoso y malvado que quería verlo sufrir, quería verlo solo...

Utilizado como objeto sexual, mancillado hasta el alma, pronto se convenció de que todavía había algo más en él, pero ese algo no era bueno, era aún más oscuro que la oscuridad que había visto y vivido... algo que no estaba dispuesto aceptar. Algo que estaba dispuesto a devolver todo el dolor que le habían causado.

Monstruo...

Así lo llamó uno de sus compañeros de la universidad cuando descubrió uno de sus secretos un día que lo vió en las duchas y notó sus cicatrices.

Historias se crearon sobre su persona, historias en las que también participaba su tutor, al estilo Frankenstein.

Y él, como el famoso monstruo hecho de pedazos de personas muertas.

Y no estaba más lejos de la realidad, pero no estaba hecho de piezas ajenas sino propias.

Poco tiempo después y con la policía siguiendo los pasos de su cuidador para encerrarlo, su cuidador tuvo que huir al abismo llevándoselo consigo.

Nota:

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