55

1.5K 203 112
                                    

N/A: Escuchen la canción, la escuché mientras escribía y lloré como una hija de puta ahre.

narrador omnisciente.

Finn caminaba sólo hacia casa, desde el instituto, como hacía cada día.

Siempre tomaba un camino en el cual había un precioso acantilado de gran altura, que daba vistas hacia un lago, y normalmente se quedaba un tiempo allí sentado, mirando, le relajaba muchísimo, y cuando estaba triste siempre se dirigía hacia aquel lugar.

Ató los cordones de sus deportivas, ya que por el camino se le habían desatado, para seguir caminando hacia el acantilado.

Pero cuando llegó, había un chico, con el pelo desaliñado, mientras miraba abajo, estaba con los pies peligrosamente cerca del borde, mientras lloraba, lloraba sin parar.

Soltaba varios gritos de vez en cuando, todos debidos al llanto que tenía.

Finn, abrió los ojos espantado, observando cada paso que aquel niño hacía.

Un fuerte sollozo salió de los labios del chico, hasta que decidió arrojar su cuerpo al vacío.

Por suerte, o por desgracia para el chico, Finn reacionó antes de tiempo y le agarró de la camiseta, tirándole con fuerza hacia atrás, haciéndole caer.

El chico, asustado, le miró, con la cara roja y mojada por las lágrimas, mientras respiraba con fuerza, Finn juraría que le podría explotar el pulmón en cualquier momento.

- ¿Qué demonios haces? ¿Quién eres? - El chico dijo, o más bien gritó, tembloroso, sin querer moverse del suelo.

- ¿Te ibas a suicidar? - Preguntó Finn frunciendo el ceño, poniéndose de rodillas junto al chico, quien agachó la cabeza, volviendo a romper a llorar de nuevo.

- Yo... - Aquel chico intentó hablar, pero el llanto era demasiado como para hacerlo, las lágrimas se le agolpaban en los ojos y garganta.

- No hace falta que hables si no quieres. - Finn habló con tono suave, no sabiendo muy bien que decir.

El chico levantó la mirada, conectando sus, aún llorosos, ojos con los de Finn, extendiéndole la mano, pidiéndole ayuda para que se pudiese levantar.

Este rápidamente la agarró, tirando levemente de él y ayudándole a ponerse en pie.

El chico sacudió su pantalón, para luego secar sus lágrimas, recibiendo una palmada por parte de Finn en la espalda.

- ¿Me abrazas? Por favor. - El chico murmuró, pidiendo algo que llevaba necesitando desde hace mucho, mucho tiempo.

Finn no tardó en reaccionar y le abrazó con fuerza, aunque no le conociese de nada no tardó en empatizar con él.

El chico empezó a sollozar contra el hombro de Finn, notando como le agarraba la camiseta con necesidad.

- ¿Cómo te llamas? Yo soy Finn. - Preguntó Finn sin dejar de abrazarle.

- Jack, me llamo Jack... - El chico murmuró, cerrando sus ojos.

- ¿Por qué te ibas a tirar? - Preguntó Finn suavemente, de nuevo, sintiendo que tal vez no era el mejor momento para preguntar eso.

- Es una larga historia, no quiero aburrirte. - Jack suspiró, separándose del abrazo.

- Te he salvado la vida, creo que me merezco saberlo, ¿no crees? - Preguntó Finn, riendo levemente, sacando una leve sonrisa de los labios de Jack, lo cual para Finn no significó nada, pero para Jack fue un acto precioso que alguien que no conocía le hubiese hecho reír, cosa que la gente más cercana a él no conseguía.

- ¿De verdad quieres saberlo? - Preguntó Jack, mirando a Finn con confidencia.

- Sí, mientras me lo cuentas te acerco a tu casa, tu me guías. - Finn habló y Jack rápidamente negó.

- ¡No a casa no! - Jack gritó, moviendo sus manos, a lo que Finn se sobresaltó asustado.

- Está bien, ven a mi casa, no creo que a mi madre le haga gracia ver a un desconocido allí, pero tal vez si se lo explico te deje. - Finn sonrió, haciendo que el menor se tranquilizase.

Ambos comenzaron a caminar hacia casa del mayor, mientras Jack contaba su historia de porque se iba a suicidar.

- Todo empezó hace un año, con la muerte de mi madre, mi padre se volvió loco y se dedicaba a beber y a beber, dejando toda la casa, la comida, la ropa a mí, y por si no fuera suficiente, si no hacía algo bien me podía dar tal paliza que no quiero ni que te imagines. Después de todo eso, acabé destrozado, y mis amigos se dieron cuenta de aquello, y en vez de ayudarme decidieron alejarse, les pregunté por qué y me dijeron que era porque no querían más problemas, que con los suyos era suficiente, me quedé solo en todos los sentidos, y no podía más, Finn, no veo el final de esto. - Después de aquella historia, Jack estaba llorando de nuevo, y otra vez Finn le abrazó con fuerza.

- Puedo ser tu amigo, si quieres, y puedo ayudarte en algunas cosas, podemos ir a denunciar a tu padre o algo así. - De una cosa no cabía duda, y era que Finn tenía un corazón enorme, y solo saber lo que le ocurría a Jack había hecho que dentro de él creciese unas grandes ganas de ayudarle.

- ¿De verdad? - Murmuró el pequeño, aferrándose más a Finn.

- Claro, lo hablaré con mi madre, es muy buena, seguro que lo entiende. - Finn sonrió ampliamente, abrazando a Jack por los hombros y volviendo a andar hacia su casa.

[...]

Cuando llegaron, Finn le explicó todo a su madre, que tras un periodo de tiempo pensando, logró entenderlo, haciendo que la felicidad de Jack creciese por momentos.

- Y este es mi cuarto es un p... - Finn intentó hablar pero Jack le interrumpió.

- ¡Te gusta el rock, tienes muchos posters! - Exclamó Jack, sonriendo y señalando todos y cada uno de los posters de la habitación de Finn, haciendo que este riese.

- Sí, y supongo que a ti también. - Jack asintió rápidamente, riendo levemente, para luego sentarse al lado de Finn.

Finn le miró, haciendo que el pequeño hiciese lo mismo y que se quedasen así durante varios segundos.

- Gracias... - Murmuró Jack, tirándose a los brazos de Finn, quien sonrió.

- ¿Por qué? - Preguntó Finn, aunque ya sabía lo que iba a decir su nuevo amigo, solo quería esuccharlo.

- Por salvarme la vida y por ayudarme, no me conoces, y yo a ti tampoco, pero quiero que estemos juntos durante mucho tiempo, ¿vale? - Jack habló, dejando a Finn algo estático, abrazandole con más fuerza.

- Vale, me parece genial, Jack. - Jack sonrió, sintiéndose protegido en brazos de un desconocido.

Y es que, aquel desconocido que le salvó la vida, se convertiría en el único y primer amor de su vida, agradeciéndole cada día todo lo que hacía, y había hecho por él.

N/A: Se me han olvidado las ideas sads BIEEEEEEEN.

Es que lo único que puedo hacer para que sea sad es que las ideas felices acaben mal, ya ta, pero no quiero :D.

two ghosts ; fack one shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora