2.

1.5K 233 50
                                    

Izuku no puede negar que, está muy mal sentirse mejor cuando al regresar a casa no escucha a su hijo. La seguridad que siente, saber que este está ahora con su madre, lejos de todo lo que pueda pasar es indescriptible.

Está en medio de sus pensamientos, mientras se quita los zapatos que da un salto, tomado por sorpresa, cuando su móvil suena en medio de sus bolsillos.

El número desconocido le hace levantar una ceja, y contesta, antes de pasar hasta la sala.

—Cambiaste el número

Cuelga rápido, de inmediato y apaga el aparato, sus latidos se han disparado. Ni siquiera quiere saber como es que Shoutou ha dado con su actual número.

Las lágrimas se acumulan en  sus ojos, advirtiendo, recordando que esto le afecta aún. Carraspea y levanta con cuidado algunos juguetes de Shou, que lleva a la habitación.

La casa que apenas posee lo necesario le hace emitir una carcajada seca. Siempre pensó que terminaría viviendo en una casa grande, que Todoroki y él cumplirian cada uno de sus planes, y terminaría sentado en el jardín viendo a su hijo jugar, mientras las malditas cigarras cantaban de fondo, o algo así, una de esas novelas que son sólo fantasía.

Él, Todoroki, esa mentira que le hizo abrirse de piernas, lo estúpido y ciego que fue, todo eso es parte de esa novela. Es lamentable que le toque ser el perdedor, el protagonista.

Pero sabe que es su error, más que nada, fue su error caer ante el otro chico. Fue error del destino ponerlos juntos, es un error ver esa marca que tiene cerca de la cadera que le recuerda ese tiempo cada vez que se da un baño. Lo único que nunca podrá ser una equivocación es su pequeño, al que adora por sobre la forma en que le ha tenido.

Si pudiera cambiar algo sería, a quien decidió darle como padre. Shou merece tener a dos padres, y Todoroki arrebató eso de raíz.

Prepara la cena, ordena un poco y termina tomando una siesta, porque mañana debe volver al trabajo como corresponde. Cuando despierta, se da cuenta de que es bastante tarde, cierra la ventana de la habitación y decide prender el móvil, el susto de más temprano no impide que deba comunicarse con su madre y asegurarse de que no le necesitan de emergencia en el hospital o algo así.

Deja que el aparato haga lo suyo mientras va al sanitario y cuando vuelve, le sorprende la cantidad de mensajes que parece tener sin leer.

Revisa los de su madre, suspirando porque a excepción de que Shou le extraña, el resto está bien. En el hospital no parece haber nada diferente a lo usual y finalmente, saltándose los mensajes de Uraraka, da con los de un número que le parece familiar.

Empieza con unos «No es de buena educación colgar así» y termina con «Hablaremos quieras o no, seguiré llamando Izuku», maldita sea, no puede creer que está persona parecía ser agradable hace años.

—Vete al maldito infierno—dice, mientras borra los mensajes, bloquea el número aunque sabe que eso no va a ser suficiente.

Todoroki había desaparecido de su vida en un abrir y cerrar de ojos, el día anterior había estado gimiendo su nombre, creyendo en cada palabra de amor y al día siguiente, no hubo contestación de sus mensajes o llamadas, simplemente se había ido, no estaba en su casa, y su número ya no estaba en línea, así de fácil.

Lo buscó  por días, fue a cualquier lugar donde creyera podía estar, con palabras de perdón en mente, no sabía si algo había hecho mal, pero quería arreglar lo que sucedía. Nunca lo encontró, y cuando supo que esperaba un hijo, eso lo derrumbó, porque Shoutou no dio ni siquiera una señal de vida, con el pasar de los años prefirió creer que era lo mejor.

Humo [TodoDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora