Estaba tumbada en el sofá viendo la tele y comiendo palomitas, eran las 10pm. Alguien llamó violentamente a la pueta. Gritando mi nombre. Fuí, rápidamente pero con precaución y abri ligeramente la puerta.
-Ah, Chester...¿qué haces aquí?
-No tenemos tiempo. ¿Tienes algún tipo de arma?
-No, porqué iba a tener un arma.-sacó un tipo de cuchillo que no había visto en mi vida.
-Toma, coge esto.No me preguntes solo sígueme.-salió de mi casa con provisiones, MI comida y MIS medicinas y prácticamente me arrastró a la plaza de la iglesia.-por el momento aquí estaremos a salvo, tengo algo importante que contarte.-tragué saliva e intenté prepararme para la noticia, fuera cual fuera.- no eres humana, ni tu familia tampoco.
No me lo podía creer y me empecé a reír pero él permanecía serio, y me paré.
-¿Qué soy?-pregunté con voz temblorosa.
-Eres un ángel caído, un tipo de demonio.
-N-no es posible, yo nunca haría nada malo, no es posible. ¿¡Es algún tipo de broma!?
-No, no lo es.-me miró seriamente.-tu padrino es un exterminador, aquel día solo hizo su trabajo.
-¿¡Cómo sabes lo que pasó!?no....¡no sabes nada!-se hizo el silencio, el típico silencio incómodo que se suele evitar.
Me empecé a asustar, no sabía quien era, ya no sabía nada.
-Puedes hacer metamorfósis, vives más tiempo y con la metamofósis te haces más fuerte, aunque luego no puedes integrarte...y si me lo pides puedo provocarla, es un aspecto parecido al de un humano lo que con un par de diferencias.-dijo interrumpiendo un enloquecedor silencio.
-De acuerdo, hazlo.
