tres ☼

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omegaverse


Jaebum alfa / Youngjae omega

El aroma dulce del menor parecía intensificarse más en la nariz del pelirrojo por segundos y cada vez que ignoraba sus llamados.

-Estoy ocupado, hyung –Contestó simplemente el rubio, sin apartar la vista del juego.

-¿Y no puedes pararlo un momento y prestarle atención a tu alfa?

-Ya te he dicho que es online, hyung. Una partida más y estoy contigo.

-Eso es lo que llevas diciendo toda la mañana –Susurró Jaebum, resoplando y echándose hacia atrás en el sofá.

No podía entenderlo. Youngjae debería querer estar con él y no disparando en un videojuego con ese tonto beta llamado Mark. O por lo menos dedicarle unos minutos, no pedía más. Porque Jaebum podía tener la imagen perfecta de alfa, pero cuando llegaban a casa y solo estaban ellos dos, las cosas cambiaban bastante. Sí, le gustaba mimar al menor, pero amaba mucho más que le mimaran a él. Y aunque lo que más le gustaba eran los besitos de Youngjae, ahora incluso se conformaría con que solo acariciara su pelo.

Pero no, el rubio seguía gritándole a una pantalla.

El pecho del mayor vibró de rabia, haciendo reír al omega. Acercó su rostro al cuello de Youngjae y paso su nariz por toda la extensión de este, centrándose unos segundos en besar la marca que había dejado hace meses ahí, y que había renovado por última vez días atrás.

Cuando llegó a la unión de su cuello, donde el olor del menor se concentraba, no pudo evitar lloriquear por la falta de atención, y enseguida en arrepentirse al oír la risita del omega otra vez.

-Alfa llorón.

Las carcajadas de Youngjae solo se cortaron cuando los colmillos del mayor se clavaron en su cuello, haciéndole gritar y golpearle con el codo hasta conseguir distanciarle.

-Idiota. Si querías que lo hiciéramos otra vez vete olvidando.

-No era eso lo que quería.

El pelirrojo intentaba dejarlo caer y que Youngjae entendiera a qué se refiere, porque algo que sí que odiaba era tener que pedir los mimos. Normalmente el menor solía pillar las indirectas y Jaebum conseguía evitar esas palabras que tanto le constaban, pero el omega había decidido esta vez fingir.

-Pues no sé qué quieres entonces, así que sé más claro o déjame jugar.

Youngjae se había enfadado. ¡Pero esa no era su intención! Y si antes estaba lejos de conseguir mimos, ahora mucho más. Jaebum se resignó a hacerse a la idea de que por un día iba a quedarse sin los besos y las caricias que tanto le gustan y empezó a pensar en cómo, al menos, solucionar el enfado de su omega.

Volvió a acercarse al cuello del otro con cautela y, esta vez, lo recorrió dejando besitos por todo el. Sin mordiscos ni succiones y sin pasar su lengua por la lechosa piel como acostumbraba a hacer.

-Jaebum -Le adviertió el menor.

-No quiero nada, no quiero nada -Susurró el alfa entre beso y beso.

Youngjae no volvió a decir nada y siguió concentrado en la partida, aunque su pecho vibró de satisfacción cuando Jaebum acarició también su cintura, colando una de sus manos bajo la manta que lo cubría y su camiseta.

No podía negarlo, se sentía orgulloso de oír ronronear al omega por sus caricias y le animó a ampliar su zona y llevar los besos hasta sus clavículas, luchando contra sus ganas de marcarlas al ver la palidez de estas.

Youngjae seguía aceptando todo gustoso y eso llevó los labios de Jaebum hasta su lóbulo y más tarde hasta su mandíbula, perfilando la línea marcada de esta y rozando a veces, y de manera peligrosa, sus labios.

Jaebum estaba bastante orgulloso de sí mismo. Había conseguido evitar la tentación de besar los labios del más pequeño, porque sabía de sobra que si volvía a distraerlo era hombre muerto.

Pero Youngjae le sorprendió girando mínima su rostro, lo suficiente como para unir sus labios y acabar con el autocontrol de Jaebum. Ambos se perdían en la boca del otro y el omega por fin tenía su atención en el mayor.

Un sonido de la televisión alertó a ambos, indicando el final de la partida.

Youngjae miraba al culpable con admiración, porque de qué otra forma podía hacerlo cuando el mayor se veía con un niño asustado a punto de ser regañado.

Jaebum por su parte, esperaba con los ojos cerrados los gritos del menor, pero todo lo que obtuvo fue uno de los brazos del mismo sobre de sus hombros, atrayendole hacia él y enredando sus dedos en las hebras del alfa antes de empezar otra partida.


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Solo quería publicar algo antes de que acabe el 2017 (al menos según el horario de mi país), después corregiré errores. Gracias por leer 💟

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